MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Ante la pauperización de la población, ¿habrá algo que festejar?

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El Día del Padre, así como el del niño, del abuelo e incluso el de la madre, son todos estrategias que implementa el sector empresarial con un fin doble: por una parte, hacerle creer a la sociedad que están preocupados por la familia y cada uno de sus elementos, por ello se les celebra.

Vale decir que al capitalismo no le importan los sentimientos de las personas; al capitalismo lo impulsa su sed de ganancia, esa misma que lo empuja a destruir la naturaleza o hacer guerras con tal de incrementar sus riquezas.

Morena no es la esperanza de México; la esperanza de los mexicanos debe estar en una organización popular que verdaderamente represente los intereses de los trabajadores y sus familias. Esa organización es Antorcha.

Carlos Marx ya había señalado en el Manifiesto del Partido Comunista que:

“La burguesía ha desgarrado el velo de emocionante sentimentalismo que encubría las relaciones familiares, y las ha reducido a simples relaciones de dinero”. Eso le importa a la burguesía: dinero y más dinero.

Por otro lado, es la oportunidad perfecta para obtener jugosas ganancias al vender los bienes y servicios que, según la mercadotecnia, son la mejor manera de demostrar amor a los seres más entrañables.

¿Sólo se necesitará un día para que el padre, profesor, médico, abuelo, etcétera, sea feliz u homenajeado? Por supuesto que las profesiones y los miembros de las familias merecen admiración y respeto, pero también deberían disfrutar de una vida plena en todos los sentidos. Lo cierto es que el pueblo mexicano está muy lejos de gozar de una vida decorosa.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) señala que en México, hasta 2020, había 56.2 millones de personas que vivían en situación de pobreza. Por su parte, el Gobierno de AMLO asegura que la pobreza disminuyó. ¿Y qué dice la realidad?

Dos hechos que tienen lugar cotidianamente en los cinturones de pobreza que hay alrededor de las grandes urbes servirán para ejemplificar. Es frecuente ver a cientos de personas que adquieren en los tianguis mercancías de mala calidad y, no en pocas ocasiones, compran verduras casi descompuestas o ropa usada que ha sido utilizada muchas veces.

Mucha gente vive de fiado, gracias a la buena voluntad de unos y al afán de lucro de otros. Pude observar recientemente en un tiendita la siguiente escena: Dos niñas que llegaron muy sonrientes a comprar un tubo de galletas Marías fueron increpadas por el intendente, quien con voz suave pero enérgica les dijo:

“Díganle a su papá que pase a verme porque su cuenta ya creció mucho y ya no le voy a prestar”.

Como siempre, la realidad termina por ser el criterio último de verdad, y entonces lo que diga la Cepal y lo que dice AMLO son mentiras y nada más.

Araceli Damián, profesora-investigadora en el Colegio de México, señala que son más de 90 millones los mexicanos que sufren pobreza. Únase este dato a los dos ejemplos citados y muchos otros, como aquel en que la falta de atención médica y medicamentos provocó el 20 % de los fallecimientos en 2020.

Así las cosas, será imposible no llegar a la conclusión de que en nuestro país la pobreza la padecen millones y millones de seres humanos.

La permanencia en el Gobierno de Morena no cambiará en absoluto la suerte de los mexicanos. Prueba de ello son las declaraciones de la presidenta electa: en sus discursos no dijo esencialmente nada distinto a su mentor, de lo que se deduce que habrá más de lo mismo.

Morena no es la esperanza de México; la esperanza de los mexicanos debe estar en una organización popular que verdaderamente represente los intereses de los trabajadores y sus familias. Esa organización es Antorcha. 

Este movimiento ha hecho un diagnóstico científico de la realidad y sabe bien que lo que hay que hacer es cambiar el sistema económico y social, sustituirlo por uno en el que se privilegie la repartición de la riqueza entre quienes la producen y al mismo tiempo se garantice el acceso universal y gratuito a la salud, educación, cultura, recreación, etcétera.

Por tanto, si queremos que todos los días la gente sea feliz, debemos cambiarlo todo, y no lo podremos lograr si no estudiamos la realidad científicamente y si no juntamos las voluntades de todos los que desean que nuestra patria sea un lugar verdaderamente lleno de oportunidades para todos.

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