La desigualdad no siempre ha existido en la sociedad humana, en la comunidad primitiva los hombres trabajaban de una manera conjunta y recíproca, el hombre no conocía el egoísmo, la envidia ni la mezquindad; solo se producía para sobrevivir. La desigualdad nace cuando un grupo de seres humanos se adueñan de los medios de producción y al mismo tiempo aparece la propiedad privada, dejando en desamparo a un grupo mayoritario que no tiene donde trabajar. Podemos hablar de varios tipos de desigualdad: la desigualdad económica, educativa, desigualdad de género, y la desigualdad legal, estas no son las únicas ni afectan a un solo aspecto de la vida de las personas. La desigualdad se produce cuando una persona recibe un trato diferente como consecuencia de su posición social por su situación económica, la religión que profesa, la cultura de la que proviene, su género y, preferencias sexuales entre otros aspectos.
Desigualdad económica se refiere a la distribución de la riqueza entre las personas y las diferencias de ingresos, aquí es donde nacen las otras y que afectan a los seres humanos porque solo un grupo minoritario se apropia de la riqueza de la producción y deja la balanza en desequilibrio. Es así como queda desprotegida la gran mayoría de los trabajadores, mientras que otros viven en abundancia, la opulencia y el despilfarro de la riqueza producida; estos hombres se sienten los elegidos de la tierra, los herederos del paraíso del Edén. Esta desigualdad económica trae consigo muchos problemas que sufre la mayor parte del mundo, cientos miles y millones de seres humanos que no cuentan con una vivienda digna y decorosa, su salud se les deteriora por la falta de una buena alimentación nutritiva que les permita desarrollar todas sus habilidades y su capacidad como seres humanos, a muchos niños se les priva de la educación porque la familia no tiene un ingreso seguro. Esta sociedad es cada vez más compleja y nos damos cuenta que en pleno siglo XXI, aún existe la desigualdad de género y la mujer es maltratada, discriminada, violentada y le han hecho creer que es inferior al hombre.
Otro aspecto que se deriva de la desigualdad económica es lo legal, donde muchos trabajadores sufren cuando las o el funcionamiento de los tribunales favorece a un grupo. En la novela “Los Miserables” de Víctor Hugo nos narra el injusto juicio de Jean Valjean por robarse una pieza de pan, acción por la que fue condenado a varios años de prisión. Nada ha cambiado desde 1862 cuando se escribe esta novela, las leyes que se dictan favorecen a una clase de la sociedad, son elaboradas y analizadas para proteger los intereses de los poderosos de la Tierra. Hasta aquí citamos algunos aspectos que afectan al hombre por la desigualdad económica y divide a los seres humanos en dos grupos: los que tienen y los que no tienen, es decir, los ricos y los pobres. En otras palabras, la burguesía y el proletariado, dos polos opuestos, esta polarización es cada vez más lejana entre estos grupos.
Esta desigualdad económica ha llevado a la humanidad a grandes conflagraciones y conflictos bélicos, esta lucha de clases ha puesto en peligro la existencia de la vida humana, es tanto la ambición del capitalismo que no puede parar sin el contrapeso de un grupo que busque una manera distinta de vivir y trabajar en común, donde la sociedad no se divida en grupos o clases sociales. Este grupo debe de estar sostenido por una estructura de acero para poder hacer frente a los embates de los enemigos del progreso.
En México solo existe una organización que ha demostrado trabajo y ha argumentado que es posible acabar con la pobreza. Es así como después de 3 años del gobierno de López Obrador, Antorcha sigue de pie, iluminando a miles de mexicanos a pesar de los ataques, calumnias y agresiones del mandatario. Aquí damos otro ejemplo más de desigualdad, cómo un gobierno aprovechando del poder que le confiere la nación arremete con furia, reprime ferozmente para poder doblegar y destruir a esta organización, utilizando todo su poderío económico, político, legal y mediático, para desprestigiar y enlodar con fango a una organización inmaculada porque dice lo que piensa, y es congruente con lo que hace.
Dice Ismael de la Cerna en su poesía “Desafío postrero”
¡Hiere, bajo tu látigo implacable
débil sucumbo, ante el dolor impío,
podrá flaquear el cuerpo miserable
¡pero jamás el pensamiento mío!...
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