En una de mis colaboraciones, semanas atrás, señalaba que ¡mal nos iba a los pachuqueños!, debido a que la actual administración municipal, encabezada por Eleazar García Sánchez, estaba trabajando para empresas privadas en perjuicio de la ciudadanía al privatizar las calles instalando parquímetros, a la mala planeación y excesivo costo y tiempo de traslado en el Tuzobús, al poner en primer lugar los intereses de las empresas que de los ciudadanos pagando millones de pesos por una remodelación de la plaza del Reloj que prácticamente nadie quería, etc., etc. Pero no conforme con ello, y en una acción al menos descabellada pero que refleja la verdadera personalidad porril del edil y de sus asesores, el pasado lunes 3 de mayo, simplemente arremetió con su policía contra cientos de pachuqueños que acudieron a la presidencia municipal a reclamarle cumplimiento a los acuerdos signados en una minuta el pasado 10 de diciembre, acuerdos que incluyen la introducción de sistemas de agua potable en seis colonias, drenaje en cuatro más, alumbrado público para 16 y pavimentaciones en diferentes zonas de la ciudad, entre otros. El resultado de la represión policíaca ordenada por el presidente municipal fue de siete lesionados: cuatro señoras, dos varones y una niña.
Es verdaderamente el colmo de los colmos, que además de no cumplir, ahora manda a golpear a quienes le reclaman que dote con servicios básicos a las colonias populares; su administración, además de ser una de las más grises e ineptas que ha tenido el municipio capital, se ha vuelto represora. Sin embargo, no me quiero quedar solamente en calificativos, que, como sabemos los pachuqueños, se los merece, y otros peores. Me interesa, al menos, tratar de dilucidar qué se pretende con esta agresión, embestida que además estuvo respaldada por la policía estatal: ante la comisión pacífica de colonos que reclamaba atención y cumplimiento, que no rebasaban los 300, se suma un contingente de granaderos, que arribaron, ciertamente, cuando ya había pasado la agresión; llegaron los refuerzos para "proteger", no crea usted que a los inermes colonos, sino a la policía municipal.
Este acto, en periodo electoral y donde el gobierno municipal no cuenta con la aprobación de sus gobernados, se antoja, al menos como una provocación, pues con ello no está el alcalde "ciudadano" ayudando al partido que lo llevó al poder a que mantenga su posición en la capital del estado, cuestión que, obviamente, debe preocupar a la candidata del Revolucionario Institucional. Pero si además le sumamos que la intervención que hace el gobierno estatal a través de su secretario de gobierno, Lic. Salvador Elguero Molina, fue deliberadamente defensista del alcalde agresor: primero porque el edil no fue convocado a la reunión donde se revisarían los acuerdos firmados y el tiempo de cumplimiento de los mismos; segundo, el señor secretario de gobierno se limitó a informar a la comisión que el presidente municipal no tenía recursos para cumplir con las obras pactadas y que el gobierno del estado tampoco ¡sic! Y si a todo esto agregamos los incumplimientos que tienen las secretarías de Planeación, Educación Pública y Obras Públicas del gobierno del estado con el Movimiento Antorchista Hidalguense, y que también se niega a cumplir, se configura un cuadro que revela una clara posición de un grupo político que al menos está provocando sendos plantones tanto en la instancia municipal como estatal para exigir cabal cumplimiento a los acuerdos. Aparte de mantener esa política equivocada de negar la solución a demandas elementales y solamente de resolver con gotero algunas de ellas, ahora, ante la evidente provocación para que la gente salga a reclamar lo acordado y firmado y que por derecho constitucional le corresponde, ¿qué cosa hay atrás? ¿Qué juego perverso se está maquinando en algunas fuerzas políticas del estado? ¿Por qué se está generando un conflicto que se puede evitar atendiendo y resolviendo las demandas de la gente? ¿Qué se pretende con las agresiones y hostilidad hacia Antorcha? Yo no tengo las respuestas.
Pero lo que sí tengo claro es que los pachuqueños y todos los hidalguenses, así como todos los mexicanos, tenemos derecho a una vida decorosa y a que los recursos públicos sean aplicados para beneficio de la población y no para unas cuantas empresas; asimismo, que el hecho de manifestarnos en exigencia del cumplimiento a los acuerdos es también un derecho constitucional y que es precisamente el alcalde que al negar los servicios y reprimir la manifestación pública se convierte en el principal violador de la ley, y ante todo esto no podemos, no debemos, quedarnos cruzados de brazos permitiendo tanta agresión a la población; por ello, el próximo jueves 12 de mayo, los antorchistas pachuqueños, nuevamente, saldremos a la calle a demandar cumplimiento a los acuerdos y respeto al derecho de manifestación.
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