Nos encontramos ya en la etapa en la que miles de alumnos culminan sus estudios en todos los niveles educativos; desde los primeros días del mes y en los días que restan estaremos viendo por todo el país eventos de clausuras; desfilarán por plazas de escuelas y algunos teatros, niños y jóvenes cargados de sueños e ilusiones.
Los mismos que durante los años de su formación escucharon las frases que sus profesores les decían haciéndoles creer que la poca educación que recibieron en las aulas les garantizaría un futuro, pero, desafortunadamente, la realidad es otra, pues fuera de esas aulas, en el México actual, las cosas no son como las pintan.
Pero justo en estos tiempos, es quizás más urgente que hablemos de la realidad que atraviesan los estudiantes, tanto fuera de las aulas como dentro de ellas, pues para nadie puede ni debe pasar desapercibido que durante los años que corren, la deserción escolar escaló drásticamente, pues según datos de la misma Secretaría de Educación Pública (SEP), en el último ciclo escolar 2021-2022, 633 mil 304 estudiantes de los tres tipos educativos (básico, medio superior y superior), abandonaron sus estudios, lo que nos posicionó como el segundo país de América Latina con mayores índices de deserción.
Según datos del portal Animal Político, el abandono escolar en la educación media superior alcanzó el 9.2 por ciento, mientras que para la educación primaria y secundaria fue de 0.4 y 2.5 por ciento, respectivamente. Los factores sociales que pueden influir en estos índices son muy diversos, pero en la gran mayoría de los casos, suele ser la falta de recurso dentro de las familias para que sus hijos continúen su preparación académica, pues con el precario salario que reciben los trabajadores mexicanos, apenas y les alcanza para comer.
Esto va obligadamente aunado a la inflación por la que México ha venido atravesando y que para el sector educativo ha sido significativa, pues el costo de los materiales escolares incrementó en un 20.4 por ciento, los libros de texto 12.9 por ciento y las colegiaturas un 9.1 por ciento, aunque en este rubro la colegiatura en bachillerato tuvo un incremento del 10.3 por ciento, y esto, hablando de la educación pública.
Y este punto suele ser un poco más delicado e importante, pues en los tiempos en los que se redactó nuestra Constitución y se comenzaba a afianzar la burguesía en nuestro país, cuando se necesitaba elevar la educación y preparación de la clase trabajadora, los constituyentes plasmaron, en tercer lugar de todos los artículos de nuestra carta magna, el acceso a una educación laica y gratuita, pero hoy, en los hechos, eso ha pasado a ser solo tinta en el papel.
Estamos atravesando un desastre educativo que es ya inocultable a los ojos de todos aquellos que no traten de disfrazar la realidad, pues oficialmente, ante el gobierno de la Cuarta Transformación este desastre no existe, tan es así que no se han preocupado por implementar medidas que ayuden a mitigarla. Y esto ocurre además en un mandato que eliminó el presupuesto para las Escuelas de Tiempo Completo, y lo pasó al programa de la Escuela es Nuestra, dicha sustitución obedece al ya gastado argumento del presidente de la República de que existía corrupción; el problema ahora, es que su nuevo proyecto no ha hecho las reparaciones ni ha actuado de acuerdo a las necesidades educativas que caen en el terreno de sus responsabilidades para siquiera intentar corregir este desastre.
Pero esto, es solo una pequeña parte de lo que deben sobrellevar los mexicanos al intentar conseguir una educación, pero la otra parte, es también grave, pues todos los esfuerzos y sacrificios de miles de familias y estudiantes que atraviesan esa odisea para concluir su preparación se ven nulificados al toparse con la realidad al culminar sus estudios universitarios, pues por un lado, no existen los empleos suficientes para ese gran oleaje de juventud, tan es así que en México el 33.4 por ciento de los egresados universitarios no cuentan con un empleo, y del resto que sí cuenta con uno, el 50 por ciento laboral en algo para lo que no estudiaron.
Pero por otro lado, aquellos que logran encontrar un empleo, aunque sea lejos del área para la que se prepararon, se ven obligados a recibir salarios bajísimos que difícilmente, en las condiciones actuales del país, les alcanzará para cubrir sus necesidades básicas.
Ante estas condiciones, y el notable abandono en el que el gobierno de la Cuarta Transformación tiene al sector educativo, es preciso hacer el llamado a padres y madres de familia, a estudiantes y maestros a que, citando lo dicho por el Secretario General del Movimiento Antorchista, el ingeniero Aquiles Córdova Morán, no se resigna a perder lo que por derecho les corresponde, organícense y protesten al lado de los antorchistas, pues siempre encontrarán a uno cerca de ustedes y dispuesto a servirlos.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario