MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La educación como arma de sometimiento ideológico

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La educación es uno de los pilares fundamentales para el desarrollo y crecimiento de toda sociedad, educar es esencia misma de la necesidad del ser humano para ser un ser social, por lo tanto, la enseñanza forma parte de las necesidades y no de los caprichos de las sociedades humanas. Y así como muchas otras necesidades para el desarrollo social, para poder ejecutar un buen plan educativo, hay que involucrar necesariamente la satisfacción material de bienes y servicios, de necesidades vitales, como la alimentación, la salud, el vestido, etc.

Por supuesto, ¿quién de ustedes, amables lectores, han podido exprimir toda su capacidad al estudiar, trabajar, vivir en general, con hambre? No se puede. Si queremos que el aprendizaje tenga efecto, si queremos que la educación esté al alcance de todos los hombres, hay que resolver primero las necesidades básicas materiales y dar las condiciones reales para que estas otras necesidades elementales, estén al servicio de todos. Así pues, el estado está obligado a velar por estas necesidades, y una vez satisfechas, tendrá la obligación de elaborar un plan educativo completo que logre el objetivo de superación y desarrollo social.

La educación, como muchos otros elementos que juegan el papel de ladrillos en la superestructura del edificio social, están adheridos por un mortero ideológico de gran resistencia y dura maleabilidad. De ella están impregnados todos los elementos pertenecientes a la superestructura social como el Estado, la religión, la política, la cultura, los medios de comunicación y la educación, todos son portadores de ideología, la ideología del grupo de gente que pondera el poder de la base del edificio, el poder económico.

En nuestra sociedad actual, la educación pues es una herramienta de sometimiento ideológico de la sociedad poderosa sobre la que le vende día a día un pedazo de aliento, de fuerza, de vida. No nos impresione, por ejemplo, que en la ciudad de Masdar en los Emiratos Árabes, no se tengan escuelas de nivel básico, y que en las de nivel superior se enseñe a crear tecnología de punta para formar gente competitiva para las grandes ligas económicas y comerciales internacionales, mientras que en países subdesarrollados como el nuestro, se tienen escuelas y educación privada por un lado, y por otro escuelas públicas cuya educación es un elemento olvidado y que juega el papel de títere para divertir a los poderosos con la ignorancia del pueblo mexicano.

La enseñanza actualmente se limita a formar trabajadores por la máxima ganancia, a costa de la deshumanización del hombre; la ciencia se ocupa no para procurarle al ser humano los conocimientos de la realidad, del mundo que nos rodea, se ocupa ahora para ganar guerras y aplastar a los menos competitivos económicamente; el arte y la cultura son un negocio, no se da para mejorar al hombre, si no para corromperlo mientras se aleja de sus semejantes; las ciencias sociales son la versión de los poderosos, mostrando la historia y la moral como a ellos les convenga, mientras que el hombre ignora su existencia como hombre y su necesidad de convivencia social para su desarrollo.

Por un lado, se educa a un grupo de hijos privilegiados a formar empresas de alto impacto, a ser los que dirijan los negocios familiares, mientras que a la gran mayoría se le adoctrina como engrane del complejo y desigual sistema productivo que lidera a nivel nacional e internacional. Para esta concatenación de educarse para trabajar y trabajar para vivir, es irrelevante todo sentido espiritual y humano en la educación y en la sociedad. Por eso, cuando hay una persona o un grupo de personas que persigan una enseñanza o adquieran conocimiento que le aclare la razón de su situación de miseria o de injusticia, como fuego avasallador intentan apagarlo antes de que provoque un desequilibrio en el orden que ellos ya tienen planeado.

Por eso en nuestro país, los políticos, que son parte representativa y legal de los poderosos, no han podido resarcir las afectaciones que ocasiona el rezago académico en el pueblo más humilde y con menos oportunidades, a pesar de que colores y personas han calentado la silla presidencial, el resultado actual de deserción estudiantil, de empleo infantil, de que niños y jóvenes sean empleado por el crimen organizado, etc., son resultado del nulo interés por parte de las autoridades (que son representantes y ejecutores de la ideología dominante) quienes finalmente no mueven un ápice en este rubro porque su intención no es ni será la de garantizar la educación de todos los niveles para todos los mexicanos, ni la de educar a los educadores para que enseñen con espíritu humano, que enseñen ciencia, arte, cultura, deporte, etc., que les permita a los educandos tener pensamiento crítico y transformador de la realidad de desigualdad, pobreza e injusticia que viven sus semejantes.

Eso jamás se verá en estos gobiernos, ni Morena, ni el PAN, ni el PRI ni ninguno que se haya formado  en estas filas, será capaz de ejecutar el cambio. Solo un grupo medianamente grande de personas que en nuestro país están organizados y se educan con este espíritu crítico, son capaces de llevar al pueblo mexicano a mejor futuro, no solo educativo, si no también espiritual y social. Todo aquel inconforme, sabrá encaminar su inconformidad si procura entender lo que lo origina de raíz. No es tan fácil, pero en México ya hay un ejército que lo hace, que avanza lento, pero seguro de sus pasos.
 

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