MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Violencia a punto de desbordar en Oaxaca y el Istmo

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Hace unos 10 años, todavía un asesinato, a plena luz del día, era una verdadera noticia agobiante en la sociedad, se convertía en un hecho condenado y se exigía castigo a quien resultara responsable; sin embargo, ahora, las muertes violentas en Oaxaca se han vuelto tan comunes que ni siquiera son noticia en algunos medios y menos existe la posibilidad de que la ciudadanía exija justicia.

El hecho y la manera tan cruel de arrancarle la vida a una persona no debería pasar desapercibido por la sociedad entera, deberíamos de combatirlo en sus manifestaciones y causas que amenazan la vida humana.

Cierto es que el homicidio con violencia no es un fenómeno social y delictivo propiamente de Oaxaca, es un problema a nivel nacional, pero la particularidad importa para comprender a detalle el tema. Como es del conocimiento de la mayoría, la violencia entre humanos siempre ha existido en la historia, unas veces de un individuo contra otro, de un grupo contra otro y de pueblos enteros; de países contra otros.

Las razones de esa violencia son variadas, algunas de ofensas a la dignidad y orgullo, de venganzas, las psicológicas, las políticas y económicas. En México parece haber coincidencia entre los analistas y los encargados de la seguridad federal y estatal, en que la que azota al país, de manera más destacada, obedece a un problema económico, de grupos que pelean el mercado por la venta de drogas.

Partiendo de este planteamiento, de que la causa principal de la violencia actual es de índole económico, tendremos que reconocer entonces que es una causa estructural que tiene que ver con el modelo económico; es decir, la forma en que está organizada la sociedad para producir, distribuir y repartir la riqueza. Visto desde este punto de vista, es claro, pero a la vez un proceso complicado, cambiar el modelo económico para curar de fondo el mal; sin embargo, a la luz de la realidad y de los altos índices de violencia, es urgente comenzar a trabajar en ello y al mismo tiempo con medidas inteligentes, frenar las manifestaciones que brotan por los grupos criminales. 

Oaxaca no figuraba dentro de las entidades más violentas; sin embargo, en las últimas fechas se ha disparado la inseguridad en las calles y colonias de algunas regiones. Según el Imparcial del Istmo, durante el primer cuatrimestre del presente año, en 15 municipios se concentró el mayor número de homicidios dolosos; Juchitán de Zaragoza, en la región del Istmo de Tehuantepec, es el más violento; de 21 carpetas de investigación que inició la Fiscalía General del Estado, 12 fueron por homicidio de hombres y nueve de mujeres; le sigue Santo Domingo Tehuantepec, con 15 casos de los cuales 14 fueron hombres y una mujer; Oaxaca de Juárez, reportó 14 casos, todos fueron hombres; Santiago Pinotepa Nacional, con 12 homicidios dolosos  de hombres; en Huajuapan de León, se contabilizaron nueve asesinatos de hombres; Santa María Colotepec ocho; San Juan Cotzocón ocho, de los cuales cinco fueron hombres y tres mujeres.

En Matías Romero y Santa Cruz Xoxocotlán sumaron seis homicidios dolosos de hombres respectivamente. Con estas cifras la región del Istmo de Tehuantepec se convirtió en la más violenta en homicidios dolosos de hombres, con 60 casos, por lo que concentró el 26 por ciento; le sigue la costa con 57 casos con un 24 por ciento y valles centrales con 52 casos con el 22 por ciento. De los homicidios dolosos de mujeres, la región más violenta también fue el Istmo de Tehuantepec con 17 casos, con 45 por ciento; después la Costa con el 16 por ciento y Valles Centrales con cinco, con el 13 por ciento. Por su parte, el secretariado ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública  (SNSP) contabilizó de enero a abril, 225 homicidios dolosos en el estado,  de los cuales 182 se cometieron con arma de fuego, 22 con arma blanca y 20 con otro elemento.

De seguir así, se desbordaría la violencia en Oaxaca y en la región del Istmo, como ya sucede en varias partes del país. Como el problema es de carácter nacional, le corresponde al Gobierno federal, con el apoyo del Gobierno local lanzar un plan serio para atender el tema; pero hasta ahora, ni uno ni otro se han pronunciado sobre qué política seguir porque la de abrazos no balazos ha fracasado rotundamente. 

El Gobierno federal no puede alegar oposición a su política porque la región del Istmo es, curiosamente, gobernada en su mayoría por morenistas, es esta ¿la referencia de como gobierna Morena? Y si es así ¿qué nos espera si ganan la gubernatura?

¿No hay nada que podamos hacer como ciudadanos? ¿Nos quedaremos esperando como el miedo invade nuestros hogares y Oaxaca adquiere el carácter que narra  Dante Alighieri en el infierno de la Divina Comedia?  Creo que hay mucho por hacer, en primer lugar, entender que ha fracasado el gobierno federal en su plan contra la inseguridad y la violencia y  que nos organicemos para exigirle un plan nuevo, distinto a la de ahora, un plan que incluya la participación del  Gobierno del Estado, los Municipios y la organización civil para salvaguardar nuestras vidas. 

En segundo lugar, organizarnos para luchar por un gobierno distinto, uno que tenga como meta cambiar la estructura económica de las sociedad, que ponga como su prioridad producir para satisfacer la necesidades de los mexicanos y que garantice la salud, la educación y la vivienda, en fin, un gobierno que le dé las condiciones a las empresas para crear empleo y generar riquezas, pero que garantice el ingreso bien remunerado a los obreros y campesinos. 

La realidad nos está empujando a eso y el Movimiento Antorchista está listo con su proyecto de país, o hacemos algo ahora, o mañana será tarde para regresar del lugar  tan escabroso por donde nos estamos encaminando. Por ahora, no  es cierto que en Oaxaca sea un estado en paz. 

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