Justo hace cuatro años escuchamos por primera vez el nombre de la Nueva Escuela Mexicana (NEM). Fue celebrada con bombo y platillo por la Cuarta Transformación (4T), pues es el sello que pretende dejar en la educación de los mexicanos; sin embargo, podemos decir que es un fracaso, ya que a estas alturas sabemos que este modelo no termina de ser entendido por los maestros, quienes son los encargados de concretarlo en todas las aulas de México.
La NEM fue el resultado del Acuerdo Educativo Nacional, la implementación de una nueva política nacional, una iniciativa del Estado mexicano para supuestamente mejorar la educación en México, pero sabemos que fue diseñada para derogar la reforma educativa implementada en 2013, que consistió básicamente en cambios de orden legislativo, administrativo, laboral y pedagógico, para dejar las supuestas bases de un nuevo modelo educativo.
A estas fechas podemos ver que solo se trata de un trabajo demagógico, de discursos, reformas, planes y nada más, pues todos los maestros que acudieron en semanas pasadas al curso intensivo sobre la NEM, impulsada por la titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), profesora Leticia Ramírez Amaya, pueden augurar un fracaso en el nuevo modelo educativo, debido a que no tiene pies ni cabeza.
En Oaxaca, en el próximo ciclo escolar 2023-2024 se debe implementar en las escuelas privadas de nivel medio superior, pero hasta el momento únicamente se han impartido tres cursos: el primero para directivos y administrativos para informar del nuevo plan para el primer grado en preparatoria; el segundo fue virtual para docentes donde se explicó el papel que debe jugar el maestro ante el grupo, sus tareas y retos en las aulas, y el último para explicar cómo se debe realizar el cambio en los planes y programas.
Si analizamos el único curso recibido y de forma virtual, vemos que los materiales vistos son confusos, incompletos, con errores gramaticales, lo que denota que es algo realizado “al ahí se va” y por personal que no sabe metodología educativa; además, la profesora Ramírez Amaya públicamente propuso que maestras y maestros debemos elegir los contenidos que consideren más importantes para aplicar en el ciclo escolar 2023-2024 que ya inició, lo que confirma que no se tiene un plan concreto para desarrollar.
Un estudio realizado por Grupo Reforma obtuvo que los docentes reprobaron la capacitación que recibieron sobre el nuevo plan de estudios. El sondeo indica que al menos 47% de los profesores no entendieron del todo el nuevo marco curricular, 33% lo consideraron regular y 5% lo consideraron bueno.
Después de los estragos que dejó la pandemia en la educación sabemos que los mexicanos no necesitan que les otorguen becas, elaborar un nuevo marco curricular y diseñar nuevos libros de texto, pues esto no reduce, ni es lo pertinente ante el rezago educativo.
La investigadora del Grupo Reforma advirtió que hay un gran riesgo para las niñas y niños que no saben leer y escribir, pues asegura, que ningún libro de texto gratuito contiene una metodología para la alfabetización de los niños en la lectura y escritura.
Sabemos que en México no solo hay escasez de docentes, sino que quienes elegimos esta profesión enfrentamos condiciones laborales que no son óptimas y que limitan nuestro crecimiento profesional, nuestra formación y, por ende, la capacidad de ejecutar funciones básicas dentro de las aulas para una mejor educación. Estas y más adversidades tendremos que superar con la NEM, que no tiene pies ni cabeza y que no contribuye para mejorar la educación y condiciones de vida de los mexicanos.
Por lo tanto, nosotros como docentes debemos darnos cuenta de que llegó el momento de darle un giro verdadero a la educación, que necesitamos tomar conciencia de nuestro papel, de recuperar el “eros pedagógico”, esto es, el amor a la verdadera educación, esa que nos debe decir que educar implica preparar a nuestros alumnos con las capacidades para enfrentar la vida y en una época como ésta, la mejor enseñanza es el ejemplo.
Debemos pues, aceptar nuestro papel histórico de dirigir a nuestros alumnos y a la sociedad en general, con la lucha por mejoras concretas de nuestros centros de trabajo, en primer lugar, pero en segundo, y más importante aún, educar políticamente a los mexicanos para concientizarlos sobre la necesidad de participar activamente en la lucha por una sociedad más justa, la cual solo llegará cuando gobierne el pueblo.
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