Ante la contingencia por el coronavirus, más de 500 mil mexicanos quedaron sin empleo, según los datos del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, a esto hay que agregarle el cincuenta por ciento de los trabajadores mexicanos que se encontraban en el sector informal y que no pueden salir a laborar, ha pasado casi mes y medio de que estos millones de trabajadores tuvieron que suspender sus principales actividades económicas para atender las indicaciones de las autoridades de quedarse en casa para no incrementar el número de infectados por coronavirus, y de esto se deriva, la situación agravada de que millones de mexicanos ya no cuentan con recursos para seguir manteniéndose en casa, con hambre, pues ya no tienen que comer y corren el riesgo de morirse de hambre.
Esta realidad, golpea fuerte, para esos millones de mexicanos que la padecen, pero también para los mexicanos que empatizan con ella y que entienden que México se encuentra actualmente en una disyuntiva muy grande, morir de hambre o de covid-19.
El pasado 7 de mayo, el universal publicó una nota llamada "con pañuelos rojos, piden comida durante contingencia en Mérida", de su corresponsal en Yucatán, Yazmín Rodríguez, quien relata que en algunas de las zonas al sur y poniente de la capital yucateca, donde residen mayormente gente de escasos recursos económicos, aparecieron banderas rojas para denunciar que en esos lugares no tienen comida, y como un modo de alertar a las autoridades y organizaciones que necesitan apoyo.
La nota describe, acertadamente, que en esas zonas residen trabajadores del sector informal o ex trabajadores de centros de abasto que redujeron sus actividades drásticamente, y que buscan apoyos de despensa o comida.
Sin embargo, al finalizar la nota, hace especial énfasis en una declaración, cito: "También se pidió no confundir en tiempos de pandemia y que esa necesidad se convierta en motivo de política, ya que algunos "antorchistas" también colocaron sus pañoletas blancas y rojas en algunos de sus predios.".
Cierto es que, hace dos semanas el Movimiento Antorchista comenzó una campaña con "trapos blancos" para denunciar que millones de familias mexicanas ya no cuentan con recursos, ni siquiera para comer, y que los tres niveles de gobierno necesitan hacer un plan de alimentación universal para la población que se encuentra vulnerable por la pérdida de sus empleos o la suspensión de sus actividades económicas.
Pero con qué finalidad la corresponsal, en esta nota, intenta rebajar el llamado de Antorcha para la implementación de un plan nacional de alimentación a una "actividad política", y además, ¿qué como son antorchistas no merecen ayuda? ¿qué el llamado de auxilio de los antorchistas debe ser ignorado? ¿qué los antorchistas no deberían alzar la voz?.
Es despreciable e incluso intolerable que se realicen este tipo de ataques, únicamente se busca continuar con la campaña de desprestigio que se ha venido realizando contra el Movimiento Antorchista por alzar la voz, pero condenar a morir a las familias, solo por el hecho de ser antorchistas, es muy bajo.
Los antorchistas somos gente valiente, inteligente, pero sobre todo trabajadora, no hay día en que el país no escuche la labor que realizamos, ni siquiera en estos tiempos en que al gobierno le ha parecido que todo iba a ser calma por quedarnos en casa, es cierto, somos aguantadores, de los que llegan a pie a las comunidades, de los que marchan bajo el sol, aunque sea a 31 grados para exigir sus derechos, que han soportado que las balas enemigas les rocen, que hemos logrado extendernos a cada uno de los rincones del país, si lo somos, lo creo y lo he vivido; será que nuestra reputación de gigantes se ha extendido, que no ha faltado cualquier crédulo que piense que los antorchistas no somos de carne y hueso, que no sangramos, que no tenemos necesidades fisiológicas.
La razón es simple y ningún mexicano que tenga sangre en las venas lo pondría en duda, nos conduele la situación de miseria, pobreza, hambre y desigualdad que sufre el pueblo mexicano, nuestro pueblo, no hay más; a pesar de lo que digan otros, nosotros sabemos lo que somos, y por eso es que hemos avanzado tanto, a paso firme, pero nuestro dolor, nuestra pena, la hemos convertido en fuerza, para reclamar todos los días mejores condiciones de vida para millones de mexicanos.
Porque los antorchistas somos pueblo, hemos salido del pueblo, de los albañiles, de las amas de casa, de los estudiantes, de los maestros, de los obreros, de los campesinos, artesanos, etcétera, etcétera, han surgido antorchistas, gente que cada vez se convence de que es necesaria la organización y educación del pueblo mexicano para terminar con esta situación de marginación y pobreza en que se encuentra la mayoría de la población.
Somos antorchistas, y lo anunciamos con bandera blanca y roja, y nuestra lucha por los más desvalidos no cederá, a pesar de los ataques viles y sucios en nuestra contra, porque como diría el autor Gabriel Hernández García, "y si los antorchistas nos atrevemos a volar tan alto es porque merecemos el cielo y porque tenemos alas para hacerlo".
0 Comentarios:
Dejar un Comentario