La mentira es un recurso utilizado recurrentemente por muchos políticos y, sobre todo, por gobernantes, los que manejan datos, cifras, hechos que no se apegan a la realidad. Mienten con el fin de obscurecer la mente del ciudadano común y corriente, haciéndole creer a éste promesas que no se llevarán a cabo nunca, o deformando una áspera realidad que vive, pintándola de color rosa. Lo anterior con el fin de obtener ventajas tales como acceder a puestos de elección popular, mantenerse en el poder y, en última instancia, la obtención de beneficios de carácter económico personales. Es muy frecuente, pues, que gobernantes deformen la realidad económica y social que se vive en un país con el fin de mantenerse ellos y su grupo en el poder político. Maquillan y embellecen la realidad con datos económicos que no son comprobables, con cifras falsas sobre seguridad, sanidad, etc. Pues bien, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es un buen ejemplo de este tipo de espécimen político.
En psicología existe un estado patológico mental del individuo denominado pseudología fantástica (más conocida como mitomanía), la cual consiste en que el individuo miente de manera recurrente y espontáneamente con el fin de conseguir un beneficio, la atención o admiración. Ya es vox populi que el presidente es alguien que le gusta mentir al por mayor. Hay profesionales que se han dedicado exclusivamente a contabilizar el número de mentiras completas o a medias que se han hecho en sus famosas mañaneras. La consultoría SPIN ha revelado que López obrador en lo que va de su mandato ha hecho 61,079 afirmaciones que resultan no verdaderas, superando con esto al exmandatario norteamericano, Donald Trump, quien en sus cuatro años de gobierno dijo 30, 579. En su tercer informe de gobierno que el presidente rebaja al nivel de una de sus conferencias mañaneras, según la misma consultoría SPIN, este hizo 88 afirmaciones falsas, engañosas o no comprobables.
Dice un dicho, que “hay que tomar las cosas de quien venga”. Pues bien; nuevamente en una gira por el estado de Chiapas, López Obrador atacó a Antorcha Campesina a la que acusa de despachar en las oficinas de la Secretaría de Agricultura, textualmente dice: “¡Imagínense!, ¿cuánto entregaba la Secretaría de Agricultura a organizaciones como Antorcha Campesina?, era rehén, la Secretaría de Agricultura”. Pero no aporta ninguna prueba para tales afirmaciones. Para cualquier persona que escucha al presidente pudiera parecer que éste dice una verdad irrefutable, pues no lo dice cualquier hijo de vecina, sino el jefe del Ejecutivo, persona que por lo menos en teoría debiera representar por su investidura toda la seriedad al tratar los temas de interés del país.
Como todo mundo sabe, los programas de gobierno de las distintas dependencias, entre ellas los de la Secretaría de Agricultura, están regidos por estrictas reglas de operación en donde se establecen a quién y bajo qué requisitos se pueden otorgar los apoyos. Además, estos deben entregarse directamente a los beneficiarios una vez que estos cumplen los requisitos. Por eso afirmar sin más ni más que Antorcha se benefició con recursos de la Secretaría de Agricultura es la mayor falsedad, y, peor aún, la mayor perfidia y abuso de poder del mandatario.
¿Cuál es la razón que tiene AMLO de atacar a Antorcha? Pues simplemente desprestigiarla ante la opinión pública, pues la considera una enemiga política que le estorba para sus fines de dictador en ciernes. Antorcha ha denunciado con datos duros la difícil realidad que vive nuestro país en el terreno económico, político y social bajo la 4T. Antorcha es la única que ha denunciado la política económica errática y de ocurrencias que ha llevado a la crisis económica que vive el país con falta de empleos, falta de crecimiento económico; la única que ha denunciado el genocidio ocasionado con el mal manejo de la pandemia por coronavirus; la única que ha denunciado que este gobierno va hacia una dictadura, pues se quiere controlar o desaparecer instituciones como el INE. Antorcha, pues, es quien le ha hablado con la verdad al pueblo. Por eso no podemos esperar otra cosa (los ataques furibundos a Antorcha) de un presidente falto de toda autocrítica y, sobre todo, falto de defender los intereses de las grandes mayorías.
¿Qué es en realidad Antorcha Campesina? Es la organización social y política más importante y más estructurada que aglutina a miles de hombres humildes del campo y la ciudad. ¿Con qué objetivo? Con el único objetivo de que los pobres mejoren sus lastimadas condiciones de vida, logrando que se mejoren caminos, que se construyan escuelas, clínicas, se electrifiquen sus colonias, entre muchas otras mejoras. ¿Cuáles son sus métodos de lucha? Organizar, concientizar y llevar a la lucha a los trabajadores. Todo esto no le gusta al señor presidente. Por eso la acusa, difama y pretende acabar con ella. Y por eso su afirmación de que Antorcha “tiene de rehén a la Secretaría de Agricultura”, no es más que una de sus más de 61 mil mentiras.
El país está en una profunda crisis económica, social y política. La realidad no se puede esconder con los “otros datos” del señor presidente. Antorcha seguirá denunciando el estado que guarda nuestro país. Pero, sobre todo, seguirá organizando y haciendo su labor de concientización entre los pobres a fin de que se logre un país más justo para los que generan la riqueza.
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