En noviembre del año pasado, en su quinto informe, el gobernador, Enrique Alfaro Ramírez, denominó “la locomotora económica de todo México” a su entidad, sustentando su calificativo en el desarrollo de la infraestructura y en el aumento de la inversión extranjera directa en el estado.
A simple vista, tal calificativo debiera alegrar a todos los jaliscienses. Un gran crecimiento económico, en un sistema económico racional, tendría que traducirse en desarrollo social sostenido, más servicios básicos, salud al alcance de todos, educación de calidad, carreteras y calles en buen estado, empleo bien remunerado y, por supuesto, empleo para todas las personas en edad de trabajar.
Desarrollar de manera paralela y sostenida los 125 municipios del estado, no solo los de la zona metropolitana, y cerrar la brecha de progreso en la población rural respecto a la urbana.
La forma en la que está configurada la política en Jalisco es incapaz de garantizar un desarrollo social en todas las zonas rurales del estado, en una configuración en donde se privilegia a la gran industria.
Pero el desarrollo de la zona rural no corresponde a este calificativo presuntuoso de su representante estatal. Una cosa son los dichos y otra cosa los hechos.
Según la “Agenda Costa Sur de Jalisco 2023”, los municipios que conforman dicha región son seis: Casimiro Castillo, Cihuatlán, Cuautitlán de García Barragán, La Huerta, Villa Purificación y Tomatlán, con una población total de 149 mil 934 personas.
La situación de los municipios mencionados no corresponde a ser parte de tan grandiosa locomotora, como lo afirma el mandatario estatal; correspondería más a ser parte de una carreta del siglo XVIII. La realidad se impone, usted puede comprobarla.
En la región, el 44.8 % de la población se encuentra en situación de pobreza, es decir, 67 mil 170 personas comparten esta situación en la región. Asimismo, el 41.3 % (61 mil 923 personas) de la población es vulnerable por carencias sociales; el 3.3 % es vulnerable por ingresos y el 10.6 % es no pobre y no vulnerable (IIEG, 2022).
El 6.7 % de la población de la región presentó pobreza extrema, es decir, 10 mil 045 personas, y un 38.1 % en pobreza moderada (57,125 personas). De los indicadores de carencias sociales, destaca que el acceso a la seguridad social es la más alta con un 74.6 %, que en términos absolutos se trata de 111 mil 851 habitantes.
Según el “Atlas de Caminos y Carreteras del Estado de Jalisco”, el 70% de la red de caminos de la región corresponde a terracería revestida, que ni de lejos se asemejan a las grandes avenidas hechas de concreto hidráulico en la capital.
Por su parte, el índice de conectividad de caminos y carreteras, que permite medir la capacidad de comunicación por vía terrestre en un municipio o región a partir de la combinación de la accesibilidad y cobertura de la red carretera, con un índice de 0 a 1, donde uno demuestra un grado muy alto de conectividad y cero muy bajo, el promedio general de la zona es de 0.3203, una calificación reprobatoria.
Pero hay municipios que preocupan y pareciera que están en el tiempo del traslado en carretas con su conectividad, como por ejemplo Tomatlán con 0.2738 y Villa Purificación con 0.1878, situación sorprendente a pesar de que estamos en pleno siglo XXI.
El Consejo Nacional de Población (Conapo) calculó el Índice de Intensidad Migratoria México-Estados Unidos 2020, como una medida sintética que informa integralmente del fenómeno migratorio entre ambos países (Conapo, 2020).
De acuerdo con los resultados del índice, en 2020 la mayoría de los municipios que integran la región se clasificaban en un grado alto de intensidad migratoria. Destaca que, entre los municipios de la región, Villa Purificación presentó el más alto porcentaje de viviendas que recibieron remesas en ese año, con un 23.4 %. A su vez, tuvo la mayor proporción de viviendas con emigrantes con destino a Estados Unidos residentes de ese país, con un 7.6 %.
Hasta aquí el recuento insultante que no corresponde con el calificativo presuntuoso del ejecutivo estatal.
La forma en la que está configurada la política en Jalisco es incapaz de garantizar un desarrollo social en todas las zonas rurales del estado, en una configuración en donde se privilegia a la gran industria en sus diferentes manifestaciones.
El desarrollo debe tener un conjunto más amplio de objetivos, no sólo el crecimiento del PIB. Se debe preocupar por mejorar las condiciones de vida de la sociedad; es tarea fundamental del Gobierno en turno vigilar el crecimiento económico, que se distribuya de mejor forma a través del salario bien remunerado, que se generen más empleos y que el cobro de impuestos sea proporcional con el salario de cada individuo, de tal forma que con lo recaudado se levante la infraestructura social que tanto hace falta: espacios deportivos, clínicas de salud, áreas verdes, calles pavimentadas, instalaciones educativas y una mejora sustancial en los servicios básicos (agua, luz y drenaje), todos estos derechos fundamentales establecidos por nuestra Constitución Mexicana.
Pero mientras no se cumplan estas condiciones, la gente de la región, que es la que padece en carne propia estos males, debe organizarse, buscar a sus semejantes, luchar por una vida digna. Esta titánica tarea está hecha para hombres y mujeres de igual calidad, hombres y mujeres antorchistas.
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