Especialistas alertaron por la inminente salida de México de la aplicación de la prueba del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA) 2025, por sus siglas en inglés. A estas fechas, el Gobierno mexicano debía haber entregado a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) la documentación requerida para formalizar su participación, lo cual no ha ocurrido.
México tampoco asistió a las reuniones que se realizaron en el mes de marzo para recabar los detalles de la aplicación de dicha prueba.
PISA es un examen que se realiza cada tres años entre los países que pertenecen a la OCDE, con el objetivo de ayudar a los países a supervisar su desempeño y valorar el alcance y las metas educativas propuestas para una mejor formación de los alumnos en las primeras etapas de su enseñanza.
En México la educación va en picada, afectando a millones de niños y adolescentes que han descendido en niveles de comprensión de lectura y matemáticas.
Según los objetivos de la prueba PISA, que dicen: “este programa ha sido concebido como un recurso para ofrecer información abundante y detallada que permita a los países miembros de la OCDE adoptar políticas públicas necesarias para mejorar los niveles educativos, en las áreas de lectura, matemáticas y competencia científica”. Para la realización de la prueba PISA se utilizan muestras representativas de entre 4 mil 500 y 10 mil estudiantes en el país.
Es evidente que en México la educación va en picada, afectando a millones de niños y adolescentes que han descendido en niveles de comprensión de lectura y matemáticas, conocimientos básicos para conducirse en un mundo que cada vez exige estar más preparado.
Desde 2022, cuando fue aplicada la prueba PISA, los pésimos resultados no agradaron al presidente, quien tachó en una de sus mañaneras a esta prueba de “neoliberal y que buscaba promover la privatización de la educación pública”.
En 2022, México mostró resultados peores que en 2018: en matemáticas, el 66 % de los estudiantes presentaron un bajo rendimiento, con 395 puntos (14 puntos más abajo que en 2018); en ciencias, el 51 % obtuvo malos resultados, con 410 puntos (9 puntos menos que en 2018) y en comprensión lectora, el 47 %, 415 puntos (cinco puntos menos que en 2018).
Además, más de la mitad de los estudiantes evaluados mostraron notas bajas, y en ninguna de las tres áreas de estudio hubo más del uno por ciento de alumnos destacados, quedando en un vergonzoso lugar 51 de 81 países.
Todos estos malos resultados son el fruto de un total desinterés del Gobierno actual en la preparación de los jóvenes, pues no le importa que los mexicanos se preparen y sean útiles a la sociedad y al mundo, sino que quiere ver a la juventud ignorante, sumisa y sometida a su voluntad, sólo estirando la mano para recibir su tarjetita con la que se compra su conciencia y su voto.
Recordemos que también en la evaluación de 2022 del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), aparte de otros datos desastrosos en varios rubros como el aumento de la pobreza extrema, se dio a conocer que México aumentó en rezago educativo, pues en 2016 fue de 18.5; para 2018 se ubicó en 19.2 y en 2022 en 19.4 %.
Y para colmo de nuestro sistema educativo, el Gobierno de la 4T ha ido destruyendo el sistema educativo con la desaparición de otros referentes que evaluaban la educación que se imparte en las escuelas de nuestro país, como el Instituto de Evaluación de la Educación (INEE), extinto por Andrés Manuel López Obrador en 2018, y el Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE) de la Unesco.
No conforme con este retroceso en la educación, el gobierno de la 4T dio la estocada final para barrer de un plumazo lo que se había avanzado en el terreno educativo en otros periodos: un golpe demoledor al desaparecer las guarderías infantiles, dejando a millones de madres sin el apoyo seguro de este servicio; quitó el programa para la construcción de nuevos espacios educativos; y el mejoramiento de las escuelas lo dejó en manos de los padres de familia, quienes no cuentan ni con recursos suficientes ni con conocimientos técnicos para lograr escuelas dignas.
Actualmente, existen en nuestro país miles de escuelas en pésimas condiciones; no apoyó durante el periodo de pandemia a los alumnos más desprotegidos sin proporcionarles los instrumentos informáticos para tomar las clases a distancia, razón por la que especialistas señalaron que tan solo en este periodo, en México, la educación retrocedió hasta diez años; quitó las Escuelas de Tiempo Completo a 3 millones 600 mil niños, creando un gran vacío de apoyo otra vez a las madres de familia y recortó a los niños de primaria horas de clase y alimentos.
Y las consecuencias no se han hecho esperar por la falta de un programa o una reforma educativa científica y con los terribles recortes de presupuesto a la educación, con los pésimos resultados obtenidos por los estudiantes mexicanos en la prueba PISA 2022.
Dijo la OCDE, “que los resultados de PISA han sido inquietantes para muchos países. Algunos han celebrado y otros han lamentado esos resultados, pero pocos han permanecido indiferentes”. Sólo el gobierno de la 4T en México prefiere permanecer en la indiferencia.
Los últimos resultados de la prueba PISA han provocado en el presidente López Obrador mucha molestia, pero en lugar de tomar medidas para mejorar la educación en nuestro país, quiere desaparecer todo aquello que lo exhibe como lo que es: un gobierno al que no le importa la educación de la niñez y juventud.
No aplicar la prueba PISA a los estudiantes mexicanos marca un grave retroceso que los estudiosos, científicos, estudiantes, padres de familia y sociedad en general reprueban, porque nos estamos hundiendo cada vez más en una debacle educativa, en un sistema educativo incapaz y deficiente, que nos lleva inevitablemente a una mayor desigualdad social.
Por nuestra parte, siempre recordaremos que: ¡El conocimiento es la antorcha que ilumina el mundo!
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