Comenzaré citando esta frase del libro de la escritora, periodista e intelectual marxista chilena Marta Harnecker “…cada país posee, en mayor o menor número, determinadas riquezas naturales. Entre las principales se encuentran los yacimientos minerales, las tierras fértiles para la agricultura y ganadería, los mares con sus peces, los grandes ríos que proporcionan energía eléctrica barata y muchas otras cosas más”..., “Sin los trabajadores de las minas esa gran riqueza minera quedaría siempre hundida en la tierra. Sin el trabajo de muchos hombres las aguas de las cordilleras se perderían en el mar sin ser aprovechadas", "es por tanto el trabajo del hombre permite arrancar a la naturaleza sus riquezas, las riquezas naturales de nada sirven sin el trabajo del hombre”.
Y en efecto, en nuestro país contamos con una gran diversidad de riquezas naturales como las que ya he citado. Al respecto, trataré de explicar un poco sobre la importancia de nuestras riquezas naturales y para que nos benefician. La naturaleza es algo muy importante para la humanidad, en términos generales es indispensable para el ser humano porque ahí parte nuestra existencia y a lo largo del desarrollo de la sociedad nos brinda muchas cosas materiales comunes, necesarias para subsistir.
El hombre, desde la edad primitiva hasta la actualidad, ha venido necesariamente dando avances cuantitativos y cualitativos en la agricultura, ganadería, en la minería, en la tecnología y en el desarrollo de la sociedad, pero en todo este proceso y avance, el ser humano ha tenido forzosa y necesariamente que intervenir, contribuir, es decir, participar en el desarrollo, porque es el único que tiene la capacidad y la fuerza necesaria para que este avance se vea reflejado en la realidad.
Asimismo, el trabajo del hombre es el único que puede transformar todas las riquezas que la naturaleza nos ofrece, puesto que la naturaleza por sí sola, no puede jugar esa función, es imposible; es la fuerza empleada del hombre la única capaz de transformar un árbol en una mesa o en una silla, o el oro que se encuentra debajo del subsuelo, se tiene que emplear inteligencia y energía física del hombre para poder extraerlos y para transformarlos que en productos que permite satisfacer una necesidad social.
Por lo tanto, es gracias a la fuerza de los trabajadores que al arrancar las riquezas de la naturaleza la transforman en productos del que sea, pueden ser alimentos, vestido, transportes, medicinas, en productos estéticos, en máquinas, en carreteras, en materiales de construcción entre otros muchos más. Todo este avance es producto de miles de años de evolución, contribuyendo a la sociedad, sin embargo, como en la antigüedad hasta en la actualidad, los esclavistas, los señores feudales y los grandes señores capitalistas, por sobre las distintas formas de explotación, son los que se aprovechan del esfuerzo ajeno, son los que se aprovechan de las necesidades del ser humano: esclavos, siervos de la gleba y obreros los que con su esfuerzo crean, los explotan, pero, no disfrutan de lo producido.
Al sistema dominante no le importa, el bienestar y la salud del obrero, que esté en buenas condiciones para que en la fábrica pueda desempeñarse bien, y tampoco les interesa que estos trabajadores tengan que alimentar a su familia y darles las necesidades básicas como vivienda, luz y agua. El sistema de gobierno ha creado leyes a modo para proteger los intereses de los acaparadores de riquezas, con salarios de miseria, limitaciones en las prestaciones de ley y obligan a los obreros a que permanezcan en la fábrica con el supuesto de hacer horas extra, por lo que se ven obligados a trabajar más de ocho horas al día porque de no hacerlo se verían en serios aprietos económicos. ¡Ni modo!
El otro rostro de la desigualdad son los trabajadores que laboran en la informalidad, como albañiles, carpinteros, eléctricos, taxistas, plomeros, vendedores ambulantes, amas de casa, pescadores. Abundan cada día más, mientras que las autoridades gubernamentales, están más entretenidos en intereses personales, en cuestiones electorales, y no en ofrecer las condiciones salariales al pueblo trabajador, estos están de acuerdo y ven bien, los salario la atroz explotación de los capitalistas que, ya como dije, no les importa en lo mínimo si los trabajadores viven bien, aquí lo importante es en seguir aumentando sus riquezas mediante el esfuerzo y sudor ajeno.
Y, como muchos sabemos, reitero, que el pueblo tiene que despertar de las condiciones infrahumanas en la que se encuentran, está en sus manos un cambio radical del papel entre explotador y explotado, por un sistema justo y equitativo, mediante el cual los productores de las riquezas tengas las condiciones necesarias para desarrollarse y vivir plenamente.
El Gobierno de la Cuarta Transformación quedó corto, o, mejor dicho, en los cinco años al frente del Poder Ejecutivo, no ha hecho otra cosa que mentirle al pueblo, pues sigue garantizando las condiciones óptimas a los grandes potentados nacionales y extranjeros sus constantes reformas y reverencias al poder económicos así lo demuestra. Mientras el pueblo, ¡que se joda!; total ya está acostumbrado a vivir en la miseria, y para que no exijan es mejor tenerlos controlados, con dádivas electoreros, disfrazado de programas asistencialistas. Lamentablemente así piensa y actúa la 4T, el gobierno que prometió priorizar las necesidades de las mayorías, "primero los pobres".
Por último, la tarea del pueblo trabajador no es fácil, pero tampoco imposible, el Movimiento Antorchista, los llama a dejarse educar y sumarse a la lucha organizada, porque el bienestar que tanto hemos anhelado solo llegará cuando el poder de la nación sea del pueblo, pertenezca a los obreros y a los campesinos, cuando esté en manos del pueblo trabajador. Pero para llegar ahí es necesario barrer con los simuladores, con los oportunistas que hoy se han acomodado en el poder político y que tanto daño le están haciendo al pueblo pobre de México.
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