Si el gobierno del Estado de México hubiera tenido que imprimir oficios de respuesta a poco más de 300 peticiones realizadas por mexicanos vulnerables, a fin de que solucionara necesidades urgentes que viven en sus comunidades –y si así atiende a todos los millones de mexiquenses que se dirigen a él para solicitar algún tipo de apoyo–, seguramente gastaría una fortuna en papel, además de los gastos de traslado a las oficinas correspondientes, para comunicarles la negativa gubernamental a atender sus problemas.
Los antorchistas apelan a la sensibilidad de la gobernadora Delfina Gómez Álvarez para que les conceda una audiencia a fin de llegar a acuerdos y gire las instrucciones pertinentes para dar solución a las necesidades más apremiantes de los mexiquenses.
Pero no importa el medio que el gobierno utilice, aunque ahorre dinero para esos movimientos: con el uso de la tecnología, el gobierno responde a los peticionarios con los obligatorios escritos de respuesta oficial, pero de ninguna manera estos llevan respuestas positivas: sus respuestas oficiales a todas las peticiones, absolutamente todas, niegan acciones positivas para dar solución a graves problemas que los mexiquenses más vulnerables sufren día a día.
Eso es lo que recientemente le sucedió a los organizados en el Movimiento Antorchista del Estado de México: a través de él, miles de mexiquenses residentes en 105 municipios solicitaron que el Gobierno del Estado de México, que encabeza la maestra Delfina Gómez Álvarez, realizara las acciones pertinentes para dar solución a 369 problemas que tienen en sus comunidades y que les ha traído graves consecuencias: alrededor de 5 millones de personas carecen de agua potable, ya sea porque no tienen infraestructura instalada, porque ya está deteriorada la que les ha dado servicio desde hace muchos años o porque, por la mañosa distribución que hacen los operadores de agua, no les llega a los grupos que no comulgan con el partido Morena. Total, que por motivos diversos, la cuestión es que, en pleno siglo XXI, hay millones de mexiquenses que no tienen acceso directo al agua potable y, lamentablemente, su salario se va mermando porque tienen que comprar pipas que van de los 800 a los mil pesos.
Los antorchistas también están solicitando redes de drenaje y electricidad; además, que las autoridades arreglen los millones de baches que hay a lo largo y ancho de la entidad, los cuales ponen en riesgo tanto a automovilistas como a transeúntes; sabemos que mediáticamente el gobierno federal dijo que ya habían arreglado el problema bajo el programa Bachetón, pero eso no es cierto: los funcionarios estatales bien harían si recorrieran todas las carreteras y calles de la entidad para que vean que persisten los hoyos, a veces del tamaño de un cráter y que, aunque los vecinos hacen esfuerzos por taparlos con materiales de desecho, eso es solo una medida temporal, que el problema realmente requiere de una acción perfectamente enfocada por parte del gobierno estatal.
Entre otras necesidades también planteadas está la construcción de aulas dignas para cientos de escuelas y que se tome en cuenta a maestros que hasta la fecha laboran sin plazas ni remuneración. Asimismo, solicitan clínicas de salud en varios puntos del estado, y que tengan médicos y medicinas, pues a la fecha, las clínicas existentes carecen de ambas cosas y, entre otras cosas importantes, los antorchistas piden que se tome en cuenta a los campesinos humildes, toda vez que desde hace siete años no se les ha apoyado con fertilizante subsidiado ni semilla mejorada, lo que los tiene al borde de la hambruna debido a que se ha encarecido todo lo referente a la producción agrícola.
El presente año fiscal, al Gobierno del Estado de México le asignaron un presupuesto federal de 388 mil 350 millones de pesos, los cuales no deben utilizarse solo para el funcionamiento de la administración estatal, sino sobre todo para dotar de bienes y servicios a los mexiquenses más necesitados.
O sea, el gobierno del Estado de México tiene suficientes recursos económicos para atender las necesidades de la gente, pero desde que llegó la maestra Delfina Gómez Álvarez a la gubernatura estatal, una y otra vez se ha negado a atender las necesidades de gente humilde que paga impuestos y tiene derecho a obras y servicios. Si el gobierno acepta ayudar a resolver esos problemas, los beneficiarios no serán los líderes, como muchas veces se ha acusado, sino que lo serán los habitantes de colonias y comunidades marginadas.
Sabemos que las autoridades no resolverán las necesidades de los mexiquenses de un solo golpe, pero la maestra Delfina Gómez ha asegurado que: “El gobierno del Estado de México trabaja a favor de los mexiquenses, en especial de los más vulnerables. El poder es para servir, sobre todo a quienes más lo necesitan”.
Ambas son declaraciones rimbombantes que reflejan los buenos propósitos de la mandataria, pero esos mexicanos más vulnerables le piden que tome acciones en concreto para que sus palabras se hagan realidad, pues a la fecha el porcentaje de pobreza en el Estado de México es 0.8 puntos porcentuales mayor que el porcentaje nacional (41.9 %) y el porcentaje de población vulnerable por carencias sociales es de 28.1 %; es decir, 4 millones 968 mil 400 personas, aproximadamente, tienen al menos una carencia.
La pobreza no se va a acabar con los apoyos, pensiones y becas del Bienestar, como quieren hacernos creer tanto el gobierno federal como el estatal, ambos emanados del partido Morena; esos apoyos la gente se los gasta en “algún gustito”, medicinas y transporte, cuando el gasto es responsable, pero no sirven para construcción de infraestructura de ningún tipo; es más, ni siquiera el dinero que sale del programa La Escuela es Nuestra alcanza para realizar verdaderas y profundas reparaciones de aulas o construcción de aulas o laboratorios y, mucho menos, para pagarles sueldos dignos a los maestros.
En fin, la infraestructura urbana requiere dinero, y mucho, el cual no puede salir de los bolsillos de los ciudadanos; es más, nunca ha salido de sus bolsillos. Y qué decir de la precaria situación de los campesinos mexiquenses, quienes habían encontrado una luz de esperanza con los apoyos en fertilizante subsidiado y semilla mejorada que les habían dado gobernadores emanados del PRI, pero que les fueron retirados con la llegada de López Obrador a la presidencia de la república y que esa práctica persiste con la maestra Delfina.
Los antorchistas apelan a la sensibilidad de la gobernadora Delfina Gómez Álvarez para que les conceda una audiencia a fin de llegar a acuerdos y gire las instrucciones pertinentes para dar solución a las necesidades más apremiantes de los mexiquenses. No le costará mucho trabajo hacer, al fin que dice que su gobierno trabaja para los mexiquenses más vulnerables y todos los gobiernos, todos, están obligados a dar soluciones, dado que ese es el eje de las campañas de los políticos que quieren acceder a puestos de representación popular, como son las gubernaturas.
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