A dos años de iniciar con esta comedia, la novela que interpreta el presidente de México en el papel estelar, no ha traído nada nuevo y poco a poco va perdiendo audiencia, el reparto que lo acompaña en esta triste historia, típica de una novela de esas que pasan por las estrellas (nótese el sarcasmo) ha bajado de rating, poco o nada le ha ayudado a llevar el barco a buen puerto, aunque él tenga otros datos (que rondan por el 71% de aprobación, según sus métodos de medición).
Muchos mexicanos confiaron en la propuesta del cambio que auguraba el mesías llamado Andrés Manuel López Obrador, quien a cada discurso que pregonaba, dejaba a todos con la esperanza de que lo prometido se haría realidad al llegar a ser presidente. Todo aquel que confió y voto por él, hizo lo que pide nuestra llamada democracia para elegir a los gobernantes: solo emitir el voto y ya; lo demás es historia.
Pues bien, ya pasaron 733 días de esa victoria electoral aplastadora y las promesas quedaron recargadas en hombros de los que ahora nos representan, los compromisos como: hacer crecer la economía, generar más empleos, mejorar la calidad en la salud, combatir la corrupción (por cierto, discurso con el que tuvo más aceptación entre el electorado), vender el avión, etc., etc., etc., no se han cumplido, ese cambio tan añorado por la gente que ya estaba (y está) harta de la forma que se venia gobernando por los partidos en turno al frente del poder, aún no ha llegado. Los que integran la famosa y tan llamada cuarta "T&rdquo, no han logrado una verdadera transformación social real, ninguno de ellos se da cuenta del papel histórico que les toca desempeñar y lo peor de todo que ha ninguno de ellos le ha caído el veinte del sentido real de su participación en el proceso que ellos dicen dirigir, ni siquiera el protagonista principal de esta novela, se ha dado cuenta que la interpretación de su papel estelar, no esta a la altura del proceso histórico que le está tocando vivir a México, para variar, él es el más obsesionado con que todos estamos viviendo casi sobre nubes de algodón y pétalos de rosas en la nueva Dinamarca. Nos vendieron gato por liebre.
Es cierto que la esperanza es el aliciente que cura el alma y no podemos desdeñarla, sino tomarla como el último suspiro al que se aferra el ser humano cuando siente que la vida se le va, pero no es suficiente, se requiere de los resultados visibles y tangibles, no solo en el discurso sino en los hechos.
Para lograr una verdadera transformación de tipo social, se requiere una fuerza de masas poderosa y sobre todo que sea una fuerza con una educación política, consiente y organizada, que sepa lo que realmente se requiere para alcanzar ese tan añorado cambio y transformación radical de este sistema económico que tanto bien haría a nuestro país. Quien de esperanzas vive, de hambre muere.
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