MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Debemos luchar para lograr un verdadero cambio en nuestro país

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No es que sea pesimista pero como se vienen desarrollando las cosas en México, el 2022 no será un año más prometedor ni exitoso, sino que las cosas si no igual, marcharán al mismo compás impuesto por el ahora presidente del  país, que se encuentra enquistado con su camarilla de floreros que solo están para seguir los designios del “gran jefe”.

Ya el 2021 fue un año sumamente difícil sobre todo para las familias mexicanas que tienen que hacer milagros con los raquíticos sueldos que perciben, en el mejor de los casos que así sea, que tengan un trabajo estable que les de para mal comer, porque sabemos que se han perdido millones de empleos y que el comercio informal reina.

Mientras tanto, nosotros seguiremos  alzando la voz, porque ese es nuestro deber como mexicanos conscientes, seguiremos señalando todos los errores de las altas cúpulas del poder que administran nuestros recursos, nada más y nada menos, porque solo así estaremos preparando el camino  de un  cambio verdadero, aunada a la esperanza de que los mexicanos dormidos  despierten de su letargo y se den cuenta de su error, no solo de ahora, sino de muchos años atrás, cuando depositaron su confianza en seres despiadados que sonríen para lucir para la foto pero una vez que el pueblo deposita en ellos su confianza se dan la vuelta y se transforman o más bien  se quitan las máscaras, fuera máscaras de hipocresía, fuera máscaras de seres a los que les importa el prójimo, de seres que sufren con el dolor ajeno y tratan de cambiar las circunstancias para mejorar el presente, no, esos desaparecen y curiosamente se  vuelven insensibles,  mezquinos y traicionan al propio pueblo con sus acciones.

Mucho podrán decir, mucho podrá decir el señor López, pero lo que ahora está haciendo es una profunda traición al que él llama “pueblo sabio“, “pueblo bueno”, que más bien parecería una burla, porque seguro se ríe a sus espaldas, porque sabe que todavía  hay algunos que siguen creyendo en sus continuas mentiras y engaños.

Andrés Manuel López Obrador se ha caracterizado por el desprecio que tiene a la legalidad, a las instituciones y a todo lo establecido, no por nada en sus múltiples discursos que pronunció en sus casi 20 años de campaña política, siempre mencionó que echaría por la borda a las instituciones, es por ello que ahora que tiene el poder en sus manos no iba a desaprovechar la oportunidad de hacerlo, por lo que vemos día con día cómo se ha dedicado a debilitar a las  instituciones democráticas, sobre todo a las que tienen un papel fundamental en la vida electoral del país como el INE. Tenemos a un presidente que añora volver  a un régimen de presidencialismo extremo como en el siglo pasado. 

Es inadmisible que una político que dice estar de lado del pueblo pobre, que  dice sufrir con su angustia y que trabajará en favor de  él, cada día se levante con la idea firme de seguir empobreciendo a ese mismo pueblo que juró defender, y que le haga tanto daño con sus decisiones desatinadas y erróneas que más que ayudar al pueblo lo hunden más en su miseria, pues, por ejemplo ¿en qué cabeza retorcida cabe el destruir el Seguro Popular, el Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos (Fonden), las estancias infantiles, los fideicomisos, el Instituto Nacional del Emprendedor, entre otros?, ah sí, en la de López Obrador.

Muy poco o nada le importó el dolor y la preocupación de millones de mexicanos que se quedaron sin atención médica y que ahora se tienen que rascar con sus propias uñas para cubrir este servicio y todo por un capricho del señor  López, que ha reducido al Congreso de la Unión a una simple oficialía de partes, en donde se reúnen las focas aplaudidoras que solo sirven para además de aplaudir, en ser cómplices de las bajeza que comete el presidente contra los más pobres.

Y así por el estilo, un largo etcétera de males que padece nuestro país impuestos desde la presidencia y más que nos tocará presenciar, porque la obstinación de AMLO es tal que ataca un día sí y el otro también a los organismos autónomos para que se cuadren ante su mandato y cuando estos protestan, si es que  llegan a protestar, entonces lanza la amenaza de desaparecerlos.  Ya amenazó a la CNDH (Comisión Nacional de los Derechos Humanos), la CRE (Comisión Reguladora De Energía), la CNH (Comisión Nacional de Hidrocarburos), y ahora lo intenta en el Banco de México.

La misma suerte ha corrido el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y al Coneval, ni se diga de este último, el más odiado porque sus estudios han puesto al  descubierto    cifras que desmienten lo que el señor López desde su púlpito mañanero pregona: bienestar, felicidad entre los mexicanos y menos pobres. O sea sus tan cacareados otros datos.

También la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt)  han sido atacados, tachándolos de conservadores y neoliberales.

Así las cosas, y con este panorama tan resumido de algunos de los tantos males que padece México y de las instituciones que peligran a correr la misma suerte que los extintos, es por lo que  exhorto a los mexicanos dormidos en sus laureles a despertar de una vez por todas, ahora que todavía es tiempo de salvar a nuestro país de la ruina en que lo viene sumiendo este gobierno  de cuarta.

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