Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México presenta la esperanza de vida más baja de las naciones que integran esa organización. La pandemia de covid-19 logró impactar la esperanza de vida de los mexicanos, la cual bajó cuatro años, al pasar de 75 en 2019 a 71 en 2021, seis años menos que el promedio de la OCDE, que es de 81.
El matemático Raúl Rojas González, de la Universidad Libre de Berlín, en su artículo publicado el 9 de febrero de 2023 en la revista de ciencia, internacional y salud, “Nexos” estima que la cifra esperada por el gobierno, de 16 mil mexicanos muertos este año por el virus, sea muy superior y se estaría hablando de unos 63?000 decesos por Covid-19 en 2023, pues desgraciadamente vuelve a haber un gran subregistro de contagios y de víctimas en México, por lo que tenemos que operar con estimaciones plausibles.
Con base en cálculos matemáticos, el científico también destaca que a tres años de la pandemia, la esperanza de vida de los mexicanos bajó de 75 a 74 años. Los dos últimos años han mostrado que la letalidad del virus ha ido bajando progresivamente. Así que hay todavía una combinación de factores que todavía no nos permite hacer un cálculo más preciso de la esperanza de vida de 2023 en adelante.
Ahora bien, si en México queremos aumentar la esperanza de vida, Rojas González señala que el verdadero secreto es invertir en el sistema de salud. Hay una diferencia abismal en el gasto per cápita en salud entre diversos países. Eliminando inflación y considerando las diferencias de nivel de precios entre ellos, son claramente visibles las diferencias de México con Japón, Dinamarca y Suiza.
La relación entre la esperanza de vida y el gasto en salud es lineal. La proverbial Dinamarca pasó de 74 años de esperanza de vida en los setenta, a 80 años, duplicando el gasto per cápita en salud. Suiza pasó también de 74 años a más de 82 años de esperanza de vida, triplicando el gasto per cápita en salud.
En México la esperanza de vida era de 75 años y si nos moviéramos a lo largo de la curva de Japón, para llegar a 82 años de esperanza de vida, tendríamos que triplicar el gasto per cápita en salud. Chile lo ha logrado maravillosamente: en ese país la esperanza de vida es de 80 años y el gasto per cápita en salud es menor al doble del de México.
El gran secreto para una larga vida consiste en que nuestro país resuelva la asignatura pendiente y comience a invertir más en la salud de todos sus habitantes. Eso cubre el 92.3 por ciento de los problemas asociados con la esperanza de vida. Para el resto, con la covid-19 hay que seguir teniendo cuidado, utilizando las mascarillas, sobre todo en lugares cerrados, y manteniéndose al día con las dosis de vacunas.
Raúl Rojas subraya que las vacunas han ayudado a que la pérdida de esperanza de vida no sea tan aguda; hay que seguir utilizándolas. Se deberían liberar las vacunas en México para que los hospitales públicos y privados, así como las clínicas con personal capacitado, las puedan aplicar, como ya se hace en muchos países.
Pero todos sabemos que a más de cuatro años de gestión del presidente Andrés Manuel López Obrador, México se encuentra en un desastre sanitario derivado de sus pésimas políticas económicas. El colectivo de científicas y científicos sociales, mayoritariamente economistas “México Cómo Vamos” advierte que los servicios públicos fuera de la seguridad social suelen ser más limitados, en particular con la cancelación del Seguro Popular, ya que cubría 294 intervenciones en primero y segundo nivel de atención y 66 intervenciones de alta especialidad, más 151 intervenciones específicas para los menores de 5 años de edad.
Por lo tanto, hoy en día, millones de personas carecen de la protección social en salud, un derecho plasmado en nuestra Constitución. Esta situación profundiza la brecha y genera grandes desigualdades, como las asociadas al estatus laboral de las personas, su nivel socioeconómico, o lugar de residencia. Por ejemplo, INSABI e IMSS Bienestar gastan menos por paciente que los otros subsistemas, pero aún entre aquellos con seguridad social hay enormes desigualdades.
México Cómo Vamos registra que gracias al Sistema de Protección Social en Salud y su brazo operativo el Seguro Popular, la proporción de personas con carencia en el acceso a servicios de salud se redujo de 38 por ciento a 16 por ciento entre 2008 y 2018, pero al cancelarse éste, la proporción de personas desprotegidas se elevó a 28 por ciento en 2020. Esto contrasta con la intención expresada por el gobierno actual de garantizar la protección social en salud para todos, incluyendo medicamentos gratuitos.
El pueblo de México tiene que saber que por ahorrar con el INSABI, la 4T está bajando la esperanza de vida de los mexicanos. Como bien lo indican los expertos, la solución no es regresar al Seguro Popular, sino avanzar hacia un esquema verdaderamente universal de servicios de salud. Pero para lograrlo se requiere un proyecto superior a Morena, que se proponga acabar con la desigualdad y con la pobreza que está causando todos los males del país, un proyecto de país distinto, que coloque en el centro de sus preocupaciones los problemas, las necesidades de la gente, precisamente el reparto equitativo de la renta nacional y la atención de otras demandas de la gente como son la salud, la educación, la vivienda, y todos los servicios urbanos que ésta necesita para vivir bien.
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