Desde hace más de 100 años el campo mexicano padece los mismos problemas: los elevados costos de producción, el alto costo de los insumos y la falta de apoyos por parte de los diferentes niveles de gobierno que traen como consecuencia la caída en la rentabilidad del mercado nacional y de exportación. Desde entonces, Emiliano Zapata Salazar, "el Caudillo del sur” ya luchaba y exigía el apoyo y respeto a las comunidades campesinas, dejando marcada en la historia de nuestro país la frase que pregonaba: "La tierra es de quien la trabaja&rdquo, y que hoy para los campesinos la ley no les garantiza ni tierra y tampoco trabajo.
Los raquíticos esfuerzos de programas aislados y superficiales que los gobiernos han impulsado para que el campo subsista, dejan desprotegidos a los campesinos ante la competencia comercial de grandes productores y acaparadores, lo que provoca que su producto no llegue a superar el punto de equilibrio entre los costos de producción y las comisiones de los intermediarios o "coyotes&rdquo, lo que trae como consecuencia inevitable que cientos de toneladas de frutas y hortalizas se pierdan en el campo por problemas de comercialización.
Según reportaje publicado en el portal El país.com "En los campos agrícolas de Sonora, Baja California, Sinaloa, Jalisco y Chihuahua -los de mayor producción en México- prevalece un modelo de explotación y desigualdad que se ha fortalecido durante años. Un puñado de empresarios se ha valido de sus conexiones políticas para incrementar su dominio y han obtenido subsidios gubernamentales para mejorar la producción, mientras que mantienen a sus jornaleros en condiciones indignas, inseguras y de explotación laboral”.
En estas entidades, durante varios años, los grandes empresarios agrícolas, acapararon los subsidios del principal programa de apoyo al campo, Proagro hoy Producción para el Bienestar. El subsidio gubernamental que surgió como un apoyo compensatorio para los pequeños productores ante la apertura mercantil del Tratado de Libre Comercio de América del Norte en 1993, repartió a nivel nacional cientos de millones de pesos en los últimos años, pero no ha cumplido con el propósito de incrementar la productividad agrícola porque beneficiaba a quienes más tienen y dejaba fuera a los que realmente lo necesitan.
Una investigación académica del centro de análisis Fundar reveló que tan sólo durante el sexenio anterior las grandes empresas (un 20% del padrón) recibieron el 60% de los subsidios, mientras que el restante 40% se repartió entre los pequeños y medianos productores que conformaron el 80% del padrón de los beneficiados por Sagarpa durante ese periodo.
En cuanto al campo jalisciense, el titular estatal de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader Jalisco), refirió que, "al concluir el año 2020, de nueva cuenta el campo jalisciense será el líder absoluto en la aportación de alimentos para la sociedad mexicana y para el mercado de exportación. Las cifras oficiales revelan este liderazgo, una vez que el agro de Jalisco es el puntero tanto en la generación de volumen de víveres, como en el valor comercial de tales productos, según las cifras oficiales de la federación&rdquo, pero a pesar del importante impulso de parte del gobierno del estado en los dos últimos años, aún existen algunas regiones en las que, por la falta de apoyos y subsidios gubernamentales, los pequeños productores agrícolas "padecen las de Caín”.
Luego de varias décadas de tradición sandillera, el municipio costeño de Tomatlán afronta la peor crisis en la producción de sandía. Este producto llego a ser el segundo el generar derrama económica en la región de la Costa de Jalisco, después de la caña de azúcar y gracias a la calidad y los volúmenes alcanzados en la producción del fruto, según informes de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader Jalisco).
Pero la falta de apoyo al campo afecta a los pequeños productores en general. En el presente ciclo agrícola otoño-invierno, productores de hortalizas como pepino, jitomates, tomates y chiles, ante la disyuntiva de no recuperar los costos de producción de sus productos, dejaron perder hectáreas completas; está por iniciar la temporada de corte de tamarindo y en un par de meses la de mango y los productores de la región "cruzan los dedos” esperando que su producción "esta vez sí tenga precio”.
Ante el evidente abandono que padece el campo mexicano por parte del gobierno federal, desde este modesto espacio, hacemos un llamado extensivo a todos los pequeños productores y trabajadores del campo a unir fuerzas y juntos exigir que el gobierno federal destine los recursos que tanto necesita el campo mexicano.
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