La semana pasada, a raíz de la orden de un juez para que la Fiscalía General de la República investigara al subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, por su posible responsabilidad en el delito de homicidio por omisión, esto derivado de diversas demandas presentadas por familiares de los fallecidos, el presidente López Obrador salió en defensa del encargado de la pandemia, pues dijo que los servicios aportados por el funcionario a la sociedad han sido excepcionales, que era un privilegio contar con una persona tan calificada en la actual coyuntura, que es uno de los mayores expertos de pandemias en el mundo, por lo cual, ante tan injustificada acusación, el gobierno federal dará todo el respaldo político, jurídico y moral a López-Gatell.
Sin embargo, igual que en otras ocasiones, los dichos del presidente no se corresponden con los datos de la realidad, los cuales nos dicen que el papel de López-Gatell y del gobierno de la 4T en general en el manejo de la pandemia ha sido malo. Solo por dar un ejemplo, en la misma semana que el subsecretario recibía el espaldarazo de su jefe, nuestro país rompió récord de contagios diarios al superar los 60 mil casos, debido, en buena medida, a que el gobierno se ha negado a instrumentar medidas para disminuir la velocidad de los contagios, todo esto con el visto bueno del flamante epidemiólogo.
Además de negligente, López-Gatell ha defendido los prejuicios del inquilino de Palacio Nacional y los ha puesto por encima de criterios meramente científicos. Recordemos que, al principio de la pandemia, el subsecretario dijo que la utilidad del cubrebocas era pobre y que no era efectivo para evitar el contagio de covid-19. También están sus declaraciones donde señaló que la fuerza del presidente era “moral”, que no era una fuerza de contagio, haciendo el juego a López Obrador, quien llamó a los mexicanos a protegerse con estampitas, a salir y abrazarse, mientras el resto del mundo tomaba medidas drásticas de confinamiento.
Por lo anterior, pienso que la defensa que hace AMLO de su subsecretario López-Gatell es irracional, pues sus conclusiones no se derivan de hechos y pruebas, sino de una visión totalmente falseada de la realidad. Además, es una defensa peligrosa, pues manda el mensaje equivocado de que vamos bien con la pandemia, de que el gobierno ha hecho el mejor papel posible y que el peligro ha pasado, cuando claramente estamos inmersos en el punto álgido de contagios por la variante Ómicron. Así es el país de los otros datos.
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