Aunque Yucatán es uno de los estados del país con mayor riqueza natural e historia, y que cuenta con zonas que fomentan el turismo nacional y mundial, sus habitantes no viven bien, veamos porqué.
En 2021 llegaron 17 empresas con la finalidad de invertir más de dos mil 800 millones de pesos (Excélsior, 12 mayo 2021); el turismo generó en tan sólo el primer trimestre de este año, 822 millones de pesos (mdp) de ganancias a pesar de la crisis por la pandemia de covid-19 y esta nueva inversión creará a cuatro mil 800 nuevos empleos, sin dejar de lado la construcción del Tren Maya, cuyo presupuesto destinado en 2020 fue de 36 mil 288 mdp y cuya derrama económica, en su momento, sacó de la pobreza a la población afectada.
Por consiguiente, se cree que la economía y calidad de vida de los yucatecos cada vez es mejor, pero la realidad es otra, pues se sufre de carencias graves y de desempleo, pobreza, falta de atención médica, carencia de hospitales, médicos y medicamentos, por mencionar algunos. Vivimos una grave e injusta distribución de la riqueza, que se evidenció con la pandemia por covid-19 con los 50 mil 972 contagios y cuatro mil 395 muertes en Yucatán, sólo por carecer de servicios de salud, a pesar de lo presumido por el Gobierno de la República y el estatal, la gente muere porque no tiene cómo solventar los gastos, la ausencia de las autoridades se ve una vez más.
En el oriente yucateco, en Valladolid, hay muchos cenotes que fueron obtenidos, bajo la protección y ayuda del Gobierno y quizás hasta con subsidio público. “Estamos entre los primeros diez países del mundo como receptores de inversiones”, presumió el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador hace unos días. También Mauricio Vila Dosal, gobernador de Yucatán, presentó el caso de los cenotes de la zona de Tesoco que fueron adquiridos por el Grupo X’caret quien refrendó una inversión de más de dos mil 800 millones de pesos con el parque temático Xibalbá, que tendrá ocho cenotes de tipo cerrado, abierto y semiabierto, además de tres hoteles-boutique de 30 habitaciones cada uno.
Estos empresarios llegan, se apropian de verdaderos paraísos naturales, sin importarles lo que cueste, destruyendo todo a su paso, incluso, la voluntad de sus milenarios dueños: los mayas, quienes jamás podrán entrar, comer y luego hospedarse en sus hoteles; definitivamente no, los mexicanos no podremos disfrutarlo si los salarios siguen siendo muy bajos; porque antes de pagar por una comida o por un día de hotel en esos lugares, debemos administrar nuestro raquítico ingreso salarial, para por lo menos alimentar a nuestras familias por una o más semanas o comprar medicamento y salvar a nuestros enfermos; y tampoco recibirán los beneficios de la derrama económica del turismo yucateco.
Los yucatecos, habitantes del Oriente, sufrimos una verdadera tragedia, no podemos siquiera darnos el “lujo” de curarnos cuando estamos enfermos. A pesar de que el Gobierno del Estado anunció desde el 2019 una serie de medidas para paliar de los problemas de salud (comunicado del 28 de dic. de 2019 en la pág., del Gobierno del estado de Yucatán), que no se ha cumplido, en parte debido a los grandes recortes al presupuesto que hizo el Gobierno federal, pero sobre todo porque no fueron diseñados para atender a la población en situación de vulnerabilidad. Lo que sí es cierto, es que nuestra gente se está muriendo por falta de medicinas, infraestructura hospitalaria y de médicos.
El pasado mes de mayo, realizamos un recorrido por algunas comunidades de esta región, para entregar un apoyo que logramos por medio de una organización no gubernamental, eso nos permitió conocer a quienes habitan allí y las necesidades que enfrentan día a día en lo económico, pero, principalmente las referentes a la salud, así que presentamos algunos de los casos relatados por personas que viven y sufren estos problemas.
En San Pedro, Chichimila, municipio del mismo nombre, Doña Sandra nos relató que la situación es complicada, que ellos cuentan con una Casa de Salud en la comunidad pero que lleva 8 años sin funcionar; un edificio prácticamente abandonado. “Cuando nuestros hijos se enferman, nosotros nos encomendamos a Dios, y buscamos remedios tradicionales”, continúa, “pero si es un caso de una mujer que va a dar a luz o una cuestión de una enfermedad más grave, hay que pagar flete para ir a Chichimila o a Valladolid, pero hay días que no tenemos dinero ni para eso, porque un transporte está alrededor de 500 pesos y si es sábado o lunes es difícil porque los únicos que tienen vehículo salen para llevar trabajadores a Quintana Roo. La comunidad es más o menos grande, tiene cerca de 500 habitantes”.
Uno se pregunta, ¿dónde quedaron los millones que dicen estar invirtiendo en materia de salud? El Gobierno menciona que conforme al principio rector del Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024, “No dejar a nadie atrás, no dejar a nadie afuera”, contemplada en la estrategia denominada: “Salud para toda la población”, se observa que en el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) es representada por la acción “Salud para todos”, la que ocupa el quinto lugar más importante -por el monto- dentro de las 12 acciones del gasto público y que para este 2021 es de 664 mil 660 millones de pesos.
¿Pero en dónde están?, porque primero se desapareció el Seguro Popular, que no curaba, pero en algo ayudaba. Dijo Andrés Manuel López Obrador “que en su lugar tendríamos un sistema de salud como el de Dinamarca”. El Gobierno estatal construyó nuevos edificios para el tan anunciado programa de 24/7, con los que según iba a resolver la falta de acceso a los servicios de salud, cuando bien sólo podría equipar los existentes. Esta acción no sirvió para dar acceso a la salud a miles de indígenas yucatecos que viven en las comunidades ni las lejanas ni las cercanas a la cabecera.
Continuamos nuestro recorrido y llegamos a San Román, Chemax, donde la señora Fermina nos dijo que ellos también cuentan con una Casa de Salud pero que nunca han tenido el privilegio de ver llegar a un doctor que dé por lo menos una consulta. “Mi suegro estaba enfermo, ni en la cabecera municipal encontramos algún médico que lo pueda atender. Vendimos lo poco que teníamos para llevarlo a Valladolid, lamentablemente ya descansa en paz”. Son de esas cosas que duelen, porque el Gobierno se ha vuelto tan insensible y en su propaganda dice que hace mucho, pero no es cierto.
Así es en parte como vivimos los mayas de Yucatán, con miedo y la necesidad de salir por temor a enfermarnos de covid-19, entre la falta de empleo y de medicinas, la carencia de comida, de vestimenta y hasta calzado para nuestros niños. Es mentira que ahora vivimos mejor. Con todo y eso, el gobernador ya se anda promoviendo como el próximo “presidenciable” para el 2024, según sus propias encuestas. Pero aquí ni el Presidente ni el Ejecutivo estatal están haciendo algo para sacar adelante al pueblo y hacer un verdadero cambio para los pobres.
Es muy triste y dolorosa la realidad de los indígenas mayas de Yucatán, por lo que es hora de levantarnos y luchar en defensa de nuestros derechos y a exigir lo que falta según lo establece la ley, “los héroes de antaño nos reclaman enhiestos y exigen que como ellos vayamos a luchar” así como dice la poesía “Inquietud” del maestro Aquiles Córdova Morán. Nuestros antepasados mayas fueron héroes que lucharon con valentía contra las injusticias y la opresión que les agobiaban. La opresión al pueblo pobre no ha acabado y contra ésta tenemos que luchar.
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