El Gobernador de Veracruz Cuitláhuac García Jiménez el día de ayer, vía twitter, lanzó la bravuconada de que él y 6 gobernadores más impedirán un posible golpe de estado en el país, en respaldo al presidente Andrés Manuel López Obrador.
Suponiendo que en realidad exista la intención de alguien de llevar a cabo un golpe de estado en el país, habría que preguntarle al gobernador veracruzano con qué fuerza popular organizada, disciplinada y consciente va enfrentar dicho golpe, porque en los eventos siempre se le ve solo, aislado de las masas; ha cerrado las puertas del palacio de gobierno para que la gente no lo "moleste" y, tanto su partido, como su gabinete, están hecho garras por la falta de una filosofía que los aglutine en cuanto a objetivos nobles y de carácter científico.
Lo primero que debería de hacer el gobernador es tratar el asunto con mayor seriedad, explicar de dónde creen él y el presidente de la República procede tal intento de golpe de estado; explicar las causas y razones que están motivando tal acción. Denunciar con nombre y apellido a los instigadores.
Si lo dice por el discurso pronunciado por el general Carlos Gaytán Ochoa el pasado 22 de octubre, en un desayuno que encabezó el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Luis Crescencio Sandoval González, en el que aseguró que en México la sociedad está polarizada políticamente porque la ideología dominante, que no mayoritaria, se basa en corrientes pretendidamente de izquierda que acumularon durante años gran resentimiento, y afirmó que los frágiles contrapesos existentes han permitido un fortalecimiento del Ejecutivo que propicia decisiones estratégicas que no han convencido a todos, debería de preocuparle y MUCHO.
Preocuparle, porque el general Carlos Gaytán Ochoa no habló a título personal, sino que, por lo que se ve en su discurso, lo hizo en nombre y representación de un gran sector del alto mando del ejército, que se siente agraviado y ofendido por las acciones que ha venido asumiendo el presidente López Obrador. Una confrontación del jefe de las instituciones del Poder Ejecutivo con las fuerzas armadas no es conveniente para nadie y sí muy preocupante para todos.
El glorioso ejército mexicano es una institución honorable, que goza de la simpatía y el respeto del pueblo mexicano, que desde hace muchos años se ha manifestado leal y ha reconocido como su comandante supremo al presidente en turno, hecho que no se trasluce en el discurso del general Carlos Gaytán Ochoa, quien de manera textual dijo "estoy convencido que es mi deber, irrenunciable, mantener invariables los principios de honor, valor y lealtad para con el pueblo de México, Si!, para con el pueblo de México". Nunca mencionó al presidente.
Ya he dicho en otras ocasiones, que el actual jefe de las instituciones federales, y sus imitadores, los gobernadores de los estados, son muy dados a la camorra, a la descalificación y a la agresión sin medir las consecuencias; que actúan como dictadorzuelos, situación que está dividiendo a los mexicanos en un contexto de crisis económica, que puede convertirse en crisis política. Ya estamos viendo las consecuencias de tal actitud.
Somos muchos los veracruzanos que estamos preocupados por la situación que priva en el estado: la falta de empleo, de obra pública, de la incorrecta aplicación de los programas de transferencia monetaria directa anunciados por el presidente, por la desaparición de varios de éstos, los recortes al campo y a los programas de vivienda; por el incremento de la inseguridad y de la pobreza. Hoy en muchas zonas de Veracruz la gente vive con hambre, con temor y en la zozobra.
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