El próximo nueve de noviembre, un contingente representativo del Movimiento Antorchista de Sonora realizará la entrega de su pliego petitorio para el año 2023, un documento que plasma, de la manera más exacta posible, una relación de peticiones en materia de obras y servicios públicos, la gran mayoría de estas solicitudes (si no es que todas) tienen el agravante de que han sido solicitadas durante meses y años, sin ver el mínimo avance.
El documento se entrega de manera directa al gobierno de Sonora, pues es éste quien tiene la obligación de dar respuesta y solución a las peticiones de los sonorenses.
Hay quienes por ignorancia o a propósito, por diferencias políticas con nuestra organización, en automático buscarán descalificarla, así como al evento aquí anunciado. Los que ignoran la importancia que encierra la organización popular y el derecho constitucional a la libre expresión y manifestación de las ideas políticas, así como el derecho a la gestión de obras y servicios públicos, podrán irse con la finta de que sólo somos un grupo de agitadores y revoltosos que buscamos desvirtuar la administración del Doctor Durazo; de parte de nuestros enemigos declarados hay la clara intención de sacar raja política al acusar que solicitamos al gobierno dinero para beneficio personal de los líderes, afirmación igual de falsa como que la tierra es plana.
En el documento de su primer informe de gobierno, Alfonso Durazo escribía: “Un gobierno para todas y todos. Este eje de trabajo representa la esencia de un nuevo gobierno comprometido a trabajar con eficacia, eficiencia y honestidad, alineándose a los principios de la Cuarta Transformación; de igual manera, asume la responsabilidad, frente al pueblo de Sonora, de atender los rezagos sociales que afectan la calidad de vida e inhiben el desarrollo de los que menos tienen...”.
De este propósito del gobernador, pudiéramos decir que los antorchistas estamos en condiciones de hacer las maletas y aventurarnos en otras actividades, puesto que, con el compromiso hecho por él, nuestra causa pierde sentido, ya que se atenderán el rezago social y se promoverá el desarrollo del bienestar del pueblo.
Sin embargo, cercanos a cumplir cinco décadas de experiencia política en la gestión, podemos decir con certeza que esos propósitos quedarán más como anécdota que como una realidad objetiva. Es aquí donde la unidad de acción de los antorchistas de Sonora entra en juego para que, de manera organizada y respetuosa de los procesos institucionales, hagamos valer nuestros derechos exigiendo a las autoridades que no archiven las demandas de pueblos y colonias, sino que trabajen todos los días por ver cómo solucionarlos.
Es así como Antorcha se ha ganado el respeto de las diferentes administraciones y ha conseguido considerable cantidad de obras, programas y servicios públicos para las familias trabajadoras; a grado tal que en el mismo informe de gobierno, en el apartado de atención a grupos sociales, se manifiesta: “Antorcha Campesina, demandan acciones y programas de apoyo, del cual se creó vínculo institucional entre Bienes y Concesiones, SEC, CECOP, entre otros, en beneficio de sus agremiados y la Casa del Estudiante Sonorense”.
Como el mismo gobierno lo testifica, no solicitamos caprichos ni favores personales a los líderes, tan solo una calidad de vida más digna para las familias humildes organizadas en nuestras filas.
Muy a pesar de la correcta atención y la corta solución en algunas peticiones, se vuelve inaplazable el acto de insistir ante el gobierno estatal que se asigne más presupuesto a los sectores que siguen haciendo crisis entre las clases más desprotegidas del Estado, gastos sociales tales como apoyo a la vivienda, drenajes, agua potable, pavimentación de calles y caminos, electrificaciones, mejoramiento del sector salud, atención a los servicios públicos, entre otros.
La tarea de luchar por una vida más digna recae en los antorchistas por ser nosotros quienes vivimos y sufrimos las miserias de la vida, vivimos ahí en la comunidad donde el agua sale con tierra, donde el panteón no cuenta con barda perimetral, o en la escuela donde nuestros hijos improvisan un aula en una traila, donde por falta de empleo y dinero la gente improvisa casas de lámina o cartón, ahí donde se tiene la necesidad de plantear la solución: luchar por una vida más digna. Y si eso implica acudir a las dependencias a tocar puertas, a entregar documentación o usar la protesta para presionar a algún funcionario insensible, eso se tendrá que hacer.
Asistamos todos, compañeros antorchistas, a cumplir con nuestra tarea histórica de crear entre todos un mundo mejor. Mañana será tarde.
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