MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Campo agrícola de Vizcaíno, BCS, campo de explotación

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El 29 de octubre salió una nota en la redacción del medio https://www.bcsnoticias.mx/, el encabezado decía lo siguiente: “denuncian a rancho de Vizcaíno por malos tratos; un campo ‘al estilo Nazi’, acusan”. El cuerpo de la redacción se menciona “en redes sociales circula una denuncia anónima, donde se le acusa al rancho Santa Martha –ubicado en Vizcaíno, Mulegé – de malos tratos al personal que labora empaquetando tomates; ‘que alguien nos saque de este campo al estilo Nazi’, mencionan”. La nota recoge la queja de un empleado, que asegura que lleva unos meses trabajando, y aunque no fue obligado, asegura que si fue engañado por la persona que lo contactó y que se arrepiente de venir a “probar”. La nota recoge la queja de que el empleo es muy mal pagado, la jornada es de 16 horas y que además el trato de los superiores es malo. Dicho medio no aporta más datos sobre esta situación, pero la forma en que describe el problema nos debe conducir a reflexionar sobre el mismo, ya que es una realidad en la que viven miles de mexicanos humildes.   

Leyendo esta nota se me vino a la memoria un caso similar que escuché de unos conocidos y familiares, esto hace muchos años antes de venir a Baja California Sur. Esta situación la vivieron en San Quintín, BC. Escuché en la voz de estos familiares anécdota de este tipo. Las personas en cuestión narraban que en San Quintín las condiciones laborales eran pésimas, los metían amontonados en casitas de láminas que en tiempo de calor se convierte en un infierno por las altas temperaturas. Decían que cuando alguien se enfermaba no los dejaban (no los dejan) reposar como lo exige la enfermedad, mientras pudieran seguir caminando los mandaban a los surcos a cortar tomate, chile o lo que estuvieran cosechando. Con respecto al pago, a parte del mísero salario que les daban, lo hacían en forma de cheque y la única forma de hacer válido el papel es cambiarlo por productos en una tienda que estaba ubicado en el mismo lugar (controlado por los propietarios, pienso yo). Comentaron que para poder comer durante la semana se ven obligados a sacar créditos en la misma tienda, deuda que pagan cuando reciben su cheque, lo que hace imposible el que puedan ahorrar un dinerito para poder regresarse a sus casas. Vinieron en busca de dinero, regresaron con más pobreza. 

Esto, en aquel entonces no le daba mucha importancia porque no sabía que existía algo que se llama “explotacion”. Pero hoy en día sé que los dueños de los medios de producción, en este caso de tierra, compran la fuerza de trabajo de los trabajadores por un salario de hambre y los ponen a trabajar, en el caso de los campos agrícolas, con largas jornadas; de esta manera los patrones obtienen grandes ganancias. Primero, porque la mano de obra les sale muy barato, por lo que pueden contratar a muchos trabajadores sin que el costo sea muy elevado. Segundo, porque como trabajan en jornadas muy largas, los trabajadores producen mucho más de lo que les pagan y la diferencia se lo quedan los dueños, que a los ojos de los jornaleros se hacen más ricos. Estos es explotación. A esto se le agrega que estos señores de la tierra no invierten en cuartos dignos para que los trabajadores descansen bien, no gastan en el cuidado y en la salud de estas familias humildes. En pocas palabras, toda la ganancia se lo quedan los dueños. Si ponemos atención en la descripción hecha arriba podemos ver que prácticamente, como dicen los denunciantes, es campo de concentración, donde el control sobre los trabajadores es férreo. 

Los campos agrícolas de BCS y de BC se nutren de las personas de escasos recursos provenientes de los estados del sur del país. Del https://www.elsoldemexico.com.mx/ del 16 de enero de 2018 copiamos lo sigue: Fue a principios de los años 90 cuando se registró la segunda gran oleada de migrantes hacia Baja California Sur, pero ahora para atender la demanda de mano de obra generada por miles de hectáreas de hortalizas de exportación; predominantemente chiles y tomates y en menor medida fresas, calabacitas y espárragos, en una ruta que incluye hasta estos días campos agrícolas y empaques en Sinaloa, Baja California y Baja California Sur. (…) Pese a que las condiciones de miseria y explotación de jornaleros en los campos agrícolas de Baja California Sur eran del dominio público, fue hasta enero del 2010 cuando un accidente carretero en la cuesta de la Rumorosa entre Mexicali y Tijuana expuso ante la opinión pública nacional e internacional las graves condiciones de los migrantes. (…) Derivado de este accidente, salió a la luz pública la existencia de un tráfico de obreros agrícolas que eran enganchados desde diversos puntos de Oaxaca y Veracruz para ser traídos a los campos agrícolas, y en donde el negocio no era solo la comisión que los agricultores pagaban por cada trabajador: El transporte también era negocio.

Esta situación de explotación y abuso no es exclusiva de Vizcaíno, sino que es una realidad en muchos campos agrícolas del Noroeste del país. Los que venimos del sur del país muchos hemos conocido a personas que en algún momento vinieron a estos campos a trabajar, y relatan los maltratos que sufrieron y que el tan ansiada bienestar nuca consiguieron. Esto sucede porque hoy en día lo que importa es la máxima ganancia. La producción agrícola también entra en esta dinámica. Los dueños antes que cualquier cosa tienen que asegurar su ganancia, el bienestar de sus trabajadores no les importa, y si algunas concesiones les dan a los trabajadores es pura apariencia. Esto sucede también con las familias que vienen a trabajar en las ciudades de BCS, vinieron en busca de una mejor calidad de vida, pero hay algunos que llevan 20 años y no han logrado tal cosa. Tal vez aquí no viven encerrados en campamentos como en el campo, pero la mayoría vive en colonias populares donde hacen falta todos los servicios. Viven en casas de madera, sin agua, sin drenaje y sin luz. 

La situación de explotación de los jornaleros agrícolas no es aislada. Tiene una causa común que las demás lacras que nos acechan todos los días. Y esta causa es la injusta distribución de la riqueza en nuestro país. Esta se concentra en unas pocas manos y deja descobijados a más de ochenta millones de mexicanos, entre los cuales están los jornaleros agrícolas, que la inmensa mayoría son campesinos humildes que vienen del sur del país, que por falta de dinero para mantener a su familia se ven obligados a venir a vender su fuerza de trabajo en estos campos que los consume para regresarlos a sus tierras ya cansados y sin dinero, igual que cuando llegaron aquí. Saltan del surten para caer en la lumbre. Para que esta explotación del siglo XXI termine, es necesario cambiar el modelo económico que nos rige el día de hoy. Un modelo que contemple cuatro puntos fundamentales. 1) Generación de empleos para todos los mexicanos, aquí tiene obligación los empresarios y el gobierno. 2)  Pagar mejores salarios a los trabajadores. 3) Obligar a los grandes empresarios a pagar mayor impuesto y que los trabajadores paguen poco, es decir, que pague más impuesto el que gana más y 4) Reorientación del gasto social, que el presupuesto de la nación se utilice para hacer obras en beneficio de los mexicanos mas marginados. Agua potable, electrificación, drenaje, etc. Cuando esto sea una realidad, los trabajadores mexicanos no tendrán necesidad de ir a otro lugar a venderse para ser explotado. Esto lo podemos lograr si los campesinos, obreros, maestros y todos los mexicanos humildes nos unimos y ponemos un verdadero representante del pueblo en el timón para dirigir los destinos del país. A eso los invita antorcha.

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