Hemos perdido la cuenta de “informes” de gobierno que ha dado el presidente López Obrador. Lo que sí sabemos es que van tres años de gobierno y que cada vez el abismo entre lo que se “informa” -las afirmaciones del Presidente y sus voceros- y la realidad que vivimos la gente de a pie es más grande. La causa de esta discordancia no es porque se informen cosas nuevas, pues los informes son una sarta de repeticiones de lo dicho desde el primer año de gobierno, sino porque la situación de la economía, la estabilidad monetaria, la salud, la educación, la seguridad, por mencionar algunos aspectos, se ha ido degradando con el paso de la gestión de la Cuarta Transformación.
En el informe, el presidente anunció, tal y como lo hiciera con los incrementos del salario mínimo general en años anteriores: 16.2%, en 2019, 20% en 2020 y 15% en 2021, que para 2022 este será de 22%. El monto del salario mínimo general en 2022 será, pues, de 172.87 pesos diarios. Como dice el comunicado, la suma de estos incrementos sucesivos ha logrado alcanzar el poder adquisitivo del salario mínimo de 2022 en el nivel que este tenía en 1985; es decir la canasta de bienes y servicios que se puede comprar con el salario mínimo en 2022 es la misma que se podía comprar en 1985. Es así porque a fuerza de contener el salario, en los años anteriores se había reducido su capacidad de compra.
Habrá quienes echen la casa por la ventana aplaudiendo y vitoreando al gobierno por este incremento. Pero los trabajadores no podemos sino insistir en que este incremento es absolutamente insuficiente y que, como los incrementos de los años anteriores, quedará diluido por el reducido impacto de ese incremento en los sueldos y salarios reales y por la inflación que, en los últimos meses ha tenido un incremento vertiginoso.
¿Qué ha pasado en estos años? El incremento acumulado del salario mínimo entre 2018 y 2021 fue de 60%: pasó de 88.36 pesos a 141.7 pesos. Sin embargo, el incremento del salario promedio base de los trabajadores del IMSS pasó de $354 pesos a 432 pesos; un incremento de 22%. Este último indicador ya no es un salario de referencia -como el salario mínimo- sino el promedio de los salarios reales de los trabajadores. Por su parte, el costo de la canasta básica en ese mismo periodo aumentó 20%. ¿Cómo podemos explicarlo?
Por un lado, hay que decir, que el incremento de los costos de producción, en este caso por el de los salarios, provoca que las empresas se vean espoleadas a incrementar la productividad del trabajo mediante mejoras tecnológicas a fin de mantener su demanda; no obstante, si las empresas pueden automáticamente transferir el incremento de los costos, a los precios de sus productos, es decir, si son monopolios que no tienen competencia, lo que ocurrirá es que los precios se incrementarán. Es bien sabido que la estructura productiva en México es altamente monopólica. Según estudios oficiales, en México, a causa de los monopolios, solo la canasta básica tiene un costo hasta 40% más alto.
Por otro, los funcionarios del gobierno, como explica el comunicado, estiman que hay alrededor de 6 millones de trabajadores que potencialmente se verían beneficiados por este incremento. Su estimación se basa en los resultados del Censo de Población y Vivienda 2020, donde 13.3% de los trabajadores remunerados y asalariados con jornada completa perciben menos y hasta un salario mínimo. Sin embargo, para hacer este cálculo con más precisión, hay que notar que el nuevo salario mínimo afecta a los trabajadores que ganan un salario mínimo y también a aquellos que tienen un empleador formal pues sólo en este caso la ley tendrá a quién exigir que respete el acuerdo de incrementar el salario. Según datos oficiales de IMSS este grupo no llega sino a poco menos de 150 mil trabajadores registrados, lo que representa 0.75% del total de afiliados y a 1.12% de los trabajadores remunerados. La diferencia entre el dato que arroja el Censo de Población y Vivienda y los datos del IMSS se explican por la proporción tan alta del empleo informal, en el que buena parte de los trabajadores son trabajadores remunerados y con jornadas más largas que las 8 horas diarias que marca la ley.
Finalmente, y quizá lo más importante para entender la verdadera dimensión del incremento salarial, el salario mínimo en México sigue siendo muy insuficiente para cubrir las necesidades de vida de un trabajador y su familia. El incremento resulta escandaloso porque tiene un punto de referencia muy pobre; se compara con un nivel de salario muy bajo y, así, el incremento que sea, resultará grande. Sin embargo, y aun con el incremento de este año, un salario mínimo de 2022 es apenas 1.12 veces el costo individual de la canasta básica de hoy, octubre de 2021. Pero, el tamaño promedio de los hogares mexicanos es de 3.6 personas; así que para sostener un hogar de ese tamaño se necesitaría tres trabajadores por hogar. Además, este salario mínimo todavía está muy por debajo de los de otros países, incluso más pobres que el nuestro. En México el salario mínimo condena todavía al trabajador y a su familia, a la pobreza.
Los trabajadores en México no podemos sentirnos satisfechos con el anuncio sobre los salarios. Hay que exigir, en los centros de trabajo, así como al gobierno un verdadero respeto por la vida de los trabajadores con salarios verdaderamente remuneradores. El incremento salarial, por más alharaca que se le haga, es el parto de los montes.
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