A un año y dos meses de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ya son relativamente pocos los mexicanos ilusionados con la llamada Cuarta Transformación (4T). Es bien sabido que el gobierno mantiene una alta aceptación ficticia en las redes sociales a través de bots que se encargan de abrumar con todo tipo de calificativos a aquellos que osen disentir con su política de gobierno o denunciar alguna cuestión que ve mal en dicha política. Por ello, es necesario que el pueblo mexicano entienda lo que pasa realmente en la vida de nuestro país, no sólo lo que se ve, sino hasta lo que no se percibe de inmediato, pero que influye en la realidad nacional.
Como también lo han dicho importantes pensadores, entre los que destaca el Ing. Aquiles Córdova Morán, en las elecciones presidenciales de 2018 el pueblo no votó propiamente por López Obrador, sino contra los partidos que habían estado ya en el poder y no sirvieron al pueblo. En ese contexto AMLO logró captar la inconformidad y canalizarla para su beneficio, como se dice coloquialmente, logró "llevar agua a su molino". Para endulzar los oídos de sus posibles electores prometió el oro y el moro, se alió con Dios y con el Diablo, pepenó todo tipo de cascajo político que le redituara algunos votos, convenció a tirios y troyanos que él solucionaría los grandes males y los distintos grupos apoyadores tendrían su rebanada de pastel.
Hoy no hay duda ya de que, aunque aguantará aun un tiempo, esa política errática de querer quedar bien con todos con puras buenas intenciones, sin una definición ideológica clara y buscando esconder la realidad, está condenada al fracaso. Duele ver a niños con cáncer sin medicinas y un presidente culpando al director de un hospital; duele ver a los padres, golpeados por pedir medicinas. Hay videos que evidencian lo que pasa en cada sector de la población: los migrantes, la ciencia, la educación. Cualquier persona con un poco de información puede ya darse cuenta que no es posible seguir así.
Dirigir un país requiere de conocimientos mínimos de economía, ciencia política y social, así como de una cultura mínima general y, sobre todo, percibir la realidad que vive el pueblo; para así, procurando combinar esas cuestiones junto con otras que los grandes estadistas conocen, se pueden plantear metas no sólo necesarias, sino posibles. Parece ser que esas características no lo tiene AMLO.
Y sí, en efecto, los partidos que ya han gobernado el país o las grandes urbes nacionales (como en el caso del PRD en la Ciudad de México) han demostrado que, aunque dicen tener el conocimiento para gobernar no se han preocupado por el pueblo, es decir, en realidad nunca ascendieron al poder con el propósito de mejorar la vida nacional. En el mejor de los casos fueron grupos clientelares que sólo repartieron el poder entre amigos y distribuyeron algunas migajas a sus seguidores.
Siendo así, pareciera que el pueblo no cuenta ya con ninguna alternativa. Pero no es así. Cuando la situación se torna más oscura, una llama empieza a asomarse en el camino: el Movimiento Antorchista Nacional (Antorcha).
Mientras la 4T recorta recursos a comedores populares, a la salud, a la ciencia, al deporte, en aras de su "austeridad republicana", Antorcha propone como alternativa la creación de empleos, la elevación del salario mínimo para equipararlo al costo de la canasta básica, la redistribución de la carga impositiva (que paguen más los que tienen más) y la reorientación del gasto público para que sacar de la marginación a los pueblos más pobres del país.
Pero no son palabras nada más. Hace unos días rindieron su primera evaluación ciudadana dos presidentes municipales antorchistas, en Chimalhuacán e Ixtapaluca, Estado de México. Cualquier persona puede rastrear la información y conocer a detalle la gran obra pública que han impulsado y con la que han beneficiado a la población de dichas demarcaciones.
Y, en esta semana, Antorcha celebrará su XX Espartaqueada Deportiva Nacional, donde han confirmado su asistencia más de 25 mil deportistas de todas las disciplinas. Evento que han elogiado hasta personalidades como Armando Archundia, un renombrado ex árbitro internacional. Dicho evento no sólo no cuenta con financiamiento del gobierno federal o alguno estatal, sino que incluso muchas autoridades les ponen obstáculos a los asistentes buscando impedir su asistencia.
Sin embargo, año con año, la Espartaqueada Deportiva acrecienta su prestigio y cada vez más deportistas acuden y compiten en un ambiente armónico. No pelean por emolumentos, van a medir sus habilidades, buscan destacar y demostrar que México tiene talentos y que tiene esperanza.
En efecto, Antorcha ha propiciado estas competencias porque busca la creación de un país con hombres y mujeres forjados en la disciplina, dispuestos a dar de sí para sí y para su patria. Por eso, a pesar de los ataques de los enemigos, el Movimiento Antorchista no sólo resiste, sino que crece y se consolida.
Aquí no hay lloriqueos como los de nuestra directora de la CONADE (ex atleta, por cierto), de que no hay dinero para pagar becas mientras se contratan burócratas (https://www.infobae.com, 25 de enero 2020 y https://www.forbes.com.mx, 15 de julio de 2019), o ni para pagar la luz de las instalaciones de la institución nacional desde donde se dirige el deporte mexicano (https://aristeguinoticias.com, 12 de julio de 2019). No hay confusiones como las del diputado (ex boxeador) Erick "Terrible" Morales, de si se aumenta o no el presupuesto (https://www.espn.com.mx, 23 de diciembre de 2018). No hay recortes en becas, los deportistas buscan los medios para prepararse y asistir, sólo auxiliados por Antorcha.
Así es como se caen todas las acusaciones de que los líderes antorchistas piden moches. Cada vez el prestigio de Antorcha es mayor y es el momento de decirle al pueblo, sí hay solución, sí hay una esperanza real, no construida con promesas, sino labrada con hechos. Hoy la Espartaqueda Deportiva, mañana a construir el Partido de la clase trabajadora de México, esa es la lucha de Antorcha: brindar al pueblo el instrumento para su emancipación y la seguridad de su progreso, para dejar atrás las lacras que hoy parecen acorralarnos de todas las maneras posibles. Era un sueño, pero será un hecho: ¡Antorcha con el pueblo triunfará!
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