MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Aniversario 25 de los mártires antorchistas

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Todo cambia. Y esta verdad tan sencilla y popular pocas veces se comprende cabalmente y, por tanto, pensamos que eso no determina nuestra manera de pensar y actuar, pero no es así. Comúnmente consideramos que las personas, las cosas, las situaciones, nuestra forma de vida, etcétera, van a continuar como siempre, sin grandes cambios que modifiquen nuestra conducta. Pero no es así. En ocasiones tomamos decisiones o realizamos acciones lejanas y aparentemente ajenas a nosotros, pero la actuación o decisiones de terceros modifican totalmente nuestro entorno y nos obligan también a cambiar.

Con organización se pudo construir un Nuevo Chimalhuacán, con organización se podrán recuperar los logros del pasado y con organización enfrentaremos cualquier nuevo intento de retroceso político.

Hace 25 años los habitantes de Chimalhuacán, hartos de la injusticia, marginación y atraso en que vivían, impulsaron el Proyecto Nuevo Chimalhuacán, encabezado por el Movimiento Antorchista Nacional, dignamente representado por ese hombre extraordinario que durante mucho tiempo había demostrado, en los hechos, su genuino interés por el progreso y bienestar de los habitantes de ese municipio mexiquense: Jesús Tolentino Román Bojórquez.

No vamos a mencionar todo lo logrado pues, además de extenso, no es necesario porque todos los habitantes del propio municipio lo vivieron y los vecinos de otros municipios también lo vieron y se beneficiaron con algunas obras, sobre todo las culturales y recreativas, y constataron con innegable envidia ese progreso. Solo diremos que fue tan amplio y profundo el cambio, que a Chimalhuacán se le calificó de municipio modelo a nivel nacional y a su presidente, Román Bojórquez, como uno de los mejores en la entidad y también en la escala nacional.

Sin embargo, toda la obra pública realizada, todos los servicios cubiertos, todas las alternativas educativas creadas y tantos problemas resueltos no fueron suficientes para que el interés individual se tornara en interés colectivo, y el partido en el poder federal, ansioso por controlar todas las autoridades en todo el territorio nacional, se aprovechó del egoísmo y la mezquindad de buena parte de los chimalhuacanos y, con ayudas económicas que no eran sino viles sobornos, corrompió la participación electoral y ganó la presidencia municipal.

Todo cambia, pero no siempre para bien. Tampoco es necesario enumerar aquí los hechos que han convertido a Chimalhuacán en una tragedia para sus habitantes con la administración municipal de Morena; baste decir que el municipio ocupa ¡el quinto lugar nacional en inseguridad! Y también son sus habitantes la mejor prueba de esto porque lo viven a diario.

Todo cambia. Por ello, ya son miles los que han reconocido el tremendo error cometido al preferir las migajas a sentarse en el banquete, y ahora muchos se plantean recuperar lo perdido: tener autoridades que verdaderamente estén con el pueblo y luchen junto con él por su progreso y desarrollo.

Pero estamos obligados a decir que eso no es lo más importante, pues podría repetirse la historia de poner en la presidencia a gente que les prometa el cielo y las estrellas y que a la postre no resulte cierto.

Para que tal cosa no suceda, los habitantes de Chimalhuacán deben recordar que tienen la gran experiencia de lo que puede alcanzar el pueblo organizado y, por tanto, entender que lo más importante para la gente debe ser su organización, pues ella no sólo le permitirá lograr mejores condiciones de vida, sino un cambio en su forma de pensar, anteponiendo el beneficio colectivo al malsano y temporal provecho individual.

Este 18 de agosto miles de habitantes recordarán a los héroes que ofrecieron su vida para que Chimalhuacán cambiara. Su muerte fue necesaria porque la historia muestra que los grandes cambios sociales tienen que pagar su cuota de sangre. Y el cambio social se logró por eso.

Los mártires antorchistas, donde estén, sabrán que fueron semilla fructífera en beneficio de todo el municipio y la región. Recordarlos ennoblece.

Pero no es suficiente. Hoy, cuando el municipio enfrenta una situación igual o peor a la que se combatió hace 25 años, todos debemos reconocer que la experiencia más importante para nosotros, para el pueblo pobre de México, es la correcta valoración del importante papel que juega la organización. Con ella se pudo construir un Nuevo Chimalhuacán, con ella se podrán recuperar los logros del pasado y, finalmente, con organización enfrentaremos cualquier nuevo intento de retroceso político.

Chimalhuacán fue ejemplo de desarrollo social para todo el país; le toca ahora ser modelo de organización social para que los cambios sociales perduren y avancen. Mañana deberá ser ejemplo de organización política para contribuir al cambio político y social de todo México. Todo cambia.

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