MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La 4T, misma forma, mismo discurso

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Si recuerdan los hechos, hace meses sobre la educación segura, sana, un retorno a clases sin temor para la juventud y niñez mexicana, fue la bandera pregonada de la 4T a nivel nacional, desde el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, seguido por Delfina Gómez, titular de la Secretaría de Educación Pública, y Melitón Lozano Pérez, actual secretario de Educación Pública del Estado de Puebla, quienes afirmaron que el regreso a clases era algo inminente y debía ser un retorno responsable, ordenado y cauto.

Sin embargo, todos los hechos estaban en contra de ese famoso llamado a la comunidad educativa de volver a clases; simulando que todo estaba bien para hacer unidad entre padres, docentes y alumnos, bombardearon en medios distintos con infinidad de información para convencernos. Incluso en la conferencia mañanera, AMLO anunció el 30 de agosto como comienzo del retorno a las aulas y presentaron el programa para regreso a clases presenciales que constaba de 10 puntos, el famoso decálogo de la SEP.

Una de las tareas más llamativas de ese “plan” fue que los padres deberían establecer filtros de salud en casa, mandar a los alumnos con cubrebocas, gel y firmar la carta de compromiso. Entre otras indicaciones están las siguientes: Lavarse las manos con agua y jabón o gel antibacterial, uso de cubrebocas, mantener la sana distancia, dar mayor uso a los espacios abiertos, no habría ceremonias ni reuniones generales, avisar rápidamente de los casos sospechosos de Covid-19, los profesores debían inscribirse a los cursos de apoyo socioemocional para regreso seguro, y finalmente la carta de compromiso con las formas de contacto de la SEP que terminaron por eliminar a última hora.

Ante la preocupación y molestia de los padres de familia, e incluso de los propios docentes, la funcionaria Delfina Gómez aclaró que se decidió quitar dicha carta. Indicó que la “Carta Responsiva” para la vuelta a clases presenciales dejó de ser parte del decálogo que presentó la SEP, por lo que no se exigirá a las madres y padres de familia. Nada mencionó de las quejas de los comités de padres a nivel nacional, de los docentes ni del escándalo mediático que originó su gran idea en deslindar al gobierno, pues al final, eso era lo que se buscaban.

Cabe recordar que la carta de corresponsabilidad también fue desestimada por el presidente de la República, ante la molestia que generó la carta dentro del protocolo para el regreso, se le cuestionó a Andrés Manuel López Obrador la intención del documento, reprobando el que se haya pedido y deslindándose como responsable de que se incluyera en el protocolo. López Obrador dijo que no era obligatoria ante el regreso y señaló a mandos por debajo de los de primer nivel, como los autores de la carta y de que se incluyera como uno de los requisitos para el regreso a clases presenciales. Misma forma, mismo discurso.

Es tiempo de recordarle a la autoridad educativa federal y estatal el otro decálogo, por ejemplo: sobre la falta de plazas en las escuelas, hay maestros que son pagados por la misma institución y a pesar de que la matrícula lo amerita, la SEP no prioriza ni libera plazas para las escuelas más necesitadas, es pertinente el decálogo que se está llevando a cabo en las escuelas para exhibir la carencia de recursos humanos en las escuelas, principalmente en los niveles de preescolar y primaria, donde el personal cumple hasta con tres o más funciones por el mismo sueldo. 

La SEP dijo que entregaría paquetes de cubrebocas desechables KN95 cosa que no ha sucedido, al menos aquí, no. Así como un kit de materiales de limpieza, en el que se incluía gel base alcohol, un despachador automático para cada aula o espacio educativo, pruebas rápidas, pintura balística y cinta de alta adherencia para la señalética de cada centro. Por la seguridad de los menores lo anterior sería lo ideal, pero hay una realidad implícita y lo cierto es que los estudiantes llevan sus insumos, acarrean lo que pueden, para los materiales, limpieza, cabinas de sanidad, las escuelas se organizaron con los padres para comprarlos o adaptarlos, esto permitirá entender la necesidad de estructura interna que llegan a establecer cuotas de aportación voluntarias, hoy prohibidas por el Congreso y el Gobierno federal.

En cuanto a la Infraestructura física y educativa, que las escuelas cuenten con los servicios básicos e instalaciones adecuadas, para ello se requieren aulas, laboratorios, canchas, auditorios al aire libre, domos, sanitarios completos, talleres, bibliotecas, libros. Es momento de evaluar la dimensión sobre la precariedad de las instalaciones indignas en que hemos recibido a los estudiantes; sin embargo, esta situación no es de ahora, antes, con o sin pandemia las escuelas han estado olvidadas, me pregunto ¿también pudo haber incluido este punto en el decálogo, señora Delfina?

Mientras sigamos en pandemia, el Gobierno federal ya debería estar velando por un proyecto de acciones para la comunidad educativa, no sólo lo anterior que también es necesario, me refiero a hacer inversiones significativas, prioritarias para la habilitación de los espacios abiertos, creando domos, aulas magnas, sanitarios y auditorios al aire libre, en aquellos planteles educativos donde no cuentan con ellos. De manera inmediata destinar pruebas sin costo, verdaderamente apoyar a las escuelas y no inventar la Ley de Dios sobre la salud de niños y jóvenes, pareciera que se burlan de nosotros con sus diez medidas inaplicables. Urge ahora, siendo este sector prioritario, por la importancia que tuvo el regreso a las aulas, es prioridad nacional.

Actualmente, la pandemia hace más evidente y crudo el estado que guarda nuestro sistema, así como las asimetrías en el aprovechamiento académico escolar derivado de la atención y responsabilidad de las familias y sus capacidades económicas, obliga a replantear más allá del texto en una reforma o decálogo, la inversión creciente, progresiva e integral a nuestro sistema educativo, por el bien de todos, primero es la educación de la niñez y la juventud. Hay que pensar en las consecuencias que se están generando, se considera necesario e indispensable el regreso a las aulas, pero todo lo que ello conlleva es igual de inaplazable, se requiere una mayor inversión en la educación, tiempo de valoración al magisterio, todo lo que ha hecho la 4T es una prueba indudable de que alumnos y profesores no son su objetivo central, lo hemos venido diciendo desde inicios de la pandemia. ¡Que conste!

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