El ataque a balazos que sufrieron cuatro periodistas de Chilpancingo, cuando regresaban de cubrir un hecho violento, enciende alarmas de alerta y nuevamente pone en la mira nacional e internacional al estado de Guerrero, donde continúan los asesinatos, desplazamiento forzado, secuestros, robos, zonas silenciadas, etcétera, ante la fallida estrategia de seguridad de “abrazos, no balazos”, implementada por el Gobierno federal y replicada por los gobiernos estatal y municipales, todos de Morena.
En los últimos años, México, se ha convertido en uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo y Guerrero, en uno de los estados donde los periodistas enfrentan graves riesgos. Lamentablemente, los periodistas que investigan y denuncian actividades ilícitas se encuentran expuestos a amenazas, secuestros y ataques. La falta de protección y la falta de voluntad de las autoridades para investigar actos ilícitos contribuyen a perpetuar la impunidad.
El caso más reciente de ataques a la prensa ocurrió el pasado martes 28 de noviembre en la capital del estado, Chilpancingo, cuando un grupo de reporteros de varios medios de comunicación, integrado por Víctor Mateo, Oscar Guerrero, Jesús de la Cruz y Héctor Camacho, regresaba de cubrir un hecho violento: el asesinato de un conductor de combi del servicio público.
Los reporteros pararon el vehículo en el que viajaban cerca de las instalaciones del Ejército Mexicano, lugar hasta el que llegaron dos sicarios a bordo de una motocicleta, y dispararon contra los comunicadores, hiriendo a dos de gravedad. Una bala atravesó el rostro de Víctor Mateo, quien en las próximas horas se someterá a una serie de intervenciones quirúrgicas para reconstruirle parte de la cara; Jesús de la Cruz fue dado de alta médica, pero el resto de su vida mantendrá la bala en su cuerpo, a unos milímetros de la médula espinal. Los otros dos reporteros que sobrevivieron al ataque armado sufrieron crisis de nervios.
Por la fallida estrategia de seguridad de “abrazos, no balazos”, Guerrero se ha convertido en uno de los estados donde los periodistas enfrentan más riesgos.
Ante el ataque a balazos, comunicadores del estado alzaron la voz para exigir justicia, mejores condiciones laborales, que cese el hostigamiento en su contra y sobre todo, pidieron al presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, frenar su discurso de odio y descrédito contra la prensa porque implica poner al gremio en un grave estado de vulnerabilidad y criminalización, en el que cualquier persona cree que atacar a un periodista es solidarizarse con el Gobierno federal.
Tras difundir un comunicado desde las instalaciones del Sindicato Nacional de Redactores de la Prensa (SNRP) delegación 17, los comunicadores marcharon respaldados por organizaciones sociales y ciudadanía, que se unieron a su reclamo de justicia.
También piden a la gobernadora Evelyn Salgado Pineda que asuma su responsabilidad en materia de seguridad pública y otorgue las garantías necesarias a los encargados de dar a conocer los hechos que se registran en el estado.
Las denuncias por presunta violencia de género contra periodistas y representantes de algunos medios de comunicación por parte de la alcaldesa de Chilpancingo, también morenista, Norma Otilia Hernández Martínez, enmarcan el ataque armado contra cuatro periodistas que se dedican a dar a conocer, de manera veraz e inmediata los acontecimientos que ocurren en el municipio.
Con una cámara fotográfica y un celular —sus herramientas de trabajo—, periodistas de Chilpancingo salen cada mañana a buscar información y enviarla a sus diferentes plataformas y noticieros, quedando prácticamente a merced de cualquier persona que porte un arma o que esté en desacuerdo con la información difundida, situación que se agrava por los constantes ataques a la prensa desde el púlpito presidencial, utilizado por el presidente de México para dividir a la población y denostar el trabajo de periodistas, organizaciones sociales y todos los que no están de acuerdo con su política populista. Esta situación está dejando una estela de muertes y desolación en todo el país.
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