La riqueza de un país se determina por su extensión territorial, sus recursos naturales y por su población. Nuestro país tiene poco más de 2 millones de kilómetros cuadrados, en él existe una gran riqueza natural: mares, ríos, montañas, valles, donde existen tierras cultivables, minerales, peces, bosques, etc. Además, una gran población que cuenta con las capacidades productivas. Somos un país rico y esto se reconoce a nivel internacional y se demuestra porque está integrado al G-20, donde se agrupan las economías más poderosas del mundo, ya que estas representan el 85% de la economía mundial; el problema de los mexicanos es que vivimos en un país rico pero con una mala distribución de la riqueza. Con el gobierno de Morena millones de compatriotas tuvieron la esperanza de que ahora sí iba en serio una mejor distribución de la riqueza, lo que no se ha cumplido en los dos años de gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Estamos muy lejos de ser testigos de una mejor distribución de la riqueza, aunque reparte limosnas a través de transferencias directas a adultos mayores, con las becas Benito Juárez, a "jóvenes construyendo el futuro” y a sembrando vida, no son suficientes, para disminuir la pobreza ni para hacer crecer la economía. Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) la pobreza laboral aumentó en México para llegar al 44.5% en el tercer trimestre de 2020, este porcentaje de la población que tiene un ingreso laboral inferior al valor de la canasta alimentaria. Hay 12 entidades federativas que sus niveles de pobreza laboral están por encima del 45% durante los últimos 3 meses y son: Chiapas, Ciudad de México, Guerrero, Hidalgo, More Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, San Luis Potosí, Tabasco, Tlaxcala y Veracruz. Si a los que tienen un empleo no les alcanza para adquirir la canasta básica, imagínense ustedes que pasa con los 22 millones de mexicanos que carecen de un empleo, que están en el sub-empleo, están en peores condiciones de miseria. Por lo que los robos, los asesinatos, los secuestros aumentan de manera alarmante.
Pero suma y sigue, los mexicanos vemos horrorizados que rebasamos el millón de contagios y la cifra oficial de 100 mil fallecidos por covid-19, y lo peor y lo que causa más terror es la poca atención que les merece a los encargados del país a cambiar la estrategia, tanto el presidente López Obrador y el epidemiólogo López-Gatell, siguen sin cambiar ni un ápice la actitud con la que han asumido la atención a la pandemia. En el estudio de evaluación del manejo de la pandemia en el mundo, salimos como los peores evaluados, es un desastre estar en el número 53, sin seguimiento de pruebas y sin vacunas. Informan todos los días del número de muertos, gastando 170 millones de pesos en medios de comunicación tanto en las conferencias mañaneras del presidente como en las nocturnas. ¿Eso de que nos sirve? Dinero nuestro mal gastado.
Causa indignación la sonrisa del presidente que, desde un helicóptero, sobrevuela las zonas inundadas en Tabasco desde hace más de un mes y ese señor que no se moja los zapatos, porque no se vaya a enfermar, sin ver que sus paisanos tabasqueños tienen el agua hasta el cuello, que no se acuerda del pliego de peticiones que realizó cuando en 2007 Tabasco se inundó. "Decía que 10 mil pesos eran insuficientes, que los recursos se destinaran a la reconstrucción, a la salud, ropa, electrodomésticos, apoyar a los comerciantes, a los que perdieron sus automóviles, subsidio para la luz, subsidio para el gas, apoyo para el ganadero, obras de infraestructura y un plan hidráulico”. Ahora le toca a él, esperamos que cumpla realmente con este pliego y que los miles de tabasqueños que están sufriendo ahora reciban lo necesario y realmente haga las obras de protección para que ya no vuelvan a inundarse. Los tabasqueños deben organizarse para exigirlo.
En la reunión del G-20, donde los mandatarios de las 20 economías más desarrolladas del mundo se pronunciaron sobre la estrategia para enfrentar la pandemia, nuestro presidente solo dijo generalidades, de que la salud es un derecho humano fundamental que el Estado está obligado a garantizar, pero cuando se trata de nuestro sistema de salud, todos los mexicanos estamos sufriendo porque no se está garantizando ni la atención médica adecuada, ni los medicamentos, ni los recursos para la adquisición de vacunas, ni siquiera para pagar mejor a los médicos ni para asegurarlos ante el peligro que corren al estar en la primeria línea de combate. También se refirió a la familia como la principal institución de Seguridad Social, sigue pensando en que si alguien se porta mal debemos acusarlo con su mamá o con sus abuelitos; dejar que la gente haga lo que quiera ante la pandemia, confiar dijo en la responsabilidad de la gente, dejar en libertad a las personas, que no exista el confinamiento obligatorio, detengámonos en esto, si con el confinamiento se evitan los contagios, sólo que se tiene que garantizar que cada familia, cada hogar tenga con que alimentarse, pero como todo un neoliberal es partidario de que cada quien se rasque con sus propias uñas. Con esta participación nos damos cuenta que nuestro presidente no cambiara en la forma en la que ha venido enfrentando la pandemia que es de las peores del mundo. Por lo que a los mexicanos nos deja a la deriva.
Una vez más se hace necesario y urgente formar una gran alianza para que en las cámaras estatales y federal no estén de levanta dedos los actuales diputados de Morena y exista un contrapeso, sobre todo para que no exista el poder omnímodo, el poder concentrado en una sola persona, que está llevando al país al despeñadero. Es urgente que cada uno difunda del peligro que representa que vuelvan a ganar los morenistas. Urge que se les quite la máscara a los falsos, a los mentirosos, para que el pueblo organizado tome las riendas de la nación para que de una vez por todas se distribuya mejor la riqueza de nuestro país. Los morenistas son un peligro porque no saben gobernar.
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