Vivimos en un país donde abundan las desgracias para el pueblo, y cada día llegan malas noticias al grado de que muchas personas creen que las cosas ya no pueden cambiar, ni para mejorar ni para empeorar. Un ejemplo claro es el incremento de la inseguridad, las desapariciones, los bajos salarios, la falta de empleo, la ausencia de apoyo a la educación y la carencia total de obras que beneficien al pueblo mexicano.
Frente a todos estos problemas, el pueblo mexicano tiene que buscar la manera de superar estas atrocidades para sobrevivir. No olvidemos la falta de apoyo a la cultura por parte del gobierno federal, además del tipo de cultura que impulsa.
El arte tiene la capacidad de despertar y abrir la conciencia, además de dar luz en un mundo tan oscuro y apagado como lo han dejado las grandes potencias para mantener dormido al pueblo.
En México, más del 85 % de los jóvenes considera que los corridos tumbados son la mejor música; el resto prefiere la banda u otros géneros musicales. Esto resulta preocupante, sobre todo en un contexto donde miles de personas desaparecen o terminan con un trágico final a manos de la delincuencia organizada.
Que los jóvenes escuchen música que muchas veces incentiva la violencia y alienta el trabajo ilegal es un riesgo grave pero, claro, al gobierno de la 4T no le importa.
En lo que respecta al apoyo a la educación, este es completamente nulo. En Puebla, los jóvenes del Bachillerato Digital 283, en Amozoc, han estado pidiendo un terreno para construir su institución y han sido completamente ignorados. Son más de 250 alumnos que toman clases en aulas provisionales y en un terreno prestado.
En Oriental, la Escuela Secundaria Número 153, con más o menos 250 alumnos, da clases en un salón ejidal, y lo único que separa a un grupo de otro son tablas de madera. Es decir, una escuela de palitos.
En el municipio de San Salvador El Seco, el Bachillerato General “Bióloga María Elena Huerta Zamacona”, con más de 150 alumnos, se imparten clases en instalaciones prestadas por la presidencia municipal. Hasta la fecha, ninguna de las tres escuelas cuenta con un terreno para su edificación. ¿Ese es el apoyo a la educación?
Ahora, con los aranceles que impuso el gobierno de Estados Unidos a México, sin duda el pueblo será el que pague los platos rotos, y más aún con los miserables salarios que se perciben en nuestro país.
Ante todos estos problemas, el Movimiento Antorchista inyecta arte y cultura al pueblo de México. La XXI Espartaqueada Cultural, realizada en Tecomatlán, reunió a obreros, campesinos, maestros, jóvenes y niños de toda la república para participar en diferentes expresiones artísticas como la danza, el baile, la oratoria y la música, con el propósito de demostrar que el arte también educa y concientiza.
En ningún otro lugar del país se pueden ver actividades así, donde ver a unos obreros cantar o a unos pequeños declamar estremece el corazón y hace que uno se dé cuenta de que las cosas sí pueden cambiar, en beneficio de las mayorías.
Para el Movimiento Antorchista es fundamental impulsar el arte en todos los sectores de la sociedad, especialmente cuando se utiliza como un grito de protesta del pueblo trabajador. ¿Y cómo un grito de protesta? Porque ante todas las calamidades que diariamente afectan a nuestro país y al mundo, el arte es parte de la salvación para lograr un cambio verdadero.
El arte tiene la capacidad de despertar y abrir la conciencia, además de dar luz en un mundo tan oscuro y apagado como lo han dejado las grandes potencias para mantener dormido al pueblo.
El Movimiento Antorchista tiene la tarea fundamental de educar y organizar para que el pueblo tome las riendas de su destino en beneficio propio. Por eso, toma las riendas de la cultura y organiza concursos entre la gente, para que poco a poco vayan despertando.
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