La falta de oportunidades, como empleo, salarios justos, salud, educación es una realidad que miles de quintanarroenses están limitados y en muchas ocasiones no es lo que miles de trabajadores piensan y se quedan sin la posibilidad de establecerse y menos aún de hacerse de un patrimonio, por lo que toman asentamiento en las localidades con menos certeza legal.
Desde los años 70, la población en el estado ha ido en aumento, pues lugares como Cancún crecieron a índices records, pero las opciones de vivienda no crecieron de igual manera, y con esto se genera una carencia en ese sentido, mucha gente humilde ocupa terrenos de manera irregular y no es que los ciudadanos prefieran esta manera, más bien es a lo que los obreros de escasos recursos pueden acceder, quedado en una encrucijada puesto que no tienen la certeza de que el lugar que están adquiriendo pueda ser legalmente suyo y entonces las invasiones y desalojos son un constante en el estado, especialmente en Benito Juárez.
Aunque esta situación no solo ocurre en las zonas irregulares, sino también en fraccionamientos bien conformados, y lo peor de todo es que en estos lugares nunca llegan los servicios básicos, aun que lleven décadas viviendo en estos sitios, y la peor parte ocurre cuando el propietario o repartidor de la tierra con quienes se hacen los convenios se hacen los indiferentes e incluso esos supuestos vendedores son quienes inician los presos legales contra quienes les vendieron.
Un claro ejemplo de esta problemática se ve en Cancún donde el mismo municipio reconoce que hay registro de 213 colonias irregulares donde viven más de 250 mil personas, estamos hablando de cerca del 30 por ciento de la población total del municipio, lugar reconocido a nivel mundial para vacacionar, pero eso, para vacacionar porque para vivir la situación no es nada favorable.
Aunque la situación se trata de enmendar con acuerdos e integrar los expedientes para revisión de cada uno de los asentamientos, estos procesos llegan a ser muy largos y además insostenibles, ya que, quienes interfieren como mediadores del problema (ejidatarios, por ejemplo) llegan a solicitar pagos que, económicamente, la gente de las colonias populares no puede sostener y que llega a ser inaccesibles, quedando entonces igual o peor que en un inicio.
Otros ejemplos, aunque de menor dimensión, son las colonias localizadas en la capital del estado donde más de cinco mil familias también se encuentran en situación de irregularidad, en algunas de ellas incluso el acceso es difícil y, al igual que Cancún, carecen de pavimentación, alumbrado público, agua potable, energía eléctrica y drenaje.
Pero esto no siempre tiene que ser de esta manera, pues dentro de estas colonias figuran las colonias antorchistas que, si bien aún no consolidad su regularización, lo cierto es que tienen un gran avance a comparación de muchas otras colonias de Chetumal que tiene incluso el doble de años de fundación y que cuentan con pocos o con ningún servicio.
Por esta razón, el Movimiento Antorchista de Quintana Roo sigue trabajando en colonias donde padecen este tipo de problemas, porque es posible resolver sus demandas principales, siempre y cuando la población este unida y organizada, pues bien, se sabe que los recursos están y que pueden ser aplicados, solo falta la exigencia de la misma ciudadanía por que con la excusa de que las colonias son irregulares el presupuesto no se aplica allí, pero tampoco se aplica en donde se debería.
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