Después de un sexenio gobernado por el creador del nuevo partido en el poder, Morena, con su famoso lema de la 4T, podemos darnos cuenta de que, hasta estos días, no se ha cumplido a los mexicanos. Veamos.
Lo prometido era acabar con el principal problema, el cual existía con los gobiernos prianistas: la corrupción. AMLO consideraba que el enriquecimiento de unos cuantos y la situación de pobreza de muchos se debía a la corrupción que existía en diferentes dependencias.
El único camino que le queda al pueblo trabajador es organizarse y educarse, creando una conciencia de clase y formando un frente común para alcanzar la justicia social que tanto se ha buscado.
Terminando con la corrupción, se resolvería la pobreza de la gente, ya que el dinero que se recuperaría sería utilizado en beneficio de los que menos tienen, de ahí su eslogan “primero los pobres”.
Dicha situación no ha mejorado, a pesar de que AMLO “terminó con la corrupción”, o así lo decretó, al desaparecer los programas y dependencias donde, según él, había corrupción.
Pero, como sabemos, AMLO eliminó programas que sí ayudaban a las familias humildes, como las guarderías infantiles, los comedores comunitarios y la ayuda a los enfermos de cáncer, por mencionar algunos, demostrando que es pura demagogia de la 4T la de “primero los pobres”.
Los recursos que administra el gobierno federal no se distribuyen equitativamente. Destina más recursos a los programas asistenciales para manipular las conciencias del pueblo trabajador y asegurar el voto para los candidatos emanados de Morena. Esto quedó demostrado en las pasadas elecciones, así como en las elecciones que se avecinan para nombrar a los magistrados, adelantando los pagos de los programas sociales.
Poco recurso se asigna para educación, salud, infraestructura y obra social. Por eso, cuando los ciudadanos tocan las puertas de las dependencias de los tres niveles de gobierno planteando necesidades que tienen en sus colonias y ejidos, “no hay recursos”.
Los pocos recursos que se asignan a los ayuntamientos, en su mayor parte, son para cubrir la nómina.
Veamos ejemplos de algunos municipios del estado de Sonora. En Guaymas, se ejercerá para este año 2025 un presupuesto de mil 49 millones 291 mil 324.72 pesos, y sólo 130 millones de pesos se asignaron para obra pública, programando pocas obras y dejando descubiertas a las comunidades más marginadas.
No hay recursos para pavimentación de calles, alumbrado público, áreas recreativas, habilitación de calles destrozadas ni maquinaria en buenas condiciones para dar atención con prontitud a la ciudadanía, por mencionar algunas problemáticas que enfrentan las familias trabajadoras.
Veamos otro municipio: Empalme. Para este año ejercerá 289 millones de pesos y se asignan 35 millones para obra pública, lo que apenas representa el 13%. Prácticamente, es nula la inversión para obras que demandan los empalmenses.
Aquí la situación es crítica: no cuentan con maquinaria para habilitar calles ni con una grúa para colocar luminarias. En pocas palabras, ni siquiera tienen las herramientas necesarias para dar atención a las mínimas necesidades de los colonos, como la rehabilitación de vialidades.
Todos estos gobiernos, así como el del estado, son morenistas. Son un claro ejemplo de la situación que se vive a nivel nacional por los pobres de México.
Así podemos ir analizando cada una de las propuestas de campaña de los gobiernos morenistas, que se suponía serían diferentes a los anteriores, y la cruda realidad es, como dice el dicho popular: “Salimos de Guatemala para entrar en Guatepeor”.
Debe quedar claro que el único camino que le queda al pueblo trabajador es organizarse y educarse, creando una conciencia de clase y formando un frente común de todos los pobres de México para dar la lucha por alcanzar la justicia social que tanto se ha buscado.
Eso debe enseñarnos los ensayos que se han hecho en cada elección, votando con la esperanza de cambiar la suerte. Debemos aprender la lección de que ningún individuo solo puede hacer un cambio o una transformación verdadera. Los únicos que pueden hacerlo son la clase trabajadora, educada y organizada, formando un partido que verdaderamente represente sus intereses de clase, la de los humildes.
Por eso tiene razón Aquiles Córdova Morán, secretario general del Movimiento Antorchista Nacional, cuando dice: “El hombre unido es roca dura; el hombre sólo es polvo humano”. Vamos a formar esa roca dura para cambiar nuestra suerte.
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