En este momento, la mayoría de la población mundial está enterada del “conflicto” entre Israel e Irán; ponemos conflicto entre comillas porque se trata, más bien, de una nueva agresión de Israel contra Medio Oriente: en estos últimos meses, la masacre contra indefensos palestinos, el ataque a los altos mandos de Hezbolá en Líbano, la invasión de una parte de Siria después del derrocamiento de Bassad Al Hassad y, el 13 de junio, un ataque contra Irán. Todos estos hechos, por cierto, violando el derecho internacional. A continuación, algunos apuntes al respecto de este último suceso.
No se nos olvide la importancia geoestratégica de Palestina y de un Medio Oriente vasto en recursos, y una ruta muy accesible para el paso de mercancías de todo el mundo.
¿Cómo se dio la operación israelí? El Mossad, que es el servicio secreto israelí, tiene el dinero y la capacidad de espiar a prácticamente todo el mundo. ¿Cómo lo logra? El dinero le abre muchas puertas, y así tiene agentes o agentes dobles por todo el mundo —y no son nada baratos, por cierto—; el dinero sale de los impuestos de los estadounidenses.
El Mossad infiltró agentes para lanzar drones y destrozar los radares iraníes, para que no detuvieran los misiles y los aviones. Todos ellos pasaron por el espacio aéreo sirio. Sumado a eso, los misiles tenían una dirección muy precisa: las fábricas de producción de misiles, los altos mandos militares iraníes y las plantas de energía nuclear. El planteamiento era muy sencillo: decapitar para ganar.
La operación era similar a la del Líbano, pretendiendo debilitar a su enemigo matando a sus líderes. Israel apostaba a que la oposición al gobierno iraní (que es real) hiciera el trabajo sucio y pidiera la destitución del gobierno; sin embargo, no conocen al pueblo iraní, y lejos de apostar por el arribismo, se sumaron a la indignación y condena contra Israel, porque también murieron civiles, pues el pueblo iraní es un pueblo orgulloso de su país.
¿Por qué la operación israelí no tuvo éxito? Las plantas nucleares iraníes están pensadas para sostener los bombardeos israelíes: están ubicadas subterráneamente, a cientos de metros bajo el suelo, y resisten el tipo de misiles y bombas que puede lanzar Israel. Sólo las bombas estadounidenses podrían alcanzarlas. Lo que alcanzó a bombardear Israel era una planta al exterior, donde se encontraban científicos.
Además, el alto mando militar iraní está preparado para estos momentos: tienen un plan por si todos los altos mandos mueren, y aunque pudieron reorganizarse, evidentemente hubo consecuencias al interior. Las bases de lanzamiento de misiles también son subterráneas.
La segunda ola de defensa iraní se activó al detectar el lanzamiento de misiles. La República Islámica tiene la capacidad de realizar contrainteligencia, y se sabe que han “desmantelado múltiples células de espionaje, causantes de la mayoría de las explosiones recientes”. En conclusión, Irán estaba preparado para un ataque israelí; claro que fueron sorprendidos, pero se pudieron reorganizar.
¿Cuál es el argumento para atacar a Irán? No lo hay. Existe una insistencia permanente de que, desde hace más de cuarenta años, Irán desarrolla un programa nuclear para tener una bomba atómica. Eso nunca ha sido demostrado, pero tampoco sería imposible de hacer, dado que Israel tiene noventa armas nucleares y amenaza constantemente con lanzarlas contra Irán, Líbano o Siria.
Ininterrumpidamente, Estados Unidos, la Unión Europea e Israel han presionado a Irán para que desista de su programa nuclear, y por eso mandaron a asesinar a los científicos iraníes y pusieron un bloqueo económico. Nada resultó hasta el momento.
Para amortiguar la presión, Irán aceptó que la OIEA (Organismo Internacional de Energía Atómica) hiciera una supervisión a sus instalaciones estratégicas. No contaban con que eso serviría para que Israel aprovechara esa “inspección” para recopilar información que sirviera para atacar. La OIEA no pudo determinar que Irán estuviera desarrollando armas nucleares. Poco sirvió que la inspección se hiciera, pues al otro día Israel ya estaba bombardeando Irán.
Algo queda claro: Estados Unidos no quiere al gobierno iraní, ni a nadie que no se alinee a sus intereses. El pretexto es lo de menos. Lo importante es que quieren que Irán se someta al poder gringo y que deje que sus recursos naturales los administren las grandes trasnacionales gringas.
