En Yucatán el agua no es tan abundante como se cree, pues existen factores como la contaminación, la mala planeación para la construcción inmobiliaria y la construcción del Tren Maya, que han hecho que el líquido dulce se vaya agotando cada vez más y de manera acelerada.
A la vista de todos y de las pasadas y nuevas administraciones que no han hecho un plan para hacerle frente, Yucatán se está quedando sin agua dulce, debido a la contaminación del acuífero, la construcción del Tren Maya, las ciudades que se construirán en su entorno y la mala planeación para la construcción en la costa.
Yucatán se está quedando sin agua dulce, debido a la contaminación del acuífero, la construcción del Tren Maya, las ciudades que se construirán en su entorno y la mala planeación para la construcción en la costa.
Cierto es que éste no es un problema nuevo, pues ya se ha denunciado y hasta el momento no se hace algo al respecto para cambiar la situación, caso contrario se va agravando. Empezó con la contaminación del manto acuífero y freático por las granjas porcinas, enfermando a poblaciones enteras, pero hasta el momento no se ha hecho nada.
De acuerdo con expertos, este tema toma relevancia porque los yucatecos viven sobre el manto acuífero y si no se tratan los residuos estos van a parar al manto freático. Y es justamente, la zona de la costa quienes se están quedando sin agua dulce.
De acuerdo a expertos como Francisco Bautista Zúñiga, investigador del Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en su análisis “Los problemas ambientales de Yucatán”, señala que hay problemas graves que las nuevas autoridades deben de atender, como es el caso de las aguas residuales no tratadas en las granjas porcícolas o avícolas, en los ranchos ganaderos y también en las ciudades que van a parar al acuífero; ante esta situación la más afectada ha sido la población, misma que se ha manifestado para denunciar la situación, pero al hacerlo son severamente amenazados y dejan de lado su denuncia a costa de su salud; tal como fue el caso muy sonado en Sitilpech, comisaría de Izamal, donde la población se vio afectada, se alzó y lo único que obtuvieron fueron amenazas.
De esa lucha sólo queda el pueblo enfermo, los niños por usar agua contaminada, y demandas para quienes se alzaron, pero al ir al poblado, se ve a las afueras de las casas mantas que denuncian todavía la situación por la que pasan y la decepción que sienten porque ninguna autoridad hizo algo al respecto.
A esto le sumamos que ciertas zonas de Yucatán el agua dulce no le llega, sufriendo sobre todo los que viven en colonias populares que no cuentan con el vital líquido. Ahora para las nuevas construcciones inmobiliarias, de acuerdo al especialista, este servicio es deficiente, sobre todo para quienes construyen en la costa.
Al no hacerle frente y dejar que Yucatán siga construyendo de manera anárquica, sin planeación como el Tren Maya (que trajo severos problemas ambientales), el contaminar el agua dulce también se suma a esos problemas que poco o nada hacen y atacan los gobiernos.
El neoliberalismo, está acabando con nuestros recursos naturales, y para hacerle frente el pueblo debe unirse, organizarse y luchar para mejorar su vida, pero, sobre todo, para cambiar por un sistema que por el beneficio de los que menos tienen, de no hacerlo, seguirá habiendo quien provoque los problemas ambientales ante los ojos cerrados de un gobierno indiferente.
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