MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Acabar con la corrupción quedó en palabras

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Es bien sabido que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador tiene como bandera de lucha “acabar con la corrupción”, es decir, dar fin a los actos delictivos cometidos por funcionarios y autoridades públicas que abusan de su poder e influencian a realizar un mal uso de los recursos  financieros del país a los que tienen acceso, anticipando sus intereses personales o los de sus allegados; acabando pues con un mal que el pueblo mexicano repudia con tan solo escuchar la palabra debido a los actos corruptivos de gobiernos pasados.

Entre todo lo que ha hecho el gobierno de la 4T para llevar a cabo su “magnífico plan” vimos que eliminó programas sociales mediante los cuales los estados ofrecían ayuda y servicios de calidad a grupos vulnerables y, en cambio, privilegió la entrega de dinero como herramienta para provocar el incremento en el consumo de los pobres, argumentando que en la entrega de los apoyos existían los intermediarios corruptos que hacían lo que querían, motivo por el que decidió eliminarlos.

Recordando una nota del periódico El Economista del 1 de septiembre del 2019, a casi más de medio año de la toma del poder por el gobierno de la 4T mencionó que se eliminaron programas que eran considerados por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) como aquellos que contribuyeron a reducir la pobreza, o bien para mejorar el acceso efectivo a los derechos, cito: “de los eliminados y que estaba comprobado, mediante evaluaciones de política pública, que eran relevantes por su contribución en la disminución de la pobreza, se encuentran el de Apoyo a la Vivienda, operado por Sedatu; el de Atención a Jornaleros Agrícolas, de Bienestar; el de Empleo Temporal, de Bienestar, SCT y Semarnat; el de Comedores Comunitarios, de Bienestar, el de Apoyo a la Comercialización, de SADER; el de Formación de Recursos Humanos basada en Competencias, de la SEP; el de Apoyos para la Protección de las Personas en Estado de  Necesidad, de Salud y el de Consolidación de reservas Urbanas, de Sedatu”.

Como podemos ver, eran programas que ayudaban un poco a contrarrestar los niveles de pobreza, con lo anterior mencionado no quiero decir que esos programas son la única alternativa que existe para salir de la pobreza en nuestro país, pero de una u otra forma lo que se tenía que buscar es una alternativa para que los apoyos no solo beneficiaran las necesidades de una persona en especial, más bien se tenía que buscar darle una mejor condición de vida a toda una sociedad (agua potable, pavimentación, luz eléctrica, drenaje, entre otros), y eso se puede hacer si se distribuye de manera equitativa el erario nacional de cada año.

Por otra parte, el gobierno creó nuevos programas asistenciales con mucho más recurso asignado en el Presupuesto de Egresos de la Federación. Por ejemplo, en 2019 se creó el programa “Jóvenes Construyendo el Futuro” el cual tenía un presupuesto asignado de 40 mil millones de pesos y por datos públicos se supo que sólo se habían ejercido 15 mil 392 millones, es decir 32% de lo que ya debió haber gastado; otro ejemplo es “Sembrando Vida”, el Congreso le autorizó un presupuesto de 15 mil millones de pesos y sólo se ejercieron 3 mil 997, es decir 39%, y ¿el dinero faltante dónde quedó?, pues claro, en sus proyectos faraónicos que ya todos conocemos, “el Tren Maya, la Refinería de Dos Bocas, el Aeropuerto de Santa Lucia” de los más sonados.

Ahora bien, el 14 de febrero del año corriente, Eliseo Rosales Ávalos escribe en El Economista una nota titulada “Andrés Manuel López Obrador, reprobado en corrupción” y en ella escribe lo siguiente: “El pez por su boca muere, Andrés Manuel López Obrador, cual fiera herida no ha podido sacudirse las críticas por la suntuosa forma de vivir de su hijo José Ramón López Beltrán. No hay presidente pobre con hijo rico”. El 3 de febrero Carlos Loret de Mola dio a conocer en el programa Latinus la vida lujosa del hijo del presidente López Obrador, y por supuesto este fue un golpe muy duro para su eslogan anti corrupción que predicó durante su campaña y ahora como presidente.

Pero hay más, “Entiéndalo don Andrés Manuel López Obrador, no nos importa si Loret de Mola es un periodista chayotero y corrupto, debe aclarar el origen de la fortuna de su hijo, aunque Loret de Mola fuera corrupto, eso no elimina los actos de corrupción en su gobierno […]  además de su ofensiva mediática, debe esclarecer el conflicto de interés de su familiar político Carolyn Adams, empresaria ligada a la empresa Baker Hugs, petrolera que tiene contratos considerables con Petróleos Mexicanos (Pemex). (El Financiero, 14 de febrero 2022)

Amable lector, esta información es de dominio público, y ustedes pueden ahondar más sobre este tema. Pero algo sí queda claro aquí, en materia de corrupción, el presidente López Obrador está reprobado, ya son muchos escándalos respecto a su familia y su gabinete y claro que debe de comprobarlos porque como presidente de la República tiene que rendir cuentas a su pueblo, el cual es el que le otorgó y lo llevó a la presidencia, sino es así, pasará a la historia, si no es que ya lo es, como el peor presidente que México haya tenido. No hay más.

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