Decenas de antorchistas de Mexicali, Tijuana y Tecate hicieron uso de su palabra planteando problemas de carácter social, político y económico que aquejan a nuestro estado y al país, destacando la necesidad de consolidar la unidad, la organización y la lucha del pueblo mexicano, en la III Jornada Nacional de Oratoria organizada por el Movimiento Antorchista .
Tuve el honor de clausurar el evento desarrollado en Tijuana, el cual se celebró simultáneamente el 26 de junio en todos los estados de la república. Es necesario alentar a jóvenes y adultos, estudiantes y trabajadores del campo y la ciudad, amas de casas, campesinos y comerciantes, a los mejores representantes de las capas populares, a comprender cada vez mejor la realidad que vivimos, necesitamos que el pueblo explotado comprenda las causas de la miseria y la injusticia que sufre, y que con esa comprensión pueda precisar las acciones que debe emprender para transformarla. Necesitamos ser mejores educadores, mejores organizadores del pueblo, dirigentes más eficaces. Y para lograrlo es indispensables que aprendamos a hacer un mejor uso de la palabra hablada, que seamos mejores oradores pues, como nos ha enseñado el Maestro Aquiles Córdova Morán: no hay líderes mudos.
Creo que todos los que participaron merecen nuestro aplauso, merecen un reconocimiento porque se esforzaron por participar en esta muestra con la idea de que ir a platicar con el pueblo, para hacerlo cada día mejor. Para ello considero que no basta con practicar y practicar, repitiendo una y otra vez el mismo discurso, con las mismas palabras. La pura práctica no nos hará mejor oradores por sí misma, no por ello vamos a ser más claros, más precisos, más científicos en nuestra exposición e incluso más emotivos en nuestro mensaje, eso se va a lograr en la medida en que nos preparemos mejor, quiero insistir en que es indispensable que elevemos nuestra cultura.
Considero que no puede haber un buen orador si no se cumplen cuando menos, -desde mi punto de vista-, tres condiciones básicas; una es que se tenga algo que decir, que haya algún mensaje que uno quiera transmitir, que le urja compartir. Si uno no quiere comentar, transmitir, esclarecer, decir algo, ¿cómo va a ser un orador?.
En segundo lugar, aun teniendo algo quédecir, si no lo sabemos decir, no entiende lo correctamente el asunto que pretende abordar, el problema que pretende esclarecer, las soluciones que quiere proponer, las acciones que pretende motivar, si no tiene ejemplos, palabras claras, argumentos sólidos, ni comparaciones, ni metáforas, ni figuras retóricas que le permitan que ese discurso sea más claro a la vez que más bello, tampoco será un orador competente.
Y, por último, creo también que aún aquellos que tienen cierta cultura, aquellos que han comprendido que hay mensajes que es necesariotransmitir y tienen cierto conocimiento de los temas a desarrollar, si no tienen un tercer elemento, que es la urgencia de decirlo, que es esa presión que tiene que surgir desde nuestro corazón, que tiene que brotar de nuestra entraña para que tengamos urgencia de hablar, urgencia de convencer, urgencia de mover al pueblo, jamás vamos a hacer buenos oradores. Nosotros necesitamos gente con sangre en las venas, necesitamos gente con amor al pueblo, necesitamos gente llena de odio en contra de la explotación del hombre por el hombre, solo así seremos buenos oradores, oradores apasionados que convenzan y conmuevan, que convenzan y motiven.
Eso es lo que necesitamos compañeros, por eso los invito a que seamos cada vez más aplicados y esforzados en nuestro estudio. Hay que ser leales y sinceros en nuestra lucha, en nuestro compromiso con la parte más dolida de la humanidad. Todos los discursos que escuchamos en Tijuana en la III Muestra de Oratoria nos llevaron a culminarla con la convicción de cumplir mejor nuestras tareas, de que las palabras se transformen en acciones, trabajando en los cuatro ejes que plantea el Movimiento Antorchista Nacional para transformar nuestra nación: más empleos; mejores salarios, que sean remuneradas las horas de trabajo con un pago justo; una política fiscal progresiva donde se cobren másimpuestos a los poderosos, que pague más quién gané más; y una justa reorientación del gasto público, que se traduzca es obras y servicios para los sectores vulnerables, hospitales, escuelas, impulso de cultura, deporte, vivienda… Al clausurar la muestra nos retiramos con laconvicción de trabajar más y mejor para revolucionar la vida de los mexicanos, para lograr una vida verdaderamente digna y justa.
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