MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La polarización crece en Los Cabos

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Los Cabos es uno de los cinco municipios del estado de Baja California Sur que se ha convertido en un destino de mayor atracción para los amantes de impresionantes paisajes naturales. Las primeras personas en la historia de Los Cabos fueron los pericúes, una tribu indígena que navegaba y pescaba en el mar, según los hechos y estimaciones, llegaron alrededor del año 13,000 AC. La información proviene en gran parte de los conquistadores españoles y de los sacerdotes jesuitas, que los consideraban salvajes para ser convertidos o conquistados, sin embargo, hoy en día los diferentes grupos indígenas de México son reconocidos por sus culturas únicas y su visión del mundo.

Uno de los hechos más interesantes en la historia de Los Cabos es que durante la guerra de 1846-1848 donde Estados Unidos pretendía expandir su territorio, con los tratados de Guadalupe Hidalgo, al fin de la guerra, la Unión Americana terminó concediendo la península de Baja California a México. Viajar a la punta de la península en la primera mitad del siglo XX era exclusivo para aquellos que tenían aviones privados y yates de largo alcance. Abelardo Rodríguez, hijo del ex presidente de México y avecindado de Baja California había invitado a varias estrellas de Hollywood con las que tuvo relación a conocer el sur de la península, quienes se interesaron por invertir en el turismo lo que sería el detonante turístico para la posterior apertura del Palmilla Resort en 1955 y los primeros hoteles que se establecieron en Los Cabos. La apertura de la carretera peninsular en 1974 y la pesca deportiva colocaron a Los Cabos en el mapa como uno de los principales destinos de México.

Los Cabos también destaca a nivel mundial por sus campos de golf al ser considerados los mejores de América Latina, de cada 10 turistas, siete son extranjeros y sólo tres son de algún estado de nuestro país, además de ser un atractivo para ser visitado por turistas de diferentes países, también se ha convertido en una oportunidad para gente que emigra de su lugar de origen en busca de una mejor calidad de vida. Entre el año 2015 y 2020 llegaron a vivir 72,475 personas provenientes de los estados de Guerrero, Oaxaca, Sinaloa, Estado de México, Veracruz y Ciudad de México. Familias completas que ante este mar de desigualdad encuentran en la península un poco de esperanza.

El sueño de poder tener un pedazo de nuestra patria para poder construir una vivienda digna se ve frenado al encontrarse con el monstruo burocrático de los programas implementados por los gobiernos municipales y estatales. La complicidad que existió en trienios y sexenios anteriores entre gobiernos e inmobiliarias particulares sigue siendo un problema en la actualidad, terrenos que se “ofertan” en no menos de 400 mil pesos sin ningún servicio básico. La nula intervención de nuestras autoridades y el recorte cada vez más a los recursos para construir obras de luz, agua potable, drenaje, pavimentos, etcétera. Distribución de agua en pipas, un deficiente servicio de luz en tomas comunitarias, medidas que no resolverán los problemas de fondo. Cientos de familias que se ven en la necesidad de asentarse en zonas de riesgo, que aún sabiendo que la naturaleza puede tirar sus casas de madera o cartón deciden permanecer, al momento de solicitar la introducción de los servicios básicos reciben como respuesta un rotundo “no se puede”, es zona de riesgo. Creo que la mayoría hemos podido observar, o con ayuda ahora de la tecnología, imponentes autopistas, hoteles, residencias privadas, restaurantes, edificios, etcétera. A las orillas del mar, e inclusive sobre el mar, en la cima de una montaña, sobre rocas y más. ¿Por qué ahí sí se puede construir? Será porque ahí no vive una familia humilde que pueda adquirir terrenos en dólares e invertir en un plan estratégico de infraestructura para mitigar el riesgo. Recuerdo a un grupo de compañeros antorchistas que vivían en una de las montañas del municipio de Temascalcingo, Estado de México, que decidieron organizarse para solicitar a las autoridades servicios básicos que durante más de 20 años ningún gobierno quiso introducir, la respuesta de las autoridades al inicio fue: cómo es posible que ustedes vivan ahí, no ven que nos cuesta mucho llevar hasta allá la luz, el agua y los demás servicios, tal vez se imaginó que a la gente le ofrecieron vivir en una de las zonas más exclusivas con todos los servicios, y la gente por necia, por querer sufrir sin servicios se aferró a vivir en el cerro. Esta imaginación es algo contagiosa porque hay bastantes funcionarios que siguen pensando así.

La polarización entre ricos y pobres sigue creciendo, la falta de una equitativa distribución de la riqueza nacional sigue estando pendiente para las mayorías, urge que se le de vuelta al embudo que contiene los impuestos de todos los mexicanos, donde la parte más angosta ahora sea para las clases privilegiadas, y la parte más ancha sea para los pobres que somos la inmensa mayoría, mientras eso no suceda, como hasta hoy, aquí estará el modesto pero decidido esfuerzo del Movimiento Antorchista Nacional.

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