Se dice que la libertad de asociación es el derecho que tenemos todas las personas a organizar reuniones pacíficas o a crear organizaciones con otras personas, o integrarnos a las ya existentes para trabajar en favor de nuestros intereses y el ejercicio de nuestros derechos.
Todos los días escuchamos cómo se pregona el reconocimiento formal, el profundo respeto a la sociedad civil y a su libertad de organizarse para exigir sus derechos, protestar públicamente y criticar a sus gobernantes. Pero todo ello es sólo en la forma, a nivel público, para darse imagen ante los ciudadanos menos enterados y conscientes.
Mientras, en los hechos, en la realidad en la que se vive, sólo existe el funcionario soberbio, prepotente, que se afirma todos los días en la idea de que el poder le pertenece a él y sólo a él y que, por tanto, el pueblo lo debe respetar; que el ejercicio del derecho de manifestación y de protesta es un acto de desafío contra su poder y que, por tanto, lejos de tener que respetarlo, pero sobre todo de resolver, debe reprimirlo y sofocarlo con los medios a que haya lugar.
Tal es el caso de lo que sucede en Querétaro con los funcionarios del gobierno del estado, donde desde hace dos años, en el inicio de la actual administración, se entregó un pliego petitorio como se entrega cada seis años con obras y servicios más elementales como agua potable, energía eléctrica, pavimentación de calles y caminos, introducción de drenaje, mejoramiento de vivienda, etcétera, de las colonias y comunidades de los diferentes municipios donde Antorcha Campesina tiene presencia.
Pero lejos de darles una respuesta a los queretanos de cómo se solucionará el problema, nos encontramos con una conducta de odio reaccionario que los políticos muestran hacia la organización independiente y combativa de los pueblos. Ahí está el exsecretario de Desarrollo Social del Estado (Sedesoq) Agustín Dorantes Lambarri, que durante todo este tiempo se negó a resolver, mostrándose insensible ante la problemática por la que atraviesan los queretanos, diciendo que no hay recursos o que estaba en revisión. No hay recursos cuando se trata de la gente pobre que sufre todos los días, pero sí hay recursos para hacerse campaña con el dinero del pueblo entregando “apoyos y tarjetas”, pues ahora busca una senaduría.
No hay recursos cuando se trata de la gente pobre que sufre todos los días, pero sí hay recursos para hacerse campaña con el dinero del pueblo entregando “apoyos y tarjetas”.
Pero está mas que claro que políticos así no le sirven al país, que políticos soberbios e insensibles no lograrán cambiar las situación de pobreza y marginación que existe en el estado, ni del PAN ni de Morena, ni con ningún otro partido político las cosas cambiarán para el bien de los mexicanos; en cada campaña se comprometen a garantizar paz, seguridad y bienestar al pueblo, además de que cuando “gobiernen” las cosas serán diferentes; todo eso son palabras trilladas que se repiten cada tres años y la realidad es otra.
Por todo esto, el pueblo debe saber que organizarse y protestar no es ningún delito, aunque digan lo contrario y machaquen todos los días los funcionarios y algunos medios de comunicación: todo lo contrario, son derechos individuales que deben ser ejercidos y exigidos con todo rigor para no verse aplastado y vivir peor de lo que se vive actualmente.
La fortaleza de una sociedad radica en el trabajo colectivo y no en el individualismo; la riqueza la producen todos los mexicanos y es justo que se disfrute de ella; por tanto, el organizarse y asociarse por intereses comunes como el combate a la pobreza dará como resultado una mejor forma de vida para todos.
Cualquier queretano con problemas similares a los de los antorchistas puede exigir que se cumplan aquellos derechos. Es momento de levantar la mano y alzar la voz ante gobiernos panistas que tienen por funcionarios a los más fifís e insensibles de Querétaro.
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