En el contexto global la guerra en Ucrania, la ocurrencia de la pandemia y las erróneas decisiones en materia político-económico-social, en México, del gobierno de la Cuarta Transformación encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, entre otros factores, tienen efectos negativos en las condiciones de bienestar de la población, que se recrudecen con el incremento de los precios de los productos de primera necesidad, principalmente en el encarecimiento de los productos de la canasta básica, la escasez de trabajo, en el bajo poder adquisitivo de los salarios y en la deficiente calidad de los servicios públicos. 

En suma, todo eso provoca que las familias trabajadoras experimenten fuertemente las consecuencias negativas de la pobreza a causa de la inflación que nos golpea actualmente. 

En la historia económica de México se ha demostrado que cuando la inflación acompaña a los acontecimientos de crisis, aumenta la pobreza en el país y los que más sufren sus consecuencias son los sectores de la población que habitan en situaciones de marginalidad y vulnerabilidad, es decir, las familias de escasos recursos. Así como sucedió en la crisis de 1995, por lo que se concluye que la inflación es un determinante importante de la pobreza en el país.

Pero ¿por qué ocurre esto?, ordinariamente, en nuestra sociedad capitalista, el pueblo trabajador dedica gran parte de su vida, su esfuerzo y su energía vital a las actividades de producción para generar riqueza,  de la cual no se ve beneficiado sustancialmente con la remuneración adecuada de su salario, el cual es raquítico y apenas le alcanza para la subsistencia de su familia y, en muchos casos, ni siquiera para eso; con lo que a todas luces es evidente las condiciones actuales de explotación de la clase trabajadora.

Asimismo, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) expuso que “la inflación es el cáncer de la economía y debe controlarse porque a quienes más afecta es a las personas de menores ingresos, a quienes simple y sencillamente cada día les alcanza para menos”, ya que el impacto reciente más importante para el bolsillo de las familias se observa en la inflación en alimentos y bebidas no alcohólicas, que alcanzó el 12.79 por ciento al cierre de abril pasado. 

En este trágico contexto, el aumento de los productos básicos resulta aún más preocupante al considerar que 40.3 por ciento de la población (alrededor de 52 millones de mexicanos) viven en pobreza laboral, según cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), esto significa que no pueden adquirir la canasta alimentaria con sus ingresos laborales. 

Por su parte, el gobierno federal morenista de López Obrador se ha mostrado errático, e incapaz de solventar y atender oportuna y eficazmente las principales necesidades del pueblo, como fue en el caso del mal manejo de la pandemia que provocó millones de muertes, o del alarmante incremento de la pobreza nacional en lo que va de su gobierno, lo cual se está agravando con el fenómeno de la inflación. 

De esta forma, aunque el pasado 4 de mayo, el gobierno federal anunció un Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC), el cual contempla apoyo para los empresarios con medidas de producción, distribución, comercio exterior y otras que buscan contener el incremento en el nivel de precios en artículos de primera necesidad, sin embargo, diversos expertos en la materia han observado que en este paquete no se consideró un programa social que permita que las familias más vulnerables tengan acceso a alimentos, con lo que se concluye que solo son engaños y sus intereses se enfocan más a fortalecer a los ricos que en apoyar prioritariamente a los más pobres y necesitados, como fue su lema de campaña de primero los pobres.

En nuestro ambiente local la situación es aún más alarmante, en este contexto de incertidumbre en el que el presidente López Obrador y su gobierno son incapaces de plantear y ejecutar una estrategia que garantice a la población más vulnerable, las condiciones de bienestar mínimas para una vida digna, encontramos que Chiapas ocupa el primer lugar nacional de pobreza en más de una década, periodo en el que penosamente, ninguno de los diferentes gobiernos federales o estatales han podido lograr reducir este indicador ni siquiera un punto porcentual, ya que desde el 2008 hasta el 2020, las personas en pobreza han aumentado, destacando que en el 2008 había 3 millones 682 mil pobres, mientras que en 2020 la cifra ascendió a 4 millones 218 mil pobres.

De acuerdo con el Coneval, Chiapas es el único de 32 estados en donde más de la mitad de sus habitantes no tiene un ingreso mensual que alcance para cubrir sus necesidades básicas alimentarias.

Conforme lo anterior, se observa relevante que, en la economía chiapaneca, 76.4 por ciento de los habitantes es pobre, mientras el restante 23.6 por ciento se divide entre los que son: vulnerables porque tienen algunas carencias, los que son vulnerables por ingresos bajos y los que no son pobres y tampoco vulnerables, donde resulta que sólo 6.0 por ciento de la población en Chiapas se encuentra alejada de la pobreza. 

Lo que significa que sólo seis de cada 100 habitantes presentan ingresos suficientes para vivir de manera adecuada, con una casa en condiciones habitables, agua, luz, drenaje, alcantarillado, acceso a la salud, a la educación y un sistema de seguridad social que le permita tener una pensión en el futuro.

La situación actual nos sirva para reflexionar que las condiciones de explotación del pueblo trabajador son vigentes, y que ante los fenómenos como la inflación que nos afecta fuertemente, siempre es el pueblo pobre quien sufre las peores consecuencias y los gobiernos no han sido capaces ni han tenido la voluntad de corregir y atender esta situación poniéndose de lado de los ricos y poderosos.

Por tal razón, los antorchistas levantamos la voz, nos organizamos de la mano del pueblo para exigir mejores condiciones de bienestar y nos educamos constantemente para poder tomar conciencia y poder actuar en unidad para transformar esta realidad plagada de injusticia, inequidad, corrupción y arbitrariedades de un pésimo ejercicio de gobierno morenista.