Estamos en Semana Santa, una tradición católica muy arraigada en el pueblo mexicano, que comienza con el Domingo de Ramos y culmina con el Domingo de Resurrección, marcando así la última semana de la Cuaresma.
Se supone que la Cuaresma significa cuarenta días que recuerdan el tiempo que Jesucristo pasó en el desierto hasta su entrada en Jerusalén, conmemorando la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. También se dice que estas fechas son un tiempo ideal para que el ser humano medite sobre sus acciones y los cambios que debe realizar para acercarse más a Dios y cumplir con sus mandamientos.
Los actos terroristas, las guerras y demás actos irracionales que estamos presenciando también tienen que explicarse desde el punto de vista de la lucha de clases.
Así las cosas en la tradición cristiana, pero en los hechos, en estos momentos, la situación mundial es tétrica: tan conmovedora, inquietante e impresionante que obliga a la reflexión, ya que no se puede voltear hacia un punto del mundo donde no haya problemas, donde no haya pueblos en conflictos o guerras, porque a todos lados que mires el sistema capitalista, como un animal herido, desesperado y enfurecido, golpea a diestra y siniestra a todo lo que se le oponga para evitar su caída.
En primer lugar, está la guerra entre Rusia y Ucrania que inició en febrero de 2022 (pero que sigue hasta el día de hoy), provocada por los Estados Unidos, que, utilizando a los ucranianos quiere destruir a Rusia para apoderarse de sus inmensos recursos naturales.
Los resultados de todo esto son: “las bajas de Ucrania deberían contarse en millones” dijo a RT noticias Rajmund Andrzejczak, general polaco retirado; cerca de 7 millones de ucranianos han abandonado sus hogares y 6.4 millones son refugiados en el extranjero y como consecuencia de la evolución de la guerra daños inmensos a la infraestructura carretera, portuaria, eléctrica, etcétera, de este país que se ha dejado engañar por los americanos.
Por el lado ruso, en el Donbas, centro de la guerra actual, una región donde la mayoría de los habitantes son de origen ruso y donde sus pueblos y ciudades han sido bombardeados indiscriminadamente por la artillería ucraniana y los nazis de Zelensky, han provocado 15 mil muertos por esos bombardeos.
La causa del ensañamiento ucraniano contra ellos es porque no aceptaron la imposición de la ideología nazi y se dispusieron a defender su cultura, su lengua rusa y sus tradiciones, por eso se les castiga con el exterminio. ¿Qué vemos como resultado? la destrucción de viviendas, hospitales, asesinato de civiles, hombres heridos y gente viviendo con miedo a los bombardeos.
Segundo, en octubre del 2023 se acrecentó el enfrentamiento armado entre Israel y Palestina, una guerra que también busca aniquilar a un pequeño pero valiente pueblo, el palestino, y apropiarse de sus tierras. Aquí también tiene metidas las manos hasta los codos Estados Unidos proporcionándole las armas y el dinero a Israel para que continúe con el genocidio en Palestina.
¿Qué provoca la guerra en esta zona del levante? 32 mil 705 muertos en tres meses de guerra, de esos, 12 mil 300 son niños y 75 mil 190 personas están heridas. La destrucción de la ciudad de Gaza ha sido devastadora, los palestinos pierden sus hogares y son obligados a migrar y a vivir en casas de campañas hacinados por decenas de miles de hombres y mujeres en condiciones infrahumanas.
Y tercero, ligado al primer punto, es el ataque terrorista en el auditorio Crocus City Hall de Moscú del 22 de marzo del presente mes. Como todos vimos por las imágenes de los videos, hombres armados con metralletas dispararon a quemarropa, sin compasión contra ciudadanos rusos que asistían a escuchar una banda de música; aquello que tenía como objetivo la diversión de cientos de familias, se convirtió en un lugar de matanza, fue un acto bestial y cruel: 143 personas murieron por los balazos y por el fuego provocado por los terroristas para generar caos y terror.
Nadie que esté en su sano juicio puede simpatizar con esta tragedia sucedida en Rusia, hoy día ya se sabe por declaraciones de los servicios de seguridad rusos que detrás de los terroristas está el gobierno ucraniano. Los hombres de nobles sentimientos y de buen corazón no pueden aceptar que se sigan cometiendo tales crímenes; menos que se quiera engañar a la opinión pública mundial con echarle la culpa a terroristas del Estado Islámico.
Y ante la tragedia y el dolor en Rusia, no dejan de conmover las palabras de una humilde madre de los terroristas de Tayikistán quien dijo: "A los familiares [de las personas] que murieron. También son madres, tienen hijos, tienen madres. Pido disculpas en nombre de mi familia", declaró Muassar Zargárova, madre de Shamsiddín Fariduni, arrestado el sábado junto con otros tres sospechosos mientras se desplazaban en un coche hacia la frontera ucraniana.
La mujer pide emocionada a su hijo que cuente quién le metió en este asunto y "para qué" y "para quién" perpetró este atentado. "Si lo hiciste para Dios, nunca serás un shahid [mártir que sufre por su fe]", afirmó.
Como se puede ver, este es el lado de la madre de uno de los terroristas que estremece su sentir al disculparse ante quienes perdieron a sus seres queridos, pero tiene razón cuando pregunta a su hijo “¿Para qué y para quién lo hiciste?”.
Los actos terroristas, las guerras y demás actos irracionales que estamos presenciando también tienen que explicarse desde el punto de vista de la lucha de clases.
¿Quién está interesado en generar la destrucción y el caos en Rusia, en Gaza, en África, en el mar de China y en todo lugar donde no se comulgue con Estados Unidos? La respuesta se debe de conocer, son los Estados Unidos y sus satélites europeos que no están conformes porque los pueblos pobres del mundo ya no se están dejando avasallar, esa es la explicación de por qué hay tantos problemas, y los hombres buenos, los revolucionarios, no podemos renunciar a exigir y luchar por lograr un sistema social más humanista.
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