En el acontecer de la vida existen días muy tristes; aquellos días, por ejemplo, donde cierra para siempre sus ojos un hombre bueno. La tarde del martes 10 de octubre de 2017 fue uno de estos días para el antorchismo del país, pues un comando armado asesinó en Zacapoaxtla a nuestro compañero Manuel Hernández Pasión. Él era un hombre ejemplar, fuerte e íntegro en sus ideales y lo recordamos a cuatro años de su muerte.
Manuel Hernández Pasión, quien fuera en vida presidente municipal de Huitzilan de Serdán, Puebla, fue acribillado y las razones de este hecho saltan a la vista, esas siempre a Antorcha que suma ya tres millones de mexicanos nos quedaron claras: querían acabar con la bondad no solo de un gran hombre como lo fue Manuel, sino de la propia organización de la gente humilde que se ha congregado en el Movimiento Antorchista Nacional.
No quieren, por supuesto que Antorcha con su ejemplo y tenacidad y por su convicción siga formando hombres y mujeres como Manuel Hernández Pasión, inteligentes y solidarios con las causas justas, que luchan incansablemente para lograr un mejor país y más justo para todos los mexicanos que viven en la pobreza y marginados soportando que un puñado de ricachones se enriquezcan día con día y estén dejando un país en ruinas.
La muerte de Manuel cumple cuatro años de impunidad porque desgraciadamente en México impera la ley del más fuerte, ese que sabe torcer las leyes a su favor, desaparecerlas o crear nuevas en favor de sus intereses.
Los asesinos de Manuel Hernández Pasión sin tocarse el corazón privaron de la vida a un hombre bueno que había llevado progreso de la mano de Antorcha a su municipio, que por décadas había permanecido en la oscuridad, a merced de los mercenarios caciques que sólo buscaban su enriquecimiento a costa de la pobreza y marginación de los pobres campesinos, pero cuando Antorcha llegó a Huitzilan se logró ver la luz.
Pero una cosa sí debe quedarles muy claro a todos esos villanos que pretenden acabar con Antorcha: la luz de esta gran organización jamás se apagará, porque es la luz que ilumina a millones de seres que se sienten cobijados con su grandeza y ayuda que esta organización les brinda, y de hombres que han emprendido el camino de la lucha para sacar del abismo a nuestro país y volverlo uno más justo, próspero y equitativo.
Huitzilan es el ejemplo vivo de eso por lo que lucha Antorcha, y el progreso se ve y se respira por todos los rincones. Porque Antorcha dio auxilio a esa población huitzilteca que se encontraba a merced de los caciques que literalmente se estaban tragando al pueblo a quien habían hecho esclavo, y a través del terror implementado lo mantenían con un yugo en el cuello sin poderse liberar.
Hoy, Huitzilan de Serdán es un municipio próspero en donde sus habitantes viven una vida más plena, donde hay educación, salud y trabajo para todos. Y qué decir de la infraestructura que se ha ido construyendo, y todo esto fue logrando por la unión del pueblo con Antorcha que con gran valentía logró vencer a los villanos, pero éstos no perdonan la afrenta y tienen deseo de venganza, por eso la muerte de Manuel Hernández Pasión, quien desde el cielo aplaude las grandezas que Antorcha ha logrado y sabe que pronto todo el país podrá ver la luz con la única organización de los pobres de México.
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