MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Descomposición y desesperación

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Desde mediados del siglo pasado, Estados Unidos se ha posicionado indiscutiblemente como el país imperialista por excelencia: el más rico, el mejor para vivir y elogiado por su desarrollo y estilo de vida.

Desde la Guerra Fría hasta la actualidad, ha promovido agresivamente el sueño americano o el American way of life, la promesa de que todo ciudadano tendría una casa, educación, alimento para una familia de cuatro, vacaciones y servicios de calidad.

Las enfermedades, la prevención o incluso los accidentes y los gastos en emergencias, cirugías o tratamientos pueden acabar con los recursos de las familias y endeudarlas a largo plazo. 

Sin embargo, esa propaganda, diseñada en los años cincuenta, está muy lejos de la realidad que enfrentan hoy los estadounidenses de a pie, quienes viven en la incertidumbre de si podrán sobrevivir otro día.

Un joven de 26 años, perteneciente a una familia medianamente acomodada (dueños de un club de campo y algunas empresas), estudió en escuelas privadas de Baltimore, Maryland, donde fue reconocido como el mejor alumno.

Graduado de la Universidad de Pensilvania, obtuvo una licenciatura y una maestría en ciencias de la computación, con un futuro prometedor. Sin embargo, un grave problema en la espalda lo llevó a la desesperación, atrapado en un sistema de salud completamente privatizado. 

Cualquiera diría que esta historia pertenece a una película de Hollywood o, en todo caso, a un país del tercer mundo, pero nunca al poderoso Estados Unidos. La realidad, sin embargo, es aún más inquietante.

Luigi Mangione fue arrestado el 9 de diciembre de 2024 como principal sospechoso del asesinato del CEO de UnitedHealthcare, Brian Thompson, una de las principales aseguradoras de Estados Unidos, en la ciudad de Nueva York.

Aunque los detalles del homicidio y el móvil aún no se han esclarecido (el juicio comenzará el 21 de febrero de este año), millones de personas se han identificado con este joven, viéndolo como un mártir y símbolo de lo que significa vivir bajo un sistema de salud capitalista.

A diario surgen historias de cómo millones de estadounidenses no pueden permitirse enfermarse debido a la ausencia de un sistema de salud universal. Muchos dependen de seguros privados, siempre y cuando puedan pagar las exorbitantes cuotas.

Las enfermedades, la prevención o incluso los accidentes y los gastos en emergencias, cirugías o tratamientos pueden acabar con los recursos de las familias y endeudarlas a largo plazo. Por un parto por cesárea, por ejemplo, un seguro cubrirá 26 mil dólares, pero el asegurado deberá aportar 3 mil dólares adicionales de su bolsillo. Sin un seguro, los precios son inasumibles para millones de personas (El País, 23 de mayo de 2024).

El lema de las aseguradoras “Delay, Deny, Defend” (retrasar, negar, defender) refleja su modus operandi: negar servicios a los asegurados, proteger sus ganancias y maximizar sus beneficios a costa de los pacientes.

Más de 200 millones de estadounidenses están cubiertos por seguros de salud privados. Sin embargo, datos de los reguladores estatales y federales muestran que las aseguradoras rechazan aproximadamente una de cada siete solicitudes de tratamiento.

Frente a tales negativas, muchos simplemente se rinden: los estadounidenses presentan apelaciones formales sólo en el 0.1 % de las reclamaciones rechazadas.

Las aseguradoras tienen amplia discreción para definir qué servicios están cubiertos, más allá de algunos básicos exigidos por ley. A menudo, niegan reclamos por servicios que consideran no “médicamente necesarios” (ProPublica, 2 de febrero de 2023).

El monopolio, que arrastra a más personas hacia la desesperación, está compuesto por sólo siete compañías que controlan casi el 75 % del mercado, entre ellas UnitedHealthcare. 

Esta aseguradora cobra, en promedio, 576 dólares mensuales (casi 12 mil pesos mexicanos) por sus planes, válidos únicamente en la mitad del país. Según ValuePenguin.com, tiene la tasa de rechazo más alta del país, con un 32 % de las solicitudes denegadas, lo que le genera ingresos anuales superiores a 500 mil millones de dólares.

Las denuncias contra UnitedHealthcare son frecuentes. Un ejemplo reciente es el de un médico que utilizó redes sociales para exponer la situación: la publicación original del Dr. Levy, que acumuló más de trece millones de visualizaciones antes de ser eliminada, denunciaba: “UnitedHealthcare acaba de rechazar un reclamo sobre uno de mis pacientes en la UCI con una hemorragia cerebral, en coma, en un ventilador y con insuficiencia cardíaca… porque no he demostrado que cuidarla en el hospital fuera ‘médicamente necesario’”. El texto concluía con la exclamación: “Derríbenlo todo” (Excélsior, 3 de enero de 2025).

Esa última frase resume el sentir de millones que denuncian a estas empresas depredadoras y ven en Luigi Mangione un héroe y símbolo de resistencia. Algunos prometen que su caso marcará el inicio de una revuelta más grande.

Sin embargo, la historia sugiere que esta euforia será pasajera, como ha ocurrido con otras crisis: abusos policiales, recesiones económicas o la epidemia de drogadicción que azota al país.

El caso de Mangione es un ejemplo más de la descomposición social que atraviesa Estados Unidos, una nación que, para muchos, ya no representa el sueño americano.

Nada cambiará hasta que se transformen las raíces del sistema que permite jugar con la vida de sus habitantes como si fueran simples números. Un solo hombre recurriendo al terrorismo no cambiará el sistema, pero su caso es un reflejo fiel del estado de las cosas. Solo millones organizados y conscientes pueden cambiar esta realidad.

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