El Movimiento Antorchista ha señalado desde su nacimiento que, para erradicar los males del país, es necesario atacar el problema de fondo: la pobreza que lacera a millones de mexicanos. Hoy vemos que esto no ha sido posible.
La corrupción no es la causa de todos los males, sino una consecuencia de un sistema injusto que no reparte la riqueza entre quienes la generan.
A pesar de que la 4T aseguró que seguiría ese camino, los problemas se agudizan. La falta de servicios, vivienda, empleos y, notablemente, la seguridad, no solo persisten, sino que en muchos casos empeoran. A casi siete años del inicio de la autodenominada 4T, las promesas siguen sin cumplirse y la inseguridad aumenta día con día.
Es cierto que la situación no era buena antes, pero la inseguridad se ha incrementado de forma alarmante. Felipe Calderón cerró su sexenio con 120 mil 463 asesinatos; Enrique Peña Nieto con 156 mil 66; y Andrés Manuel López Obrador terminó con 199 mil 619. El temor a la inseguridad creció al 63 %, afectando a todos los sectores.
La violencia no se detiene. El reciente asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo —el décimo alcalde asesinado en lo que va de la administración de Claudia Sheinbaum— demuestra que el problema no es la persona o el partido, sino la clase en el poder, que solo vela por sus intereses.
Se la pasan buscando culpables y echando la culpa al pasado, como lo hizo la presidenta en su “mañanera”, sin asumir su responsabilidad. Queda claro que ni la “guerra contra el narcotráfico” ni la política de “abrazos, no balazos” han dado resultados.

Ahora, la ciudadanía se siente más insegura, ocasionando manifestaciones espontáneas como las de Uruapan y Culiacán. En este contexto, el Movimiento Antorchista exige respeto a la libre expresión y a las organizaciones sociales. Nuestra lucha es dentro del marco legal y en representación de las clases más vulnerables.
La situación política y económica del país nos reitera la urgencia de un cambio social. La corrupción no es la causa de todos los males, sino una consecuencia de un sistema injusto que no reparte la riqueza entre quienes la generan.
Estamos a punto de conocer el Presupuesto de Egresos de la Federación. Es fundamental analizar cuánto dinero se invertirá realmente en la seguridad. Es indispensable que el trabajo del gobierno se materialice en la seguridad del ciudadano: en poder salir a la calle sin temor a ser asaltado y en tener calles seguras al regresar del trabajo. Ese debe ser el papel del gobierno, pues la inseguridad es el pan de todos los días.
La verdadera solución es la que hemos impulsado: la organización y la lucha del pueblo. De no ser así, seguiremos quejándonos mientras los poderosos, del partido que sean, se aprovechan de nuestras necesidades para asegurar su permanencia en el poder. Por eso insistimos: no hay otro camino que la educación y la organización.
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