MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El gobierno del pueblo será realidad cuando el pueblo sea gobierno

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“Hoy, el Poder público viene a ser, pura y simplemente, el Consejo de administración que rige los intereses colectivos de la clase burguesa.”Karl Marx y Friedrich Engels.Todavía hay mucha gente del pueblo que, en su ingenuidad, en subienintencionada inocencia, cree que los funcionarios públicos son personas ajenas a las divisiones políticas y económicas, de género, religión e intereses particulares y, por el solo hecho de estarcolocados en alguna institución del poder, automáticamente se convierten en fieles defensores de los intereses colectivos y generales de nuestra amada patria, sin filias ni fobias, que los gobernantes, después de haber estado en campaña promovidos por uno de tantos partidos, haber luchado contra los de los otros partidos y después de verse favorecido por el pueblo en alguna elección (sea por buenas artes o por malas) que lo coloca al frente de algún cargo, lo desempeñará representando los intereses de todos. Pero la teoría y sobre todo la práctica demuestra que no es así.

Y lo es menos cuando se trata de la gente más pobre, la que no representa para el gobierno ninguna importancia, fuera de su voto en tiempos de elección. Por eso es que durante este y las célebres campañas, el aún candidato se deshace en promesas y halagos al pueblo, en discursos incendiarios en contra de la injusticia y la desigualdad y en afirmaciones de que,ya estando en el poder, entregará su vida para favorecer al pueblo y logrará milagrosinimaginables y resultados “al siguiente día” de que asuma el puesto.


Es buen momento de que el pueblo trabajador repase las experiencias y se convenza de queeso no es posible si sigue confiando en los viejos políticos, aún cuando éstos aseguren que ellos son otra cosa, que no son iguales. Si los más humildes lo entienden y aceptan, no les costará trabajo comprender que hoy los “nuevos” gobernantes que se autoproclaman representantes del pueblo sean igual o peores que los anteriores (de hecho son los mismos, pero “purificados”), y cometan abusos, injusticias y sigan favoreciendo en los hechos a los poderosos de siempre y condenen y ataquen con saña a los más humildes, a quienes no les deben nada, ni siquiera el voto, porque sienten que ya se lo pagaron, antes con algún regalo o después con algún apoyo
“directo”, y nada más.
Por eso tenemos los casos de que precisamente los funcionarios morenistas sean los más descarados y soberbios a la hora de “atender” sus sencillas y legitimas peticiones. Hoy sin ellos los que siguen el mal ejemplo del Presidente Andrés Manuel López Obrador quien calumnia y ataca a las organizaciones populares, no solo negándose en redondo a atenderlos y escucharlos, sino insultándolos y usando todo su poder de gobierno para atacarlos y segregarlos de las políticas públicas. Así se explica que el gobernador de Sinaloa grité y ordene que los antorchistas no promuevan escuelas, acusándolos de que “solo buscan dinero”, o los presidentes municipales morenistas que se niegan a recibir a las comisiones de antorchistas, que no son menos ciudadanos que otros, o que, debido a la falta de atención a las urgencias del pueblo decidan protestar, reciban por respuesta la injuria y la descalificación, y sirva esto de pretexto y de malévolo marco a sus verdaderas intenciones de no atender al pueblo.

Esta es la verdadera e incontestable prueba de que ellos no son el gobierno del pueblo.¿Qué podemos hacer?, lo que siempre les ha propuesto Antorcha Campesina: entender que el único modo de tener un gobierno del pueblo es que el mismo pueblo sea gobierno, y que esto es necesario y es posible, pero que para ello, el pueblo debe elevarse a otro nivel de consciencia, debe educarse y organizarse, debe crear su propio partido político para pelear el poder del modo que mis permite nuestro marco de Derecho, y que si lo hace, no habrá obstáculo que no pueda superar, pues su fuerza es la más grande del país, por qué los
pobres somos mayoría. Pero esa mayoría no es fuerza efectiva si seguimos dispersos y desunidos, dependientes y pendientes de la dádiva y el favor que nos pueda arrojar el poderoso. Es buen momento de que asuma su papel y entienda que ya no se trata de escoger entre el buen gobierno y el mal gobierno, sino de que como clase trabajadora, se ponga al frente del país y lo salve del desastre en que lo tienen metido los políticos que no son ni serán nunca del pueblo

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