MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

En Ucrania está el futuro del mundo

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Se habla de tercera guerra mundial por los acontecimientos entre Ucrania y Rusia. Los medios de comunicación masiva lo presentan como un hito violento mayúsculo después de la Segunda Guerra Mundial (la conflagración más grande hasta ahora, pues costó la vida a alrededor de 70 millones de seres humanos). Además, Rusia y su presidente Vladimir Putin son presentados como los guerreristas e intervencionistas en Ucrania, y que de lograr su objetivo “de tomar Ucrania” serían un peligro para Europa y el mundo “libre y democrático” entero. 

Esta narrativa de los hechos es presentada por los medios de comunicación de occidente, donde el que lleva la batuta de lo que se debe de decir es la coalición de la Organización del Tratado del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). 

Con el término de la Segunda Guerra Mundial el mundo se reconstruyó de manera bipolar: el bloque capitalista encabezado por Estados Unidos de América (EEUU) y el bloque socialista, dirigido por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Europa quedó dividida, prácticamente, por la mitad y a Alemania también, en República Democrática Alemana y República Federal Alemana. Con este desenlace del conflicto beligerante se creía llegar al final de una era violenta que no se presentaría más en la historia.

Si bien no se ha llegado a una conflagración parecida por la magnitud, de ningún modo significó una paz duradera para el mundo. 

Después de la segunda mitad del siglo XX se siguieron suscitando guerras en el mundo donde estuvo involucrado directamente Estados Unidos, por mencionar algunos más significantes: La guerra de Corea, invasión a Bahía de Cochinos, Guerra de Vietnam, invasión de Panamá, guerra del Golfo, Afganistán, Irak, Libia y Siria. Según datos de la diplomacia china, "de los 248 conflictos armados que se produjeron entre los años 1945 y 2001 en 153 regiones del mundo, 201 fueron iniciados por EEUU, lo que supone el 81 por ciento del número total". Desde luego no se descartan las intervenciones y la esfera de influencia que tuvo la URSS durante su existencia, pero es necesario apuntalar que EEUU, después de la caída del bloque socialista, se autoproclamó adalid de la democracia en el mundo y se ha cuidado de imponerla a sangre y fuego ahí donde, desde su perspectiva, no existe una organización social afín a sus intereses. 

Con la disolución del bloque soviético sucedieron dos hechos relevantes: el mundo se convirtió en unipolar, es decir, una sola visión del desarrollo social, político, cultural y económico encabezada por Estados Unidos. Y tal como ocurrió con la Guerra Santa, el bloque ganador se lanzó sobre todos los países que no tenían una organización social parecida y los trató de moldear a su imagen y semejanza. Esta cruzada fue ideológica, pero donde no fue suficiente se abrieron paso a punta de cañonazos, como en muchos países del medio oriente. Puestos en sintonía con su visión del mundo, el paso siguiente fue explotar sus recursos naturales para el funcionamiento de la economía mundial capitalista. 

El otro hecho fue que creyeron que destruyendo la URSS se quedarían el mundo para ellos solos, pues gradualmente China, socialista pero no satélite del bloque socialista, y lo que quedaría de la propia Rusia se irían alineando a esta nueva visión mundo. Contrario a eso, China logró reformar sus métodos económicos basados en el marxismo para abrirse paso por el mundo como una economía vigorosa e importante. Rusia, después de la salida de Boris Yelsin y la llegada del presidente Vladimir Putin al poder, logró estabilizar una economía afectada por la terapia de choque implementada por los economistas estadounidenses que la “liberaron del control del estado”, y rescató, entre otras cosas, el poder militar que había desarrollado la Unión Soviética. Es decir, estos dos países lograron una posición importante en la geopolítica mundial, después de que Estados Unidos creyó que sería el único amo y señor. 

En las negociaciones de la disolución del bloque soviético uno de los puntos principales fue que la OTAN no se extendería ni una pulgada hacia la frontera de Rusia, pero lo que ha pasado ha sido justo lo contrario, solo ocho años después, en 1999 la OTAN absorbe a Polonia, la República Checa y Hungría; en 2004 a Estonia, Letonia, Lituania, Bulgaria, Rumania, Eslovaquia y Eslovenia; en 2009 a Albania y Croacia; en 2017 a Montenegro y 2020 a Macedonia del Norte. En resumen, en 20 años, de contar con 16 países se extiende a 30 (https://www.voltairenet.org/article215832.html). 

La integración de los países a la alianza militar de la OTAN, dan una estructura militar a EEUU (porque la OTAN es, en los hechos, dirigida por EEUU) que cerca a Rusia por su frontera europea, es un hecho innegable que así tiene disposición de bases, armas, incluso misiles instalados, que se calcula podrían alcanzar Moscú o San Petersburgo en 5 ó 35 minutos, dependiendo de si son supersónicos o no. El cerco lo han denunciado los rusos desde sus inicios y han obtenido respuesta nula. Es en este escenario donde se desarrollan los hechos de Ucrania.

