El planteamiento del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para el año 2025 no trae esperanzas para los más pobres. Nuevamente se deja de invertir en salud, educación y seguridad pública, justamente lo que más reclama el pueblo.
Lo que se planteó el pasado 15 de noviembre al Congreso de la Unión no es más que la continuidad de una línea electorera, que usa el recurso público para tener votantes cautivos, quienes, en lugar de recibir servicios de calidad, reciben una mensualidad que no les alcanza para salir de los indicadores de pobreza y desigualdad.
Los recortes en el presupuesto condenan a Chiapas a perpetuar la pobreza y las desigualdades que afectan gravemente a su infancia.
Para estados como Chiapas, se trata de una triste noticia, porque los recortes al presupuesto significan, en un estado con altos índices de marginación, la continuidad del asistencialismo y la pérdida de oportunidades para soñar con un mejor futuro.
La situación es particularmente peor para las poblaciones originarias, ya que de las niñas, niños y adolescentes que hablan una lengua indígena, nueve de cada diez están en situación de pobreza.
De hecho, en las localidades rurales, la pobreza extrema en población infantil y adolescente fue casi cuatro veces mayor que en las localidades urbanas de cien mil habitantes o más.
A esto se suma que la entidad no logra salir del primer lugar en pobreza de la primera infancia, situación en la que viven ocho de cada diez niños y niñas actualmente.
Aunque los datos al cierre de este año muestran que la población en pobreza pasó del 78 % a 67.4 %, la primera infancia, etapa de la vida que transcurre en los primeros seis años, es la que sufre la pobreza en mayor medida.
En Chiapas viven alrededor de 821 mil niñas y niños en primera infancia, y 79.3 % de ellos viven en una clara desventaja frente a sus pares en mejores condiciones.
De acuerdo con el Coneval, Chiapas sigue ocupando el primer lugar del país en pobreza de su primera infancia, es decir, casi ocho de cada diez niñas y niños de cero a seis años viven afectados por la pobreza.
Además, los últimos datos señalan que, tratándose de pobreza extrema, también es la primera infancia la que sufre mayor proporción en contraste con la población menor de dieciocho años y la población en general.
Al contrario del caso de pobreza, entre 2020 y 2022 la pobreza extrema incrementó 3.38 puntos.
Las dimensiones de esta pobreza comprenden las carencias al acceso a educación, servicios de salud, vivienda y sus servicios básicos, seguridad social y a una alimentación nutritiva y de calidad.
Así que más recortes sólo significan que esta situación está lejos de mejorar, y que este nuevo año 2025 que tanto ansía la población condenará la vida de los chiapanecos que claman una vida mejor.
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