¿Hubo apoyo de Estados Unidos en esto? Sería absurdo pensar que, como dijo Donald Trump, “nosotros no estamos implicados en el ataque”, aunque dijo que sí estaba enterado. Recordar que, en política, valen las acciones, no las declaraciones. Desde el momento en que Estados Unidos financia a Israel (sin ese dinero no podría sobrevivir ni un año), está implicado, pues paga las armas y el servicio secreto israelí.
La OTAN y Estados Unidos apoyaron con logística, filtraron información a través de sus patrullajes en la frontera iraní (OTAN) y de sus satélites (Estados Unidos). Sólo quien no quiera darse cuenta pensará que Estados Unidos no está implicado en un ataque que se paga con su dinero. Pero si así fuera, al final, tanto Europa como Estados Unidos están apoyando a Israel y salen a declarar que Irán es el culpable de todo esto.
¿Cuál fue la respuesta iraní? Pasaron 72 horas de la agresión, y la nación persa (Irán) contestó con 300 misiles y 100 drones, posteriormente con más misiles y algunos misiles hipersónicos, y hasta el momento ha seguido bombardeando diariamente a Israel. Cuando Israel volvió a atacar, fueron derribados dos aviones caza israelíes.
Como dijimos arriba, el Estado Mayor iraní fue capaz de reorganizarse rápidamente. Tel Aviv (capital de Israel) fue alcanzada por misiles, y se habla de víctimas civiles de Israel (poco se dice de las de Irán, por cierto). Lo que no nos dicen los medios de comunicación convencionales es que Israel tiene por escudos humanos a su población. Me explico.
Todas las instalaciones militares están en conjunto con las civiles, hospitales donde se atiende tanto a militares como a la población, la Cúpula de Hierro (el sistema de defensa aérea israelí) está ubicada en una zona de población civil, en la Universidad de Haifa hay operaciones de las Fuerzas de Defensa Israelí (FDI).
La Cúpula de Hierro es efectiva contra misiles de corto alcance, pero contra un ataque masivo como el de Irán demostró no ser tan eficiente. El daño hubiera sido mayor sin el apoyo de Inglaterra, que derribó drones y misiles iraníes. Israel no se enfrenta contra un enemigo fácil, y por eso su desesperada petición de que Estados Unidos intervenga.
¿Por qué puede violar el derecho internacional Israel? El aparato permanente de comunicación mundial permite intentar crear otra narrativa, pero la verdad es que Israel es un estado satélite de Estados Unidos que pretende dominar Medio Oriente y desestabilizar permanentemente la región, con varios objetivos de paso.
Primero: al estar constantemente en conflictos armados, se permite probar las armas creadas por Estados Unidos. Al mismo tiempo, les enseña a sus posibles compradores qué tan efectivas son sus armas, tanques y misiles.
Sumado a ello, el erario estadounidense paga a las empresas de armas gringas cuantiosas sumas de dinero por el armamento, y estas empresas financian las campañas de los políticos gringos.
No se nos olvide la importancia geoestratégica de Palestina y de un Medio Oriente vasto en recursos, y una ruta muy accesible para el paso de mercancías de todo el mundo.
¿Qué nos espera después? Primero debemos considerar que este conflicto es producto del actual orden mundial, en el que Estados Unidos era el amo y señor; ahora, con la posibilidad de un mundo multipolar, Estados Unidos no quiere perder tan fácil su hegemonía. Seguramente el conflicto escalará hasta que este país sienta que puede perder más de lo que ha invertido; poco le importan las vidas humanas.
Lo que nos debe quedar claro es que no hay una bolita mágica para conocer el futuro. Lo cierto es que, en estos y otros países, seguirá habiendo conflictos mientras el dinero sea el motor de la economía mundial. Vender armas es un gran negocio y tiene como consecuencia más y más muertos; mientras ellos ganen, poco importa lo demás.
Este suceso no es una guerra de ninguna manera: es un plan metódico para debilitar la oposición en el mundo. Es una advertencia para los rebeldes —Rusia, Bielorrusia, Corea del Norte, Burkina Faso, Cuba y Venezuela— de lo que les puede pasar. Ahora toca a los pueblos del mundo despertar, exigir que los imperialistas detengan su ambición, porque mañana será demasiado tarde para detener al Moloch imperialista.
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