Ucrania comparte con Rusia muchos aspectos de sus vidas, sus idiomas son parecidos, comparten su historia de los tiempos de los zares y la Unión Soviética, lucharon en la Segunda Guerra Mundial juntos y lograron derrotar a los nazis (a pesar de que 270,000 nacional-chovinistas se alistaron en el ejército nazi y pelearon contra el Ejército Rojo (ver Antony Beevor “Stalingrado”) y su conformación territorial, tal como se conoce hoy día, tiene su origen en el siglo XX, después de que los bolcheviques llegaron al poder. En esta reorganización territorial, la región del Dombás, predominantemente de población rusa, pasó a formar parte de Ucrania. 

El conflicto de la convivencia de las nacionalidades (que no es un problema nuevo en esa región), se agrava después de que, en 2014, se dio el golpe de estado a Ucrania, orquestada por EEUU para imponer un gobierno contrario a Rusia (se sabe que Victoria Nuland, Subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos de los Estados Unidos con el actual gobierno de Biden, estuvo en la plaza de Maidán coordinando el golpe). Una vez derrocado Víktor Yanukóvich e impuesto Petró Poroshenko la agresión a la región del Dombás se intensificó (a la par que la península de Crimea decide popularmente, integrarse a la Federación Rusa), para evitar que puedan organizarse en pos de separarse de Ucrania. A partir de ahí el gobierno de Ucrania impuesto con ayuda de EEUU empieza una guerra de trincheras con los separatistas del Dombás que ha costado la vida a alrededor de 14 mil ucranianos de esa región. 

Es pues, ante este genocidio que Vladimir Putin, decide reconocer la independencia de las Repúblicas de Lugansk y Donetsk. E inmediatamente después, decide iniciar una operación militar para defender a los ciudadanos de origen ruso que viven en esa región. Es este último hecho el que desencadenó, aún más, una colérica condena de occidente. Desde la decisión de Crimea de adherirse a Rusia, a este último país se le calificó de injerencista en los medios. Y desde entonces se ha hecho propaganda para ponerlos como un peligro para el mundo libre ¿peligro para quién? Evidentemente que para EEUU, pues Rusia y Europa habían venido trabajando en materia económica de una manera estrecha: lo más evidente de ello, es que el continente depende de la producción del gas ruso. Si Europa y Rusia hacen buenas migas EEUU queda fuera de la ecuación. Es pues, el temor de perder su esfera de influencia lo que lleva al imperio estadounidense a empezar, otra vez, una nueva guerra. 

Es cierto que la guerra no es buena en ningún sentido, es tragedia. Tampoco estamos viviendo el momento en que la URSS revive y hace frente al impero estadounidense. Pero sí estamos ante un hecho que representa un punto determinante para la existencia del mundo multipolar. Explico: la existencia de EEUU con su visión del mundo ahora no es la única, el otro frente es la vigorosa visión de la nación China que ha mostrado buenos resultados, están, además, otros países de América Latina y Rusia que han optado por auto determinarse, es decir, decidir por ellos mismos el destino de su patria. 

En ese tablero geopolítico, Rusia y China venían construyendo un acercamiento que muchos dicen ya estaba a punto de terminar en alianza abierta en aspectos económicos y militares. Tal vez por ese mismo hecho, la OTAN se ha contenido en sus ataques más frontales con Rusia y ha mandado a Ucrania para apostar por una guerra larga que desprestigie a Rusia ante la comunidad internacional y termine por dividirla para reducirla a una nación insignificante. Es en el fondo, un juego geopolítico que busca desarticular a Rusia para dejar el camino libre a EEUU en Europa, y seguir manteniendo su hegemonía. De paso, si Rusia es sacada del tablero internacional, el destino de los pueblos para autodeterminarse se verá más reducido, pues estaremos prácticamente, sujetos a que China pueda lograr mantenerse como único hegemos que pueda hacer frente a EEUU. 

Lo que está en juego es el destino del mundo, lo tiene bien claro EEUU y por eso está haciendo todo lo que sabe para poder sacar a Rusia del tablero geopolítico. Desde orquestar la campaña mediática y las sanciones económicas hasta la organización militar y el envío de armas a Ucrania. Están muy metidos en querer imponer su versión de los hechos, pues ya han censurado a los medios rusos y a muchas páginas de Facebook (que no son medios aliados al gobierno de Rusia) porque dan una versión distinta de los hechos. Esto también es una guerra de desinformación y debemos estar atentos para discernir las mentiras de los hechos, la manipulación de la verdad y, de esa manera, situarnos del lado correcto de la historia. 

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