Derivado del reciente acontecimiento social el cual causó relevancia nacional e internacional en donde aproximadamente cinco mil trabajadores de la empresa ICA Flour que participaron en la construcción de la refinería de Dos Bocas, suspendieron labores como protesta para exigir óptimas condiciones de trabajo. Al respecto, cabe resaltar que ésta es la segunda vez en el año quesucede un fenómeno de este tipo en la misma edificación; en febrero hubo un paro “a brazos caídos” para también reclamar mejores términos laborales, no obstante, el 12 y 13 de octubre del presente año, la Guardia Nacional, por órdenes del Gobierno de López Obrador, arremetió con golpes, balas de goma y gas lacrimógeno contra los miles de obreros inconformes.
En este contexto, encontramos que el principal motivo de la suspensión de actividades laborales, fue por los bajos salarios, las largas jornadas de trabajo de hasta 12 horas, lo cual es una flagrante violación a la jornada legal de 8 horas establecidas en la Ley Federal del Trabajo y también la falta de seguridad y protección para evitar contagios de la Covid-19, condiciones inhumanas que los trabajadores enfrentan a diario en la faraónica obra del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y su “Cuarta Transformación”.
Al respecto, como resultado de la brutal represión de los trabajadores por parte de las fuerzas armadas, lamentablemente hubo varios obreros heridos y algunos de los dirigentes fueron encarcelados, así sofocó el Gobierno de “la esperanza” de México el reclamo de la clase obrera, a esas personas que la 4T prometió defender a capa y espada.
Por su parte, la versión oficial del presidente de la república, en su “mañanera” se lavó las manos y se deslindó de la represión armada contra los trabajadores y de las violaciones contra los derechos humanos consecuentes, argumentando que se trató de un pleito entre dos sindicatos por el control de la obra. Pero la verdad es que, en este conflicto, a los obreros les asiste la razón al defender sus más elementales derechos laborales, a causa de la sobre explotación de empresas que buscan la máxima ganancia al costo que sea, sin importarle pasar por encima de los obreros, con la anuencia y complicidad del Gobierno federal.
En el fondo del asunto, observamos que con estas acciones se evidencia a López Obrador como un incondicional aliado de los intereses patronales, de los capitalistas explotadores, mientras que por el contrario el gobierno de la 4T se ha distinguido supuestamente, o por lo menos en el discurso demagógico, de fiel defensor de los intereses de las mayorías, del pueblo trabajador; abanderando uno de sus lemas preferidos: “por el bien de todos, primero los pobres”, a través de una campaña propagandística radical supuestamente en contra del neoliberalismo o capitalismo rapaz, de los conservadores, los tecnócratas, los fifís etc., a quienes ha acusado de favorecer a los patrones capitalistas que explotan a los trabajadores y que por medio de la “corrupción” han logrado acumular grandes fortunas y sumido al pueblo en la pobreza extrema.
Los defensores de Morena y de López Obrador argumentan insistentemente y por todos los medios a su alcance, que la 4T es un cambio real y verdadero, muy distinto como lo ha proyectado por la oposición, pero la promesa de un cambio en favor del pueblo no se ha cumplido, en tres años, AMLO defraudó la confianza de quienes lo eligieron.
Sobre la incompetencia y pasividad de este mal Gobierno, hay que pensar bien la situación, a no dejarse llevar por los cantos de sirena, de un gobernante pusilánime que de la noche a la mañana, por decreto presidencial, acabó con el “neoliberalismo”, pero lo que vemos en la realidad es a un Presidente más capitalista, sólo que ahora con máscara, que diligentemente se ha puesto su vestimenta de izquierdista que le ayuda a camuflarse, impidiendo que sus víctimas, es decir el pueblo, lo identifiquen y combatan.
Con las acciones manifestadas, es evidente que López Obrador le está mintiendo al pueblo, nos quiere hacer creer que está dando pie a la transformación del país para generar mejores condiciones de vida para quienes viven en vulnerabilidad, mientras que por debajo de la mesa es aliado indiscutible de los neoliberales, como siempre, aprovechándose del fruto del esfuerzo y trabajo de los obreros, a costa de sudor, sufrimiento, y en este caso particular, de pésimas condiciones generales de trabajo.
Por tal motivo, la lucha de los trabajadores de Dos Bocas es legítima y López Obrador debe de corregir su actitud en favor del pueblo mexicano; y dejar de reprimir la legítima protesta de los trabajadores. Así se explica, en fin, tanta saña y persecución contra el Movimiento Antorchista, única organización quecuestiona a fondo el modelo neoliberal inicuo y propone su cambio mediante la educación política y lucha organizada del pueblo marginado, porque sólo así se podrá hacer justicia social.
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