Ya han pasado más de 10 meses de aquel 23 de marzo de 2020, cuando en México inició oficialmente el confinamiento, esto con el propósito de disminuir los contagios y la transmisión del virus SARS-CoV- 2 que hasta el momento ha dejado crisis, tensión económica, política, social, y educativa; pues más de 25 millones de alumnos y un millón 230 mil docentes dejaron de asistir de manera presencial a las escuelas, asumiendo el reto de una educación a distancia. Cabe decirlo que las clases en línea, vinieron a revolucionar este proceso educativo debido a que nos acercó de lleno a la tecnología, y a la digitalización con pedagogía, pero también nos hizo darnos cuenta que hay mucha desigualdad social, es decir, solo unos cuantos tienen la posibilidad de realizar sus actividades en línea, o mejor dicho usar las tecnologías de la información (TIC), esto debido a la falta de cobertura en algunas regiones. Por ejemplo, en muchas comunidades rurales como urbanas, no cuentan con opciones educativas cercanas, mencionar que en las comunidades rurales tienen ya de por sí muy pocos recursos económicos, en muchos lugares no cuentan con equipo de cómputo y en el peor de los escenarios no tienen energía eléctrica y por lo tanto les impide cubrir sus necesidades más básicas tanto en lo personal como en lo académico.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en colaboración con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y el Instituto Federal de Comunicaciones (Ifetel), el 91.1% de los hogares tiene televisión (INEGI,2020). A pesar de esta ventaja, la información y comunicación con los alumnos y padres de familia, se realizan por medio digital con internet, ya sea para compartir las indicaciones o simplemente para saber que el alumno está trabajando. También el 87.5% de la población cuenta con teléfono celular, pero a pesar de eso, sólo el 52% tiene conexión a internet. En resumidas cuentas, es imposible tener contacto con aquellos que viven en situaciones precarias, de vulnerabilidad, golpeadas por la covid-19, bajos recursos económicos, el desempleo, desnutrición etc. Dejando como resultado una desgarradora cifra de deserción, el primer saldo negativo en materia educativa que dejó el confinamiento son 3 millones de jóvenes que abandonaron la escuela y que suman 4.1 millones que ya estaban fuera del sistema educativo, es decir 10% de la matrícula de educación básica, 2 millones 525 mil alumnos, de preescolar, primaria y secundaria abandonaron su educación posterior a la pandemia, agregado a la falta de conectividad, y la nula comunicación, ahora se encuentran trabajando en los cruceros de limpia para brisas, vendiendo mercancías, o ayudando a sus padres en trabajos de oficio.
No cabe duda que existe falta de compromiso y sensibilidad por parte de nuestras autoridades educativas, ya que, el mismo gobierno determinó una estrategia a seguir "Aprende en casa&rdquo, programa pensado para transmitirse en televisión e internet. Los resultados son evidentes y en pocas palabras un rotundo fracaso, dadas las circunstancias económicas por las que estaban atravesando en esos momentos las familias mexicanas.
Nos preocupa que el sistema educativo y el gobierno morenista encabezado por el licenciado Andrés Manuel López Obrador (AMLO), continúen con sus gestiones inadecuadas y erróneas. En mi opinión, carecen de determinación y de idea, incluso me da la impresión que no saben a lo que se enfrentan en el ámbito académico, ya que no proporcionan los recursos suficientes y no garantizan la educación a la mayor parte de los ciudadanos. El problema no radica en la capacidad de los estudiantes y docentes, sino en la pobreza, la falta de cobertura y la ineficacia de las autoridades educativas. Nuestra ideología se sustenta en que la educación acompañada de la cultura y el deporte, es un factor de cambio determinante en el individuo y sobre todo en el desarrollo del país, por esto, es de suma importancia que el gobierno federal y las autoridades educativas se comprometan a mejorar esta situación tan lamentable en la cual tristemente nos encontramos.
Finalmente, me parece necesario expresar que México requiere en primera instancia, se priorice el aprendizaje en las comunidades indígenas, además, se modifiquen las estrategias del sistema educativo nacional y que esté más apegado a la realidad y no a un simple monitor, pero sobre todo, que haya una mayor equidad educativa en todos los niños y adolescentes del país, es decir, que haya una mejor planeación educativa y por lo tanto, financiera para poder llevar la educación integral de calidad que tanto merecen los estudiantes de México.
Pero, ¿qué pasará con los alumnos que no tienen acceso a la educación en línea? ¿Cuál será el desenlace de estos alumnos? ¿Cómo hacerle para que puedan tener contacto con la escuela?
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