MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Con macanazos y oídos sordos no se acaban los problemas sociales

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Casi toda la opinión pública pudo enterarse de la brutal agresión que los habitantes de El Nabo, comunidad de más de 10 mil habitantes perteneciente al municipio de Querétaro, sufrieron casi al filo de la medianoche del sábado 11 de noviembre a manos de la Policía Estatal.

Desesperados de estar ya varios días sin energía eléctrica a raíz de la explosión de la subestación eléctrica de la CFE en Jurica, con alimentos echados a perder tanto en hogares como en comercios, con sus hijos sin ir a la escuela, con escasez de agua por la falta de energía eléctrica en las bombas del pozo que les abastece, con mayor inseguridad por la falta de alumbrado público, en fin, viviendo casi en una gran caverna oscura en plena capital queretana, la de uno de los estados más prósperos del país...

Después de pedir una y otra vez que CFE les reestableciera el servicio de energía eléctrica (que sí fue de inmediato reestablecido en las zonas más pudientes de la región), y después también de clamar en vano a las diversas instancias municipales y estatales para que intervinieran y les hicieran caso, decidieron, con la valentía que da la desesperación, llamar la atención de las diversas autoridades de manera más enérgica y procedieron a manifestarse en una de las principales vialidades de su rumbo, interfiriendo inevitablemente el tráfico vehicular.

¡Y sí que llamaron la atención! Las autoridades, de inmediato (con la rapidez con la que debieron haber actuado para atender y resolver las quejas de los habitantes de El Nabo), ordenaron el despliegue de un aparatoso operativo con decenas de patrullas y decenas de policías armados hasta los dientes, que arremetieron, literalmente a sangre y fuego, contra los manifestantes: con escudos, toletes, armas de fuego que fueron accionadas contra la multitud indefensa, balas de goma, gases lacrimógenos y perros de ataque, sometieron por la fuerza la desesperada protesta de los pobladores, de la cual también resultaron agredidos varios comunicadores que estaban reporteando el acontecimiento y que sufrieron empujones, maltratos y golpes sin ninguna consideración al desempeño de su profesión.

El resultado: veinte personas, entre hombres, mujeres, niños y ancianos lesionados con diversas armas y con los perros de ataque, vehículos averiados y afectados, periodistas agredidos y una docena de detenidos.

Mala forma de gobernar: no atender los reclamos de la población a la que supuestamente se gobierna; orillarla a la protesta airada y luego, por ello, golpearla.

Este hecho de brutalidad, de abuso de poder completamente desproporcionado que aquí recordamos debería ser un timbre de deshonra para cualquier gobierno del color que sea, y además un absurdo, pues fue una respuesta ciega y abusiva al problema que los gobernantes golpeadores ocasionaron con su falta de atención oportuna a tan elementales reclamos, como en este caso, de volver a tener luz en sus hogares y colonias.

Mala forma de gobernar: no atender los reclamos y necesidades de la población a la que supuestamente se gobierna; orillarla, con la política de oídos sordos, a la exasperación y a la protesta airada y luego golpearla. ¡Habrase visto tamaño desatino y prepotencia!

Pero lo mismo pasa con la otra variante de este mal modo de gobernar: dejar que la gente inconforme de las colonias populares o comunidades marginadas se manifieste pacíficamente como generalmente lo hace, que llegue a las puertas de palacio de gobierno o de los municipios o de las dependencias estatales o federales, que grite, que se desgañite frente a unas puertas y unos oídos oficiales que siempre o por lo regular, están cerrados.

El resultado de tal sordera es el mismo que la exasperación a la que llevaron a los habitantes de El Nabo: ante la falta de atención y soluciones, los ciudadanos no atendidos se van rabiando contra los funcionarios que padecen de autismo político y estos enfermos, además de soberbia, se quedan pensando “que los batearon” magistralmente y que se deshicieron del molesto reclamo ciudadano. Otro desatino, pues tarde o temprano la gente buscará una manera de tomar venganza y la ocasión se le presenta en las elecciones, en las urnas. 

Todos los malos gobiernos, de los partidos y colores que sean, antes tricolores pero también los ahora guindas que se precian “de ser diferentes” pero que también le saben dar de macanazos a la gente y no escucharla, pasando por los azules, amarillos y naranjas, debieran recordar que los problemas sociales de la gente humilde no se acaban a macanazos, ni con la sordera política. 

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