Acontecimientos del año que va de la pandemia en Michoacán nos revelan que hay una efervescencia en el descontento social. Protestas multitudinarias como la del pasado 26 de septiembre de 2020 donde miles de jóvenes mujeres se concentraron en la ciudad de Morelia para exigir un alto a la violencia contra la mujer (manifestación que hizo gran eco en la juventud michoacana); las continuas protestas de jóvenes normalistas que realizaron marchas cada vez más numerosas exigiendo sea respetada la autonomía universitaria en sus respectivas escuelas; hasta cientos de manifestaciones de colonos, estudiantes y campesinos exigiendo fertilizante, apoyos alimentarios, apoyos y servicios médicos, obras y servicios básicos en las comunidades, becas, internet y dispositivos para las clases virtuales, entre muchos otros, son algunos de los sucesos que ejemplifican este agravamiento. Un recuento mensual muy resumido, que podemos encontrar en los principales diarios del Estado, nos dimensionará mejor este descontento social actual:
En el sector popular se ha detectado un incremento en las protestas de diversas colonias de la capital, y de algunas comunidades del estado, principalmente por el gran desabasto de agua potable. Se han registrado también agitaciones por la mala operatividad en las escasas obras de la capital que afectan la movilidad y el comercio. Además, existe descontento entre los que viven del trabajo informal pues constantemente son reprimidos por tratar de ganarse la vida, lo que ha llevado a continuos disturbios en la capital michoacana entre comerciantes ambulantes y la policía municipal.
Pero incluso los empleados formales también están en descontento como es el caso de los trabajadores del servicio de sanidad y limpia en Uruapan, que se manifestaron también por el incumplimiento de sus demandas como son uniformes, herramientas de trabajo y servicios médico-asistenciales. Y peor aún, los desempleados (a los que ya de por sí las políticas de austeridad de la 4T había desechado, ahora se les suman los que ha dejado la pandemia) exigen sean reinstalados y se les sean pagados los salarios caídos, como es el caso de empleados de hoteles en Morelia que se instalaron en plantón en el portal Matamoros; o como el caso de los trabajadores de la salud, que desde el 2019 llevan a cabo diversas manifestaciones ante la Secretaría de Salud de Michoacán, exigiendo continuidad laboral pues fueron despedidos ante la desaparición del Seguro Popular. Suma y sigue. Jubilados y pensionados reclaman que los pagos por el retiro laboral sean tasados en salarios mínimos y no en UMA como lo impone la reforma a la Ley de pensiones que impulsó el presidente Andrés Manuel y que afectará a más de 10 millones de trabajadores en el país.
Asimismo, en el sector agropecuario, alrededor de 500 exproductores se manifestaron ante el fraude multimillonario por el cambio de esquema de operación en el fondo de jubilaciones y servicios médicos de Banrural implementado por la 4T (ante el pretexto del combate a la corrupción), lo que ya se está materializando en la falta de medicamentos y servicios médicos para adultos mayores extrabajadores del campo. Por otra parte, campesinos se han manifestado también ante la falta de atención y resolución de los gobiernos por los recientes sucesos de incendios forestales (568 en lo que va del año, 13 de alto impacto) que han afectado a más de 22 mil hectáreas principalmente de Morelia, Hidalgo, Uruapan, Coalcomán, Los Reyes, Chilchota y Paracho. Además, son cada vez más comunidades del estado las que solicitan la autonomía financiera presupuestal, pues se ven abandonados por las instancias gubernamentales para dar solución a los problemas de inseguridad, tala clandestina y degradación del suelo, principalmente, que aquejan a la mayor parte de las familias de comunidades indígenas del estado.
En el sector educativo, el gremio magisterial michoacano se manifestó nuevamente por los recurrentes adeudos salariales y sigue a la espera de acciones concretas del acuerdo educativo que el Gobierno Federal firmó hace un año y el cual incluye la federalización de la nómina que el presidente Andrés Manuel les prometió. Los estudiantes han salido a manifestarse exigiendo que el regreso a clases sea vacunándolos y acondicionando los centros educativos, de entre demás peticiones.
Son sólo algunos ejemplos del descontento social en los días que corren. Y no es casual que a tres años de gobierno de la 4T, siga habiendo bastante inconformidad social e incluso más que antes, pues, ante la privación de la riqueza a la que el pueblo tiene el derecho para sanar los males que lo aquejan; ante la crisis económica y de salud que empeoraron a raíz de la pandemia (mal manejada por la 4T), la polarización entre ricos y pobres se dejó ver y sentir más que nunca. Y, ante un gobierno que hace oídos sordos a las demandas del pueblo y que se apropia totalmente del poder para enriquecerse y seguir defendiendo al modelo neoliberal que sólo enriquece más a los grandes capitalistas; ante esos farsantes de la 4T que sólo buscan al pueblo cuando requieren de votos pero que estando ya en el poder se olvidan y rechazan a los pobres que dijeron representar, el salir a marchar a las calles o el plantarse en las instancias de gobierno ya no es suficiente y mucho menos en gremios separados.
La inconformidad social debe dar el salto cualitativo y protestar no solamente con la manifestación pública, sino además de otra manera. Protestar de inmediato en la contienda electoral que se avecina no votando por la 4T y evitando así la consolidación total de su dictadura; protestar con la unión y organización del pueblo pobre de este país y de todos aquellos gremios que sientan la injusticia social; protestar posteriormente con la formación de un partido que verdaderamente defienda los intereses de la clase trabajadora de México con verdaderos representantes del pueblo, luchadores sociales de toda la vida; protestar cambiando el modelo económico neoliberal por un modelo económico que se atreva a aplicar impuestos progresivos, incentivar la inversión, crear empleos con salarios dignos y aumentar el gasto social en educación, salud, deporte, cultura, medio ambiente, vivienda y servicios básicos de las comunidades, pues sólo así el pueblo mismo podrá darle solución a sus demandas y sanar los males de nuestro país.
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