Desde que se comenzaron a manejar “los otros datos” de ya saben quién, la información sobre los resultados de la política educativa y social, ya de por sí manipulada, terminó de descomponerse. No había datos confiables; cada gobierno reportaba lo que le convenía y, ahora, la situación ha empeorado con la desaparición de algunos órganos autónomos, diseñados para evaluar la realidad del país. Tal es el caso de la Comisión Nacional para la Mejora de la Educación Continua (Mejoredu) o el propio Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Al menos el 25% de los jóvenes que abandonan sus estudios lo hacen porque combinan el estudio con el trabajo, además de enfrentarse a los riesgos derivados de la violencia generada por el narcotráfico
En el ámbito educativo, ninguna sorpresa ha causado la publicación, por algunos medios informativos, de que en México cada año un promedio de 430 mil adolescentes abandonan las aulas de bachillerato, lo que equivale a 117 jóvenes por día durante el ciclo 2023-2024. Esta alarmante cifra fue revelada durante el foro “La Educación Media Superior en México: Siglo XXI”, convocado por la Secretaría de Educación Pública (SEP) en su salón Hispanoamericano.
En dicho foro participaron investigadores como Arcelia Martínez Bordón, de la Universidad Iberoamericana; la subsecretaria Tania Rodríguez Mora; Mónica López Ramírez, del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) de la UNAM, y Daniel Hernández Rosete, del Departamento de Investigaciones Educativas del Cinvestav.
Entre las conclusiones del foro, se destacó que al menos el 25% de los jóvenes que abandonan sus estudios lo hacen porque combinan el estudio con el trabajo, además de enfrentarse a los riesgos derivados de la violencia generada por el narcotráfico, que los involucra como sicarios.
Mientras esto ocurre a nivel nacional, en el estado de Querétaro la deserción escolar en educación media superior incrementó un 2.84% en los últimos tres ciclos escolares, como resultado, en parte, de los efectos de la pandemia de Covid-19.
En el ciclo escolar 2018-2019, la deserción en ese nivel educativo fue del 12.85%, equivalente a 12 mil 35 estudiantes. En 2019-2020 subió al 13.61%, con 12 mil 502 estudiantes, y en el ciclo 2020-2021 alcanzó el 15.69%, con 13 mil 874 estudiantes abandonando sus estudios, según los indicadores de eficiencia educativa de la Unidad de Servicios para la Educación Básica del Estado de Querétaro (Usebeq).
Los municipios con mayor deserción son Arroyo Seco (24.2%), Amealco de Bonfil (22.7%) y Ezequiel Montes (23%). Los bachilleratos públicos estatales y federales son los más afectados.
Aunque las autoridades locales aseguran que la deserción escolar ha disminuido, durante un acto celebrado en la escuela secundaria General No. 1 Constitución de 1917, el gobernador de Querétaro, Mauricio Kuri, afirmó que 63 de cada 100 jóvenes terminan la preparatoria, lo que implica una tasa de deserción del 37%. Este dato, aunque ligeramente mejor que al inicio de su administración, cuando solo 57 de cada 100 concluían este nivel educativo, sigue siendo alarmante.
En ese evento, las autoridades educativas presumieron la entrega de obras como aulas, bardas, módulos sanitarios y modernizaciones en planteles, así como la construcción de seis escuelas nuevas en Querétaro, Cadereyta, El Marqués, Corregidora y San Juan del Río. Sin embargo, casos como el de la secundaria general Reforma Agraria, en La Negreta, Corregidora, revelan otra realidad: pese a contar con instalaciones conseguidas por los propios estudiantes mediante recursos federales, aún carecen de equipo básico como tubos de ensayo y computadoras.
Por otro lado, los 120 estudiantes del Bachillerato Coronel Nicolás Romero, en la zona de La Negreta, siguen aferrados, con el apoyo de sus padres, a continuar sus estudios a pesar de tener una clave de centro de trabajo prestada de otro estado y de la evidente indiferencia de las autoridades educativas.
El recorte al Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2025 solo agrava esta situación. En lugar de combatir la pobreza, perpetúa condiciones de desigualdad que, lejos de solucionar los problemas estructurales del país, los profundizan. Esto se refleja directamente en el incremento del abandono escolar, particularmente en niveles como el bachillerato, donde muchos jóvenes ven truncadas sus oportunidades de desarrollo personal y profesional.